Los años 2020 y 2021 están grabado a fuego ya para siempre en nuestra mente y en las páginas de nuestra historia más reciente. Estos funestos años marcados por la pandemia del Covid-19 han sacudido al mundo entero y han borrado de un plumazo los buenos propósitos que nos marcamos aquellos primeros días de 2020, cuando algunos veían con incredulidad y asombro, y otros con sorna, que los chinos se encerraran en sus casas o batieran un récord al construir un hospital en diez días. El motivo, un virus hasta entonces desconocido que a finales de diciembre de 2020 ya se había cobrado la vida de 1,8 millones de personas en todo el planeta y había provocado más de 100 millones de casos, además de un fuerte impacto socioeconómico en todo el mundo. 2020 ya se fue, pero 2021 no está siendo mucho mejor. Todas nuestras esperanzas están puestas en la vacunación.
La participación de SAMU en la lucha contra el coronavirus ha sido excepcional desde el primer día, situándose en la primera línea de batalla incluso antes de que se decretase el primer estado de alarma en España.
En enero de 2020, antes incluso de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase la emergencia internacional por el brote originado en la población de Wuhan (algo que ocurrió el 30 de enero), SAMU constituyó una comisión de seguimiento del coronavirus ante el alto y latente riesgo de aparición de casos en España y, además, se revitalizaron protocolos dentro su propio equipo con diversas acciones. La primera se realizó el 27 de enero con la celebración de un simulacro de atención a posibles pacientes infectados por coronavirus en las instalaciones de Escuela SAMU en Gelves (Sevilla).
Varios técnicos e inspectores asistieron al despliegue de una estructura especial para aislar a posibles infectados hasta su llegada al centro hospitalario de referencia. Los equipos repasaron al detalle el protocolo específico que debe seguirse para actuar ante casos de pacientes que sufren patologías infecciosas. Tras la parte teórica y de planificación, pasaron a la acción con los trabajos de atención instalando una estructura con tres niveles de protección: la protección individual de los profesionales (EPI), el encapsulamiento de la UVI-Móvil (con un recubrimiento integral de la ambulancia con plásticos) y el aislamiento específico del paciente. El ejercicio contó con el seguimiento sobre el terreno de numerosos medios de comunicación y tuvo una amplia repercusión en distintas televisiones de alcance regional y nacional.
Apenas 15 días después de la declaración del primer estado de alarma por parte del Gobierno de España y la obligación del confinamiento domiciliario, SAMU ya prestaba cobertura a varios dispositivos por encargo de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, especialmente en la provincia de Málaga, y había desplazado a Madrid tres unidades medicalizadas (UVI móviles), un vehículo de alta capacidad y cuatro unidades de voluntarios compuestas por cerca de una veintena de profesionales, entre médicos, enfermeros y técnicos de emergencias, para colaborar en la operación que la Comunidad de Madrid estaba desarrollando para trasladar a mayores infectados por el Covid-19 desde residencias de ancianos hasta centros hospitalarios de la comunidad.
Ésta era una actividad muy exigente física y emocionalmente porque obliga a los sanitarios a trabajar durante horas con medidas de protección individual que le distancian del paciente y que son incómodas. Por si fuera poco, al terminar el servicio se añadía el proceso de desvestido y descontaminación, que exige el seguimiento de protocolos estrictos. “Es cuidar de ti para cuidar de los tuyos”, comentaba entonces Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU.
De manera paralela, SAMU también participó en el traslado de un total de 28 pacientes de una residencia de mayores de Alcalá del Valle, en la provincia de Cádiz. Esta misión, autorizada por la Junta de Andalucía, se puso en marcha tras detectarse un brote de coronavirus en dicha residencia, en la que se vieron afectados varios ancianos y profesionales.
En un primer momento, hasta esta residencia acudió un equipo de seis profesionales de SAMU formado por un médico, un enfermero, dos técnicos de emergencias sanitarias y dos técnicos en cuidados auxiliares de enfermería. El equipo, liderado por el enfermero Andrés Rodríguez, realizó un reconocimiento de la situación y, tras valorar las diferentes opciones y el estado de los ancianos, se decidió trasladarlos a un hospital de campaña que el propio SAMU levantó y gestionó en la Residencia del Tiempo Libre El Burgo, en La Línea de la Concepción. Además, se procedió a la desinfección de la residencia de mayores.
En el traslado de pacientes participaron un autobús, seis ambulancias colectivas y dos ambulancias de Soporte Vital Avanzado, todos ellos recursos de SAMU. Durante el trayecto, de dos horas de duración, los sanitarios estuvieron escoltados por la Policía Nacional. Al mismo tiempo, otro equipo de cinco profesionales levantaban el hospital de campaña en La Línea. Unos 25 profesionales de SAMU participaron de forma directa en este dispositivo. “He estado en muchas misiones humanitaria en países como Siria o Libia, pero nunca pensé ni imaginé que iba a vivir una situación como ésta en Europa”, reconocía entonces Andrés Rodríguez, supervisor del hospital de campaña levantado en La Línea.
Al mismo tiempo, SAMU prestó servicio en Málaga, donde trasladó a los hospitales a una media de tres o cuatro pacientes al día. Además, la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES) pidió a SAMU que diseñase un plan de contingencia con hasta 150 trabajadores más, listos para trabajar en distintas escalas de gravedad. Afortunadamente, el personal de SAMU ha recibido formación en manejo de trajes de NBQ y muchos ya están acostumbrados a trabajar en entornos de posibles infecciones bacteriológicas, según Juan González de Escalada.
Hotel Alcora
En este contexto, en un tiempo récord, el equipo de SAMU logró levantar, por orden de la Junta de Andalucía, un centro asistencial el el Hotel Ilunion Alcora de San Juan de Aznalfarache (Sevilla) con cinco salas medicalizadas, boxes de cuidados intensivos y habitaciones habilitadas para el descanso del propio personal sanitario. Este recurso tenía capacidad para 110 personas, todos ellos ancianos contagiados procedentes de diferentes residencias de ancianos de la provincia de Sevilla. La edad media de los pacientes rondaba los 84 años. Algunos eran totalmente autónomos y estaban orientados pero también había otro grupo de pacientes que eran grandes dependientes y que necesitaban asistencia para todas las actividades básicas del día a día.
En este dispositivo trabajaron 109 personas entre personal de mando y control, cocineros, técnicos de emergencias sanitarias (TES), técnicos de cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), enfermeros, médicos, personal de limpieza, logistas y personal de bioseguridad. En los 40 días que estuvo activo este recurso, 64 ancianos superaron el coronavirus y regresaron a casa con sus familiares o a sus residencias de origen.
Sólo durante los peores momentos de la primera oleada de la pandemia, SAMU gestionó cinco dispositivos de urgencias y emergencias contra el Covid-19 en Madrid, Andalucía y Castilla-La Mancha, al tiempo que formaba a personal en bioseguridad, captaba y capacitaba a voluntarios de distintos perfiles y fabricaba material sanitario como mascarillas y equipos de protección individual en su propio taller.
Además, un gabinete formado por doce psicólogos de SAMU, principalmente de la clínica de salud mental SAMU Wellness, y de consultas privadas, todos ellos especializados en Psicología Clínica, ofrecieron apoyo psicológico a pacientes y familiares del Hotel Alcora y la Residencia de Tiempo Libre El Burgo. Estos profesionales también asistieron a trabajadores de SAMU que intervinieron en el traslado de pacientes en Madrid o en alguno de los centros medicalizados mencionados anteriormente. El trabajo de estos psicólogos se basaba principalmente en gestionar la angustia de los familiares de los pacientes ingresados, ofrecerles información sobre su traslado y estado de salud, contener las respuestas emocionales a la situación de crisis que se les presentaba por tener a un familiar positivo en Covid-19 y ofrecerles herramientas para afrontar la situación cuando la persona se veía desbordada. Todo ello, de forma telemática.
Una vez estabilizada la situación en España tras la primera ola, en agosto de 2020, un equipo de intervención de catástrofes de SAMU formado por 30 sanitarios viajaron a El Salvador en respuesta a la petición de ayuda que el propio Gobierno salvadoreño realizó a Fundación SAMU a principios de julio para poder hacer frente a la crisis sanitaria que estaba causando la Covid-19 en el país centroamericano.
Los objetivos principales de SAMU en esta misión eran responder a las necesidades de asistencia médica de todos los casos hospitalizados de Covid-19 que les fueron asignados, proporcionar capacitación a todo el personal de salud clínica local en el Hospital Nacional El Salvador y reforzar el diseño y despliegue logístico para los procesos de vestido y desvestido de intervinientes, así como para la descontaminación de pacientes e intervinientes de las instalaciones que les fueran solicitadas.
Durante la segunda, tercera y cuarta ola, SAMU ha seguido al pie del cañón luchando contra el coronavirus a través de diferentes acciones y dispositivos. Así, a finales de septiembre de 2020, un equipo de enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias de SAMU y SAMU Wellness bajo la dirección médica del doctor Carlos Álvarez Leiva actuaron de forma altruista durante más de un mes en el convento de Santa Paula de Sevilla, donde 14 de las 19 monjas que allí viven dieron positivo en coronavirus.
Más tarde, el 18 de enero de 2021, otro equipo de 25 profesionales de SAMU, entre médicos, enfermeros, técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, técnicos en emergencias sanitarias y técnicos de bioseguridad, se desplazó hasta el Campo de Gibraltar con el objetivo de prestar asistencia sanitaria en cuatro residencias de mayores de esta comarca con varios casos de coronavirus entre sus residentes.
Y en junio de este mismo año, una veintena de enfermeros y técnicos de emergencias sanitarias de SAMU viajaron a Costa Rica bajo el mando del enfermero Andrés Rodríguez Holst en misión humanitaria ante el incremento incontrolado de los casos de Covid-19 para apoyar a los sanitarios del país. El equipo de SAMU permaneció en Costa Rica más de tres semanas atendiendo urgencias no Covid en dos hospitales de campaña instalados en las inmediaciones del Hospital de San Vicente de Paúl, en Heredia.
Afortunadamente, la vacuna ya ha llegado a SAMU. La Residencia San Sebastián de Cantillana (Sevilla) fue el primer recurso de Fundación SAMU en recibir las esperadas vacunas. Usuarios y trabajadores del centro recibieron la primera dosis el 7 de enero, como si de un regalo de Reyes se tratase. Cinco días después, el 12 de enero, fue el turno de la Residencia Santa Ana de Sevilla, el Alojamiento Tutelado El Alfar de Gijón (Asturias) y la Residencia El Sauzal, en Tenerife. Un día después, el 13 de enero, las vacunas llegaron a la Residencia Santa Teresa de Villafranca de los Caballeros (Toledo). Todos estos recursos residenciales están especializados en la atención a personas con discapacidad intelectual con o sin trastorno de conducta y forman parte de la primera fase del plan de vacunación nacional, en el que se incluyen sanitarios y residencias de mayores.
Cuando empezó la pandemia había un objetivo principal para todos los países del mundo: aplanar la curva de contagios. Con la llegada de la vacuna, la meta es acelerar la curva de la vacunación para inmunizar a millones de personas en tiempo récord: un desafío logístico y médico nunca antes realizado a escala mundial.
La gestión del tiempo libre en SAMU Motril
/en Acción social, Fundación SAMUSon varios los estudios psicosociales que demuestran que una mala gestión del ocio y el tiempo libre en la adolescencia puede aumentar aspectos negativos como la irritabilidad, la ansiedad y la depresión. Además, un uso inadecuado del tiempo libre puede derivar en aislamiento social en la adultez. Por todo ello, desde el Centro de Orientación Laboral e Inserción Sociolaboral (COISL) SAMU Motril, trabajamos entendiendo que una buena gestión y programación del ocio de nuestros menores aumentará su calidad de vida y sus posibilidades de integración en el país de acogida.
En nuestro recurso contamos con una programación anual de ocio que persigue mejorar la calidad de vida de nuestros menores, facilitar su desarrollo y mejorar su salud mental. Esta programación se lleva a cabo todos los fines de semana del año, que es cuando los menores cuentan con tiempo libre, y días conmemorativos como el Día de la Paz o de Andalucía.
Las actividades que se desarrollan están divididas en seis bloques: educación ambiental, actividades deportivas, ocio en la ciudad, arte, actividades culturales y ocio en casa. Aunque todas las actividades tienen un carácter de entretenimiento, no se pierde de vista la parte educativa.
Mediante estas actividades se desarrollan sinergias positivas tanto individuales como de grupo. Así, se favorecen aspectos como la autoestima, la participación, la motivación, la resolución de conflictos, habilidades sociales, dinamización de grupos y la mejora de hábitos de vida y salud. Además, todas ellas promueven el conocimiento de la cultura del país de acogida y una mayor integración comunitaria.
El COISL SAMU Motril cuenta con una ubicación privilegiada para el desarrollo de estas actividades, pudiendo hacer uso de todos los recursos que la ciudad de Motril ofrece y teniendo buena ubicación para poder desplazarnos a ciudades adyacentes donde la oferta puede ser más diversa. Este hecho se ve reflejado en la cantidad de salidas de diferente índole que han realizado los residentes del recurso en lo que va de año, habiendo visitado Granada, Salobreña, Torrenueva, algunos pueblos de la Alpujarra y la zona metropolitana de Granada. A lo largo del año hemos tenido la oportunidad de visitar la Alhambra, conocer varios museos de la zona de Motril y realizar rutas en la naturaleza.
Por otra parte, como se recoge en el Proyecto Educativo Individualizado (PEI) de cada menor y con el fin de dar una atención basada en el acompañamiento, también trabajamos el ocio de manera concreta con cada chico, usando las tutorías individualizadas como herramienta para conocer sus inquietudes y motivaciones.
Cuando algún chico demanda una actividad concreta se le facilita y acompaña para que pueda realizarla dentro de su tiempo libre. Entre las actividades que nuestros chicos están realizando podemos encontrar Crossfit, atletismo o fútbol. Éstas permiten a los menores establecer nuevos contactos dentro de la ciudad e ir conociendo a diferentes personas que les ayuden a desarrollarse de cara a su futura emancipación. Del mismo modo, nos sirve como herramienta para que trabajen el compromiso y la organización del tiempo, ya que estas actividades nunca pueden ocupar el tiempo de las actividades formativas o laborales.
Por otra parte, tenemos presentes las etapas vacacionales y periodos no lectivos cuando las actividades de ocio tienen aún más protagonismo e importancia, siendo, en la etapa veraniega, más abundantes. A lo largo de este verano, los residentes del recurso han visitado diferentes playas, realizado talleres deportivos y actividades de ocio bastante variadas, pero hay que destacar la acampada realizada en las últimas semanas de agosto.
Durante el desarrollo de esta actividad, pudimos visitar el pantano de los Bermejales y convivir durante una noche en un centro de acampada de los Scout de Granada. Los menores del recurso pudieron disfrutar de actividades acuáticas y de una jornada de convivencia bastante gratificante para ellos.
Haciendo una valoración general de la gestión del ocio y tiempo libre en el COISL SAMU Motril, podemos decir que el resultado ha sido gratificante y, aunque es complejo evaluar con datos cuantitativos el impacto positivo en los chicos, puede observarse una clara mejoría en las relaciones grupales, gestión del tiempo libre y hábitos de vida saludables.
Autor: COISL SAMU MOTRIL
El verano en ISL Dúrcal: formación y diversión
/en Fundación SAMUDesde ISL SAMU Dúrcal estamos muy orgullosos de todos nuestros menores, pero en especial de aquellos que durante el periodo vacacional han demostrando su interés por progresar en el ámbito formativo-laboral a través de prácticas formativas. Estas prácticas han sido asignadas según el nivel formativo y los intereses de cada uno de los jóvenes, favoreciendo así su motivación.
En total han sido seis los chicos que han realizado prácticas profesionales como reparación de vehículos en un taller automovilístico, mantenimiento de las instalaciones del polideportivo de Padul, vigilancia acuática en la piscina municipal, diseño y corte de cabello en un salón de belleza y, por último, ayudante de cocina.
El objetivo de estas prácticas es que los menores vayan adquiriendo nuevos conocimientos y competencias, lo cual podría abrirles las puertas al mundo laboral en un futuro no muy lejano. Las empresas que han participado en este programa de prácticas se han mostrado muy satisfechas con el trabajo de estos chicos, los cuales han demostrado una actitud proactiva ante el trabajo.
El resto de menores del centro han realizado talleres de refuerzo educativo, haciendo hincapié en mejorar la lectura comprensiva, la escritura, la expresión oral y las nociones de matemáticas, con el fin de que inicien el nuevo curso escolar con bases académicas sólidas.
Pero como no todo es estudiar y trabajar, en ISL Dúrcal hemos aprovechado también el verano para que nuestros chicos disfruten de salidas a la playa, excursiones a parajes naturales, campeonatos de fútbol, torneo de bolos y baños refrescantes en la piscina municipal de Padul.
Por Mª Jesús Padial Pérez. Auxiliar Técnico Educativo de ISL SAMU Dúrcal
SAMU publica una revista especial por su 40 aniversario
/en 40 aniversario de SAMU, Salud y emergenciasEl equipo de comunicación de SAMU ha publicado una edición especial de Revista SAMU con motivo de la celebración del 40 aniversario de la organización. Esta publicación, con 84 páginas, una edición muy cuidada y un formato especial de impresión, es un repaso periodístico a los cuatro decenios de trabajo de SAMU, desde su fundación como empresa de emergencias sanitarias hasta su diversificación hacia los servicios de protección social y su expansión territorial, y la reciente lucha cara a cara contra el Covid-19 en España y más allá de nuestras fronteras.
La revista incluye un saludo de Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, en la que analiza cómo los andaluces han afrontado la pandemia, destacando su “capacidad de adaptación” y “solidaridad”, y ensalza el papel del sector sanitario. “La sanidad es clave y los profesionales que forman parte de ella son los verdaderos protagonistas. Quiero desde aquí felicitar a SAMU en su aniversario, agradecerles su labor a todos sus integrantes porque cada uno de ellos es una pieza esencial que contribuye de forma decisiva a velar por la salud de los ciudadanos siendo ésta nuestro bien más preciado y el que debemos cuidar por encima de todo”, apunta el presidente de la Junta de Andalucía.
La Revista SAMU Especial 40 aniversario tiene una tirada superior a los mil ejemplares y ya está disponible para su lectura en todos los centros de la entidad, además de en formato digital accesible a través de las redes sociales de la entidad.
Cara a cara con la pandemia que cambió el mundo, el Covid-19
/en 40 aniversario de SAMU, Covid-19Los años 2020 y 2021 están grabado a fuego ya para siempre en nuestra mente y en las páginas de nuestra historia más reciente. Estos funestos años marcados por la pandemia del Covid-19 han sacudido al mundo entero y han borrado de un plumazo los buenos propósitos que nos marcamos aquellos primeros días de 2020, cuando algunos veían con incredulidad y asombro, y otros con sorna, que los chinos se encerraran en sus casas o batieran un récord al construir un hospital en diez días. El motivo, un virus hasta entonces desconocido que a finales de diciembre de 2020 ya se había cobrado la vida de 1,8 millones de personas en todo el planeta y había provocado más de 100 millones de casos, además de un fuerte impacto socioeconómico en todo el mundo. 2020 ya se fue, pero 2021 no está siendo mucho mejor. Todas nuestras esperanzas están puestas en la vacunación.
La participación de SAMU en la lucha contra el coronavirus ha sido excepcional desde el primer día, situándose en la primera línea de batalla incluso antes de que se decretase el primer estado de alarma en España.
En enero de 2020, antes incluso de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase la emergencia internacional por el brote originado en la población de Wuhan (algo que ocurrió el 30 de enero), SAMU constituyó una comisión de seguimiento del coronavirus ante el alto y latente riesgo de aparición de casos en España y, además, se revitalizaron protocolos dentro su propio equipo con diversas acciones. La primera se realizó el 27 de enero con la celebración de un simulacro de atención a posibles pacientes infectados por coronavirus en las instalaciones de Escuela SAMU en Gelves (Sevilla).
Varios técnicos e inspectores asistieron al despliegue de una estructura especial para aislar a posibles infectados hasta su llegada al centro hospitalario de referencia. Los equipos repasaron al detalle el protocolo específico que debe seguirse para actuar ante casos de pacientes que sufren patologías infecciosas. Tras la parte teórica y de planificación, pasaron a la acción con los trabajos de atención instalando una estructura con tres niveles de protección: la protección individual de los profesionales (EPI), el encapsulamiento de la UVI-Móvil (con un recubrimiento integral de la ambulancia con plásticos) y el aislamiento específico del paciente. El ejercicio contó con el seguimiento sobre el terreno de numerosos medios de comunicación y tuvo una amplia repercusión en distintas televisiones de alcance regional y nacional.
Apenas 15 días después de la declaración del primer estado de alarma por parte del Gobierno de España y la obligación del confinamiento domiciliario, SAMU ya prestaba cobertura a varios dispositivos por encargo de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, especialmente en la provincia de Málaga, y había desplazado a Madrid tres unidades medicalizadas (UVI móviles), un vehículo de alta capacidad y cuatro unidades de voluntarios compuestas por cerca de una veintena de profesionales, entre médicos, enfermeros y técnicos de emergencias, para colaborar en la operación que la Comunidad de Madrid estaba desarrollando para trasladar a mayores infectados por el Covid-19 desde residencias de ancianos hasta centros hospitalarios de la comunidad.
Ésta era una actividad muy exigente física y emocionalmente porque obliga a los sanitarios a trabajar durante horas con medidas de protección individual que le distancian del paciente y que son incómodas. Por si fuera poco, al terminar el servicio se añadía el proceso de desvestido y descontaminación, que exige el seguimiento de protocolos estrictos. “Es cuidar de ti para cuidar de los tuyos”, comentaba entonces Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU.
De manera paralela, SAMU también participó en el traslado de un total de 28 pacientes de una residencia de mayores de Alcalá del Valle, en la provincia de Cádiz. Esta misión, autorizada por la Junta de Andalucía, se puso en marcha tras detectarse un brote de coronavirus en dicha residencia, en la que se vieron afectados varios ancianos y profesionales.
En un primer momento, hasta esta residencia acudió un equipo de seis profesionales de SAMU formado por un médico, un enfermero, dos técnicos de emergencias sanitarias y dos técnicos en cuidados auxiliares de enfermería. El equipo, liderado por el enfermero Andrés Rodríguez, realizó un reconocimiento de la situación y, tras valorar las diferentes opciones y el estado de los ancianos, se decidió trasladarlos a un hospital de campaña que el propio SAMU levantó y gestionó en la Residencia del Tiempo Libre El Burgo, en La Línea de la Concepción. Además, se procedió a la desinfección de la residencia de mayores.
En el traslado de pacientes participaron un autobús, seis ambulancias colectivas y dos ambulancias de Soporte Vital Avanzado, todos ellos recursos de SAMU. Durante el trayecto, de dos horas de duración, los sanitarios estuvieron escoltados por la Policía Nacional. Al mismo tiempo, otro equipo de cinco profesionales levantaban el hospital de campaña en La Línea. Unos 25 profesionales de SAMU participaron de forma directa en este dispositivo. “He estado en muchas misiones humanitaria en países como Siria o Libia, pero nunca pensé ni imaginé que iba a vivir una situación como ésta en Europa”, reconocía entonces Andrés Rodríguez, supervisor del hospital de campaña levantado en La Línea.
Al mismo tiempo, SAMU prestó servicio en Málaga, donde trasladó a los hospitales a una media de tres o cuatro pacientes al día. Además, la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES) pidió a SAMU que diseñase un plan de contingencia con hasta 150 trabajadores más, listos para trabajar en distintas escalas de gravedad. Afortunadamente, el personal de SAMU ha recibido formación en manejo de trajes de NBQ y muchos ya están acostumbrados a trabajar en entornos de posibles infecciones bacteriológicas, según Juan González de Escalada.
Hotel Alcora
En este contexto, en un tiempo récord, el equipo de SAMU logró levantar, por orden de la Junta de Andalucía, un centro asistencial el el Hotel Ilunion Alcora de San Juan de Aznalfarache (Sevilla) con cinco salas medicalizadas, boxes de cuidados intensivos y habitaciones habilitadas para el descanso del propio personal sanitario. Este recurso tenía capacidad para 110 personas, todos ellos ancianos contagiados procedentes de diferentes residencias de ancianos de la provincia de Sevilla. La edad media de los pacientes rondaba los 84 años. Algunos eran totalmente autónomos y estaban orientados pero también había otro grupo de pacientes que eran grandes dependientes y que necesitaban asistencia para todas las actividades básicas del día a día.
En este dispositivo trabajaron 109 personas entre personal de mando y control, cocineros, técnicos de emergencias sanitarias (TES), técnicos de cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), enfermeros, médicos, personal de limpieza, logistas y personal de bioseguridad. En los 40 días que estuvo activo este recurso, 64 ancianos superaron el coronavirus y regresaron a casa con sus familiares o a sus residencias de origen.
Sólo durante los peores momentos de la primera oleada de la pandemia, SAMU gestionó cinco dispositivos de urgencias y emergencias contra el Covid-19 en Madrid, Andalucía y Castilla-La Mancha, al tiempo que formaba a personal en bioseguridad, captaba y capacitaba a voluntarios de distintos perfiles y fabricaba material sanitario como mascarillas y equipos de protección individual en su propio taller.
Además, un gabinete formado por doce psicólogos de SAMU, principalmente de la clínica de salud mental SAMU Wellness, y de consultas privadas, todos ellos especializados en Psicología Clínica, ofrecieron apoyo psicológico a pacientes y familiares del Hotel Alcora y la Residencia de Tiempo Libre El Burgo. Estos profesionales también asistieron a trabajadores de SAMU que intervinieron en el traslado de pacientes en Madrid o en alguno de los centros medicalizados mencionados anteriormente. El trabajo de estos psicólogos se basaba principalmente en gestionar la angustia de los familiares de los pacientes ingresados, ofrecerles información sobre su traslado y estado de salud, contener las respuestas emocionales a la situación de crisis que se les presentaba por tener a un familiar positivo en Covid-19 y ofrecerles herramientas para afrontar la situación cuando la persona se veía desbordada. Todo ello, de forma telemática.
Una vez estabilizada la situación en España tras la primera ola, en agosto de 2020, un equipo de intervención de catástrofes de SAMU formado por 30 sanitarios viajaron a El Salvador en respuesta a la petición de ayuda que el propio Gobierno salvadoreño realizó a Fundación SAMU a principios de julio para poder hacer frente a la crisis sanitaria que estaba causando la Covid-19 en el país centroamericano.
Los objetivos principales de SAMU en esta misión eran responder a las necesidades de asistencia médica de todos los casos hospitalizados de Covid-19 que les fueron asignados, proporcionar capacitación a todo el personal de salud clínica local en el Hospital Nacional El Salvador y reforzar el diseño y despliegue logístico para los procesos de vestido y desvestido de intervinientes, así como para la descontaminación de pacientes e intervinientes de las instalaciones que les fueran solicitadas.
Durante la segunda, tercera y cuarta ola, SAMU ha seguido al pie del cañón luchando contra el coronavirus a través de diferentes acciones y dispositivos. Así, a finales de septiembre de 2020, un equipo de enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias de SAMU y SAMU Wellness bajo la dirección médica del doctor Carlos Álvarez Leiva actuaron de forma altruista durante más de un mes en el convento de Santa Paula de Sevilla, donde 14 de las 19 monjas que allí viven dieron positivo en coronavirus.
Más tarde, el 18 de enero de 2021, otro equipo de 25 profesionales de SAMU, entre médicos, enfermeros, técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, técnicos en emergencias sanitarias y técnicos de bioseguridad, se desplazó hasta el Campo de Gibraltar con el objetivo de prestar asistencia sanitaria en cuatro residencias de mayores de esta comarca con varios casos de coronavirus entre sus residentes.
Y en junio de este mismo año, una veintena de enfermeros y técnicos de emergencias sanitarias de SAMU viajaron a Costa Rica bajo el mando del enfermero Andrés Rodríguez Holst en misión humanitaria ante el incremento incontrolado de los casos de Covid-19 para apoyar a los sanitarios del país. El equipo de SAMU permaneció en Costa Rica más de tres semanas atendiendo urgencias no Covid en dos hospitales de campaña instalados en las inmediaciones del Hospital de San Vicente de Paúl, en Heredia.
Afortunadamente, la vacuna ya ha llegado a SAMU. La Residencia San Sebastián de Cantillana (Sevilla) fue el primer recurso de Fundación SAMU en recibir las esperadas vacunas. Usuarios y trabajadores del centro recibieron la primera dosis el 7 de enero, como si de un regalo de Reyes se tratase. Cinco días después, el 12 de enero, fue el turno de la Residencia Santa Ana de Sevilla, el Alojamiento Tutelado El Alfar de Gijón (Asturias) y la Residencia El Sauzal, en Tenerife. Un día después, el 13 de enero, las vacunas llegaron a la Residencia Santa Teresa de Villafranca de los Caballeros (Toledo). Todos estos recursos residenciales están especializados en la atención a personas con discapacidad intelectual con o sin trastorno de conducta y forman parte de la primera fase del plan de vacunación nacional, en el que se incluyen sanitarios y residencias de mayores.
Cuando empezó la pandemia había un objetivo principal para todos los países del mundo: aplanar la curva de contagios. Con la llegada de la vacuna, la meta es acelerar la curva de la vacunación para inmunizar a millones de personas en tiempo récord: un desafío logístico y médico nunca antes realizado a escala mundial.
Ayuda más allá de cualquier frontera
/en 40 aniversario de SAMU, Cooperación Internacional, Fundación SAMUEl 14 de enero del 2010, un terremoto de magnitud 7,3 en la escala de Richter arrasó el país caribeño de Haití. Fueron 36 segundos letales que provocaron más de 200.000 muertos y aproximadamente 1,5 millones de personas afectadas. Inmediatamente, tras conocerse la noticia, SAMU convocó un gabinete de crisis para acudir al auxilio de los damnificados.
Haití se convirtió de este modo en la primera misión humanitaria en la historia de SAMU. Desde entonces, la organización ha participado en 11 misiones humanitarias, 10 de ellas internacionales. La última fue en junio de 2021, cuando un grupo de 20 profesionales de SAMU viajaron a Costa Rica para apoyar a los sanitarios locales ante la incesante expansión del Covid-19.
Haití fue una de las misiones más largas emprendidas por SAMU, sólo superada por la misión en Filipinas, en 2013. En total, cinco contingentes diferentes formados por 45 personas (11 médicos, 25 enfermeros, 3 arquitectos, un psicólogo, un farmacéutico y una persona de logística) viajaron hasta el país caribeño. La misión arrancó el 14 de enero de 2010 con la creación de una comisión aposentadora y finalizó el 16 de abril de ese mismo año, con la llegada del quinto contingente a España, tres meses en total. SAMU se centró principalmente en atender a la población de Jimani y Puerto Príncipe. En total se asistieron a 9.973 personas.
En esta primera misión, SAMU contó con la colaboración del Ayuntamiento de Sevilla, BUSF (Bomberos Unidos Sin Fronteras), Farmamundi y Aecid (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo).
Un año después de Haití, SAMU actuó en Lorca (Murcia), donde la tarde del 11 de mayo de 2011 se produjo un terremoto de magnitud 5,1 que tuvo múltiples réplicas (131). Este sismo ocasionó 9 muertos y más de 300 heridos.
Dos días después del terremoto, SAMU recibió por parte del teniente coronel del EMAT (Escalones Médicos Avanzados de Tierra) del ejército de Tierra Félix Conde la solicitud de una célula de refuerzo de personal sanitario para asistir a las víctimas del terremoto. SAMU respondió a esta solicitud enviando cinco enfermeros y a un médico. Este personal se incorporó a las órdenes del teniente coronel, bajo los auspicios del Escalón Médico Avanzado, el día 13 de Mayo y permanecieron en el lugar hasta el 20 de Mayo del 2011.
La siguiente misión humanitaria de SAMU no llegó hasta 2013: Filipinas. El 7 de noviembre de 2013 el tifón Haiyan (también conocido como Yolanda) azotó la isla de Bantayan, causando muertes y dejando la isla devastada a su paso. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 16 millones de personas sufrieron las consecuencias de este fenómeno a su paso por las islas del archipiélago de Filipinas.
Esta es la misión más larga que ha experimentado SAMU. En ella participaron 27 personas divididas en cinco contingentes. La misión duró cinco meses, del 15 de noviembre de 2013 al 25 de abril de 2014. Durante la estancia de SAMU en Filipinas se realizaron múltiples misiones sanitarias tanto en bases temporales como con equipos itinerantes, y se realizaron colaboraciones con otras organizaciones presentes en la zona en el reparto de alimentos y gestiones logística así como acciones de formación en materia sanitaria dirigido a la población local.
La misión arrancó en el norte de la Isla de Cebú y se acudió a más de 30 poblaciones distintas. En total se asistieron a más de 7.300 personas.
En 2015, SAMU participó en dos misiones humanitarias, Katmandú (Nepal) y Calais (Francia), ambas en colaboración con la Fundación británica Bridge 2.
Tras el grave terremoto de Nepal en abril de 2015, Fundación SAMU envió a un grupo de profesionales y alumnos de Escuela SAMU para atender a la población afectada. Esta intervención fue posible gracias a la colaboración de Obra Social La Caixa, Rotary Internacional, Menarini Responsable, Universidad de Sevilla, Instituto Municipal de Deportes de Sevilla y el Colegio Rural Agrupado El Carracillo de Segovia, así como a infinidad de personas que a título individual hicieron llegar a SAMU recursos para poder atender a la población nepalí.
Una vez en la zona, el equipo de Fundación SAMU se fusionó con voluntarios de la organización Bridge 2 Nepal, especializada en el reparto de víveres, kits de higiene y primeros auxilios. Esta colaboración reforzó las capacidades de ambas instituciones para mayor eficiencia de esta misión.
Ese mismo año, en noviembre, otro equipo de SAMU actuó en el campamento de refugiados de Calais, en el norte de Francia, bautizado como La Jungla. Aquí malvivían más de 6.000 inmigrantes a la espera de poder cruzar de manera irregular el Canal de la Mancha hasta Reino Unido ante la grave crisis migratoria.
En 2016 también se desarrollaron dos misiones de cooperación médica, ambas en Marruecos: El Aaiún y Tan-Tan. Entre los objetivos de estas dos acciones destacaban la formación a sanitarios locales en cirugía laparoscópica y en atención prehospitalaria, reforzar las relaciones con instituciones locales privadas y públicas del ámbito de la salud, talleres formativos dirigidos a la población y la atención sanitaria.
Con estas misiones, especialmente la de El Aaiún, existía el objetivo de explorar las posibilidades de implantación de un programa de urgencias y emergencias dentro del programa de salud del Reino de Marruecos. Estas acciones permitieron la apertura en 2017 de una base de emergencias en Tánger gestionada por SAMU, que se consolidó con la celebración de dos caravanas escolares solidarias en el norte de Marruecos en 2019.
En 2020, SAMU llevó a cabo dos misiones humanitaria: El Salvador y Honduras. En la primera de ellas, SAMU respondió en agosto a la solicitud de ayuda por parte del Gobierno salvadoreño ante el aumento de contagios en plena pandemia mundial de Covid-19. La misión marcó un hito por su repercusión mediática e institucional en ambos países. Ese mismo año, en diciembre, un equipo de SAMU acudió a Honduras para dar respuesta a las necesidades de la población tras el paso de dos fuertes huracanes.
Costa Rica ha sido la última misión humanitaria llevada a cabo por SAMU hasta el momento. En junio de 2021, una veintena de enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias acudieron al país centroamericano para apoyar a los sanitarios locales ante la incesante expansión del Covid-19. SAMU estuvo trabajando durante más de tres semanas en dos hospitales de campañas levantados en las inmediaciones del Hospital de San Vicente de Paúl de Heredia.
SAMU Wellness: Una mano tendida a los incomprendidos
/en 40 aniversario de SAMU, SAMU WellnessEn su afán por ayudar y asistir a las personas que más lo necesitan, SAMU, con el Dr. Carlos Álvarez Leiva a la cabeza, dio un paso más en su diversificación y en el verano de 2017 abrió su primera clínica de salud mental, SAMU Wellness, en Montequinto (Dos Hermanas, Sevilla), con un equipo interdisciplinar que ha crecido de forma notable entre psiquiatras, psicólogos, médicos generalistas, enfermeros especializados en salud mental, fisioterapeutas, nutricionistas y un equipo asistencial formado por auxiliares y celadores.
“El tratamiento de la enfermedad mental es global e integrador. No podemos abordar la curación de una persona enferma sin atender también sus circunstancias vitales, su biografía, su interrelación social y, por supuesto, su biología. Esto requiere a múltiples profesionales, cada uno especializado en un campo de la terapéutica, para así abordar la alteración biopsicosocial del paciente”, apuntan desde la dirección de la clínica. “Nosotros trabajamos bajo el concepto de comunidad terapéutica. Todos los elementos personales, materiales, normativos y estructurales del centro que rodean al paciente son concebidos como agentes terapéuticos e intervienen en el desarrollo psicológico del paciente. SAMU Wellness no es un hospital psiquiátrico ni una residencia mental al uso basada en tratamientos individualizados. El propio centro es el principal instrumento terapéutico para el paciente”.
Las patologías que se tratan en esta clínica son muy diversas, desde el trastorno bipolar o esquizofrenia hasta el trastorno límite de personalidad, pasando por desintoxicaciones por consumo de alcohol y droga, episodios psicóticos, trastorno adaptativo con síntomas ansioso depresivos o pacientes con trastorno de conducta alimentaria, entre otros. “Uno de los problemas que tiene hoy la sociedad es el de las adicciones, por lo que atendemos a muchas personas con adicciones o patología dual, que sufren una adicción y un trastorno mental”, explica Clara Buzón, subdirectora de SAMU Wellness.
La evolución de la clínica en estos años ha sido muy notable. Desde que el centro abrió en 2017 hasta finales de 2020, se han realizado 4.506 atenciones y se les ha dado el alta a 696 pacientes. Durante el periodo 2017-2018, se atendió a 1.062 pacientes, con una media de 88,5 usuarios al mes. En 2020, se atendieron a 1.797 personas, lo que supone un promedio mensual de unas 150 personas.
Las instalaciones del centro también han crecido con los años en función de la demanda y las necesidades de los pacientes. “Empezamos con tres pacientes y ahora podemos llegar a tener unos 20 pacientes hospitalizados, además de los pacientes de las consultas externas y los del Hospital de Día. Hemos creado espacios al aire libre para que hagan deporte y salas audiovisuales. No queremos que se sientan encerrados. Esto no es un hospital psiquiátrico común”, aclara Clara Buzón.
Además del edificio central y el Hospital de Día, SAMU Wellness cuenta con un apartamento independiente. Aquí viven los pacientes que, tras un ingreso hospitalario, ya pueden dar un paso más en su recuperación pero que aún no están preparados para volver a casa. “Muchas de estas personas, debido al deterioro que han sufrido a causa de su enfermedad, han dejado de lado su higiene personal, no son capaces de autogestionarse la comida y otros aspectos del día a día. Aquí les ponemos unas metas y trabajamos con ellos para que se conviertan en personas autónomas. También contamos con un hogar con seis plazas. Tienen supervisión del personal pero prácticamente viven solos. Se lavan su ropa, hacen la compra, cocinan… Éste es el paso previo a volver a su domicilio, y pueden permanecer aquí el tiempo que necesiten hasta que se sientan autónomos para vivir solos”, continúa la subdirectora de la clínica.
En 2019, gracias a su experiencia en SAMU Wellness, Fundación SAMU decidió abrir un segundo recurso de salud mental en Santa Cruz de Tenerife. Hogar San Lázaro surgió de una llamada de emergencia. El Diputado del Común (equivalente en Canarias al Defensor del Pueblo) pidió a SAMU que se hiciera cargo del centro, que la anterior gestora iba a abandonar. Se trata de un recurso para personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental de grado 1 y 2, con capacidad para 18 usuarios. SAMU respondió y acondicionó el centro, que estaba muy deteriorado, y en noviembre de 2019 estaba listo para recibir a los usuarios aplicando los estándares de calidad y bienestar que caracterizan SAMU Wellness.
“Este tipo de usuarios suelen ingresar en contra de su voluntad, porque las familias han tomado la decisión, y ellos sienten que están controlando su vida”, cuentan desde la dirección del Hogar. Pero eso va cambiando: “El periodo de adaptación suele ser un mes. Entonces comprueban que están bien y tienen libertad, que salen y se fomentan sus gustos. Ven que tienen el apoyo de compañeros, con los que se sienten identificados”. Y entonces comprenden que han llegado a un verdadero hogar. “Ahora todos los que viven aquí quieren seguir”. Eso significa que se está cumpliendo el objetivo.
Fundación SAMU: Un escudo para los menores
/en 40 aniversario de SAMU, Acción socialEl primer contacto que SAMU tuvo con menores inmigrantes fue en 2007. Aquel año, la organización respondió de manera inmediata a la llamada de emergencia de la Dirección General de Infancia y Familia de la Junta de Andalucía ante la llegada masiva de inmigrantes a las costas de la región, muchos de ellos menores de edad. Los profesionales que ya trabajaban en SAMU y algunos otros que comenzaban entonces su andadura en la entidad realizaron un esfuerzo titánico para atener a estos menores, dando un ejemplo de eficacia en la urgencia y un buen hacer que ha caracterizado al área de Infancia y Familia de SAMU durante estos más de diez años.
Tras aquella alerta por parte de la Junta, SAMU levantó en un tiempo récord una unidad de emergencia para encargarse de la recepción, atención y acogida ininterrumpida (24 horas al día los siete días de la semana) de los menores derivados por la entidad pública o puestos a disposición por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. También se incluyeron actuaciones de atención a las necesidades de alojamiento, manutención, información, vestuario, traslados, interpretación, mediación intercultural y atención socio-educativa.
Lo que comenzó como la atención a una urgencia se fue consolidando hasta crear un centro de Atención Residencial Básica para menas (menores extranjeros no acompañados) llamado El Bosque, en Algeciras (Cádiz). Allí se han vivido y tenemos la suerte de seguir viviendo historias de superación de centenares de niños. Niños que se han formado y han crecido acompañados del compromiso constante y la profesionalidad que caracteriza al equipo humano que compone el área de Menores.
Una de estas historias es la de B.B., un joven que llegó en agosto de 2017 a España y fue atendido en un recurso de urgencia de SAMU en Tarifa. Luego pasó al centro de Estudio y Diagnóstico de Arcos de la Frontera y, por último, al ARB El Bosque de Algeciras hasta que alcanzó su mayoría de edad. Durante su estancia en estos centros de SAMU, el joven se formó y trabajó duramente para lograr un trabajo en España que le permitiera tener un futuro digno y poder mejorar la vida de su familia. Actualmente, B.B. es compañero nuestro, trabaja día a día por ayudar a jóvenes como él, con empeño y con la convicción de que todo es posible.
Hoy, Fundación SAMU es uno de los principales operadores globales en la atención a menores en acogimiento residencial y acogidas de emergencias. Nuestra amplia experiencia en la atención de menores nos permite ofrecer una respuesta perfectamente adaptada a cada necesidad. Contamos con más de 36 centros de trabajo en varias comunidades autónomas de hasta once tipos con más de 800 plazas en total: Unidades de Atención Temporal de Emergencia (UATE); Programas de Recepción, Atención y Acogida Ininterrumpida (Recep); Centros de Acogida Inmediata (AI); Programas de Acogida y Atención dirigidos al estudio y diagnóstico de la situación del menor en nuestra comunidad y a la evaluación del proyecto migratorio (E/D); Centros Residenciales (ARB); Pisos Tutelados (PT), Centros Educativos (CE); Centros de Orientación e Inserción Social y Laboral (COISL/ISL); Programa de Adquisición de Competencias Socio Laborales (PACS); Centros de Intervención en Problemas de Conducta (IPC) y Centros Específico de Adaptación Sociocultural.
Los objetivos del área de Infancia y Familia de SAMU han ido creciendo para dar respuesta a cada una de las necesidades de los menores que siguen llegando a nuestro país, pero trabajando siempre con una misma línea de actuación: lograr la plena inclusión de nuestros jóvenes en la sociedad.
Por Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia de SAMU
Área de Discapacidad de SAMU: La conquista de la autonomía
/en 40 aniversario de SAMU, Fundación SAMUEn 2005, SAMU abrió la residencia de mayores San Isidoro en el centro de Sevilla. Hasta el momento, la labor de la organización se centraba en servicios y formación en el ámbito de las emergencias. Con esta residencia de mayores, ya extinta, SAMU daba su primer paso en el campo de la acción social. Tres años después de esta experiencia, en 2008, SAMU tendió su mano a las personas con discapacidad y abrió dos nuevos recursos: la Unidad de Estancia Diurna San Lucas y la Residencia Santa Ana, ambas en Sevilla capital.
“La residencia de personas gravemente afectadas Santa Ana, con capacidad para 36 personas, nace porque SAMU le propone a la Administración andaluza crear un servicio que atienda a personas con daño cerebral sobrevenido, ya que no había ningún servicio en la región que atendiera a las personas con necesidades derivadas de su situación”, explica María José Tinoco, directora del área de Discapacidad de SAMU. Algo similar ocurrió con la UED San Lucas, con 41 plazas. “Este recurso nació porque no había un servicio que apoyara a las familias en el día a día, atendiendo a las personas con discapacidad intelectual y trastornos de conducta sin necesidad de una institucionalización. Así, permanecen en el domicilio y pueden contar con la reeducación profesional a las personas usuarias y la orientación profesional a las familias”.
SAMU, a través de su Fundación, continuó creciendo y en 2010 abrió sus puertas la Residencia San Sebastián, en Cantillana (Sevilla), con capacidad para 60 personas con discapacidad intelectual y graves trastornos de conducta. “Este recurso residencial se distingue de los demás porque es temporal. El objetivo es estabilizar a la persona, proveerla de las herramientas personales necesarias para que pueda convivir en un contexto normalizado (domicilio, otra residencia, unidad de día…). Hasta que esta situación no se da, no disponen del alta terapéutica. Cuando llega ese momento, es cuando se ve el sentido del trabajo de los profesionales. Esto supone una gran satisfacción para el equipo”, apunta Tinoco.
En un afán de crecimiento y de apertura de fronteras, llegan a SAMU a través de licitaciones administrativas públicas tres nuevos proyectos. Así, en 2015, se pone en marcha en Gijón (Asturias) el proyecto de viviendas tuteladas El Alfar, dos pisos destinados a 10 personas con discapacidad intelectual leve que solo necesitan una supervisión para el desarrollo de las actividades de la vida diaria, así como la ejecución de actividades fuera del domicilio buscando su inclusión en la comunidad.
La inclusión como prioridad
Ese mismo año abrió también la Residencia Santa Teresa, en Villafranca de los Caballeros (Toledo), un recurso con 34 plazas que ofrece los apoyos necesarios para que las personas con discapacidad intelectual sean lo más autónomas posible. Uno de los mayores logros relacionados con la inclusión fue cuando tres de los residentes de este recurso se convirtieron en los primeros miembros de Protección Civil con discapacidad de Castilla La Mancha. La vida en la localidad se ha transformando, siendo un pueblo donde la inclusión es una prioridad. El propio alcalde de Villafranca de los Caballeros ha llegado a decir: “Este pueblo es mejor desde que los residentes del centro Santa Teresa están junto a nosotros”.
A principios de 2020, SAMU dio un paso más con el centro de atención a personas con discapacidad física grave El Sauzal, que atiende a 37 personas en régimen residencial y a 19 en régimen de unidad de día. Con El Sauzal, Fundación SAMU incorporó su primer centro dirigido a personas con discapacidad física.
“SAMU es una entidad valiente, que le gusta afrontar retos y atender aquellas situaciones que requieren de una madera especial en los profesionales que se dedican a ello. Es una organización que ve la necesidad de las personas y la ocasión de atenderlas. Es una entidad que sirve a las personas”, explica María José Tinoco.
“Desde el inicio de la atención sociosanitaria en SAMU, los equipos profesionales han sabido crecer, unas veces equivocándose, y muchas otras aumentando sus conocimientos a través de la formación. Los equipos del área de Discapacidad son equipos maduros, asentados, con buenos procedimientos, motivados y conocedores de la importancia de su quehacer diario. Han desarrollado competencias adaptadas a las necesidades de los colectivos que atienden y han perfeccionado sus métodos y protocolos. Han sabido mejorar la profesionalización de su atención”, apunta Tinoco.
El respeto como base
“La relación con personas que presentan algún tipo de discapacidad es más fácil cuanto más respetuosos seamos con ellas, entendamos sus necesidades y deseos personales. Los tratamos como iguales y reconocemos los derechos que le asisten como personas y ciudadanos. Aunque el equipo vaya a trabajar a ‘su puesto de trabajo’, en realidad el equipo se traslada a la ‘casa de las personas usuarias’ para ayudarles a ser más autónomos, a tener una vida digna y merecedora del respeto de todas las personas”, continua María José Tinoco.
“Todo ello puede verse dificultado si la discapacidad es principalmente física, y cognitivamente procesan todo lo que ocurre a su alrededor, siendo más sensibles a las relaciones establecidas y pudiendo exigir en pleno uso de sus facultades mentales cualquier cuestión relacionada con su atención”, relata.
En los centros de Fundación SAMU especializados en la atención a personas con discapacidad física o intelectual trabajan 233 profesionales y por ellos han pasado desde 2008 531 usuarios.
En este tiempo, esta gran familia ha sufrido la pérdida de 42 de sus miembros, dos de ellos por coronavirus. Muchos de ellos han dejado un enorme vacío. Es el caso de José Manuel Martín García, más conocido como ‘Chiquito’, el residente más carismático y querido de la Residencia San Sebastián. Cuando ingresó era muy agresivo, incluso se llegó a escapar del centro en varias ocasiones. Sin embargo, su actitud cambió y se convirtió en un gran apoyo tanto para trabajadores como para usuarios. “Siempre decía que nosotros éramos su familia”, apuntan desde el recurso de Cantillana.
En Santa Ana tampoco olvidan a Manuel Mata Luque, y en Gijón a Enrique Busto Álvarez, víctima del Covid. También ha habido grandes trabajadores que han dejado una gran huella, como Paulino Caro Suárez (Residencia de Santa Ana); Jacobo, técnico en emergencias sanitarias y celador en la Residencia San Sebastián; y Manuel Hidalgo Heredia, conductor del autobús de SAMU durante 10 años y muy vinculado a la UED San Lucas.
Los proveedores de SAMU: calidad, dedicación, esfuerzo y cercanía
/en 40 aniversario de SAMU, Logística, PersonalA lo largo de cuarenta años de historia, SAMU ha colaborado estrechamente con multitud de proveedores y prestadores de servicios: desde los distribuidores de material sanitario a copisterías, pasando por fontaneros, electricistas o abogados. Todos son necesarios para que funcione una gran maquinaria, e integran una cadena de valor que tiene su eslabón final en el paciente, el niño o la persona con discapacidad atendida por SAMU.
En este reportaje te presentamos a tres personas que durante muchos años han trabajado codo con codo con la empresa. Estas son sus historias con SAMU.
Luis Ramírez: material sanitario de calidad en cualquier circunstancia
Aunque no recuerda la fecha exacta, Ramírez calcula que llevará unos veinte años suministrando material sanitario a SAMU. Este es un trabajo que obliga a estar al día, sobre todo con clientes exigentes. “Todos los días salen productos nuevos y SAMU está a la vanguardia de la tecnología sanitaria”, explica Ramírez, al frente de Clinsur. “Siempre ha exigido buen servicio y el mejor producto, y no han escatimado. Hay otros que te piden low cost, pero esa no es su línea”.
El reto de un proveedor es doble: proporcionar siempre un material de calidad y conseguir acceso a todo lo que pueda pedir el cliente. La venta es solo la última parada. Para ello, Clinsur trabaja con unas 15.000 referencias y 400 proveedores. “Raro es el producto que se dobla, que no tenemos en el catálogo o los importadores no tienen o desconocen”.
Y si algo falta, Ramírez no para hasta encontrarlo: “Si se comercializa no paro y lo tengo que encontrar. Diferente es que no lo pueda suministrar, porque no lleguen. Soy un poco cabezota para eso. Y la verdad es que es una satisfacción poder decirle al cliente: ‘Lo he encontrado, tenemos la documentación, y tú lo compras o no’”. Sobre todo, con clientes como SAMU, de quien dice que es la “niña bonita” entre su clientela: “El trato hacia nosotros ha sido exquisito. Han depositado mucha confianza en nosotros, y yo nunca he querido defraudarles”.
En los últimos tiempos, la pandemia ha puesto a prueba la capacidad de los proveedores de aportar todo el material necesario en un periodo de escasez por el consumo masivo. Semanas antes de declararse el estado de alarma, allá por febrero de 2020, Clinsur activó un protocolo de seguridad de compra, que incluía la adquisición de grandes volúmenes. “Yo estaba asustado, pero no quería dejar a nadie sin guantes, viales, gorros o soluciones. Llegaron partidas gigantescas”, detalla. Tuvo que evitar a quienes le pedían quedarse con todo el lote: “Había muchos centros que hicieron acopio, no SAMU”.
Meses después, Ramírez se declara satisfecho, aunque admite un par de semanas donde faltaban, como en toda Europa, mascarillas y soluciones hidroalcohólicas. No tomó atajos. Tiró de todos los contactos posibles, pero siempre exigió los certificados y homologaciones necesarios. “Podías encontrar productos, pero a lo mejor la normativa no la pasaban. Si un producto no está homologado, aquí no entra”, zanja. “Sabíamos lo que podía faltar. Cuando SAMU llamaba teníamos los productos. La misión suya ha sido salvar vidas y la mía ha sido apoyarles”.
Antonio Molinillo y Enrique García: los papeles de SAMU
Es imposible calcular cuántos papeles de SAMU habrán salido de los locales de Copyur. Durante casi veinte años, esta copistería sevillana ha dado servicio a la empresa y ha sido testigo privilegiado de su expansión. De hecho, ahora es vecina en la sede central de La Cartuja, pero la relación viene de antiguo. “Yo conocí SAMU cuando trabajaban siete u ocho personas: Paco Jarillo, Emi, Carmen Ventura… Y ahora, ¡fíjate cuántos son!”, exclama Antonio Molinillo, que se precia de haber alcanzado durante estos años una relación muy cercana con el fundador de SAMU, Carlos Álvarez Leiva.
Además de proporcionarle talonarios, tarjetas de visitas, encuadernaciones de proyectos especiales o cientos de miles de copias en todos estos años, Copyur satisface a SAMU todas sus necesidades de material de oficina, en ocasiones muy especial. El doctor Álvarez Leiva es un gran aficionado a las “piezas de escritura” como las plumas, cuenta Molinillo: “Aparte de lo que ha usado, siempre ha regalado mucho”.
Dos décadas después, la relación profesional se mantiene. Aunque hoy dispone de su propia maquinaria de impresión, SAMU sigue necesitando cantidades ingentes de material de oficina para sus delegaciones de toda España, y ahí está Copyur para hacerlo llegar cada día. “Cualquier cosa que nos pidan de última hora, nos vamos a quedar trabajando lo que haga falta”, asegura Enrique García, que gestiona la sede de La Cartuja. García aporta un dato sobre la cercanía de SAMU y Copyur: “Muchas veces, cuando nos pide que hagamos algo a última hora, Don Carlos te dice que te paga la comida”. Es el agradecimiento al esfuerzo de quienes manejan los papeles de SAMU.
Antonio Molinillo, de Copysur
Juan Antonio Hernández: velar por los trabajadores de SAMU
Juan Antonio Hernández gestionó el alta de SAMU ante la Seguridad Social. Aún conserva la copia. Eran los tiempos en que la empresa tenía su sede en un piso del barrio sevillano de Los Remedios y contaba con una ambulancia. “Yo llegué a ellos como se llegan a estas cosas: alguien que les gestionaba los asuntos fiscales me preguntó si quería gestionar los temas laborales”. Más de 30 años después, Hernández calcula que el pasado verano trabajaron con SAMU unas 2.000 personas, con todo lo que ello implica.
Es difícil imaginar la de contratos que habrán pasado por sus manos. Es un trabajo ingente y, aunque su gestoría ha trabajado con grandes empresas, Hernández cree que ninguna le ha dado tanto trabajo como SAMU, hasta el punto de que también ha tenido que ampliar plantilla para atender sus asuntos: “A todos nos ha obligado a dar lo máximo de nosotros mismos. Es el cliente más importante del despacho”.
En este tiempo, Juan Antonio Hernández ha sido testigo directo del crecimiento de la empresa y su plantilla. Ha pasado de gestionar un puñado de contratos a manejar miles de relaciones laborales, que además son de los perfiles más diversos.
El rasgo que define su trabajo es la inmediatez: “Si hay un evento o hay que desplazar trabajadores al extranjero… Se plantean situaciones que hay que atenderlas enseguida”. Por eso, la desconexión con este empleo es casi imposible: “La gente tiene la costumbre de cobrar a fin de mes, y siempre hay plazos”. Ahora su hijo está al frente del negocio. Su mujer, María Ángeles Grau, es también pieza clave.
Hernández tiene una escultura de bronce en el despacho: representa a un individuo, equipado con casco y maletín, listo para socorrer una emergencia. Se lo entregó SAMU a su mujer, en agradecimiento a la dedicación de la gestoría durante tantos años. Nada hay más importante en una organización que las personas que la forman: es el reconocimiento a toda una vida velando por SAMU y sus trabajadores.
Juan Antonio Hernández.
40 aniversario de SAMU: La voz de los veteranos
/en 40 aniversario de SAMU, Personal, Salud y emergenciasMuchas cosas han cambiado desde que hace 40 años SAMU introdujo en España la primera UVI móvil para asistencia de emergencia. A partir de aquel vehículo pionero, equipado con tecnología por entonces casi desconocida en nuestro país, SAMU ha crecido hasta contar con una flota de 18 ambulancias atendidas por unas 90 personas. En 1981, SAMU era una pequeña empresa para el traslado de pacientes críticos y la atención a emergencias que ocurrían en la calle, fundada por el empeño del doctor Carlos Álvarez Leiva; hoy, cuenta con más de 1.700 profesionales dedicados a la salud y las emergencias, la formación, la atención a la diversidad funcional y la atención a menores.
Algunos trabajadores han estado presentes casi desde que arrancara este periplo. Han dedicado su vida profesional a la empresa, contribuyendo en estas cuatro décadas a logros colectivos como la apertura de delegaciones, de centros de atención a menores, mayores o de personas con discapacidad, la realización de misiones humanitarias internacionales o la apertura de dos hospitales temporales de emergencia durante la crisis por la pandemia del coronavirus.
Emilia García, en la retaguardia desde la Nochevieja de 1987
Emilia García es una de esas trabajadoras. El 31 de diciembre de 1987 fue su primer día de trabajo en SAMU. La empresa buscaba a alguien que se ocupase de la limpieza, el desmontaje y la reposición del material de las ambulancias, y Emilia, que acababa de terminar Auxiliar de Clínica, pensó que podría servir para eso. Ese mismo día, tras la entrevista, realizó su primer servicio. Desde aquellas navidades no ha dejado de trabajar hasta convertirse, hace ahora un año, en gerente.
Cuenta Emilia que en SAMU se hace de todo, así que pronto le tocaron más tareas que las que la habían asignado al principio. “Empecé limpiando ambulancia y realizando funciones de administrativa, pero me sobraba mucho tiempo, así que me ponía con la chica de la oficina de recadera”, recuerda. Eran tiempos en los que se comunicaba con Carlos Álvarez Leiva por radiofrecuencia. “Hacía de todo, desde poner lavadoras a preparar una comida, o dar apoyo como auxiliar de clínica. También las guardias de coordinación o la atención del teléfono de urgencias. No podías decir ‘no sé hacer esto’”.
Los últimos 25 años los ha dedicado a la administración y la contabilidad del grupo. Como ella dice, “en la retaguardia”. Como cuando el 18 de marzo de 2020, a las tres de la madrugada, le sonó el teléfono: “Era mi jefe alertándonos de que teníamos que montar dos hospitales para enfermos de Covid, en La Línea y en Sevilla. “A partir de ahí estuvimos a tope: 24 horas vía Zoom con el equipo sanitario, atendiendo cualquier necesidad logística o de personal”, resalta.
Es una muestra del espíritu de superación ante las adversidades y la capacidad de adaptación a los retos del día a día. “Esto es una odisea cada mañana porque no sabes lo que te vas a encontrar. Creo que nos llaman porque nunca decimos que no. Quizá es también parte del éxito de la empresa”, comenta.
“Aprendo cada día. Tienes la oportunidad de avanzar, no te ponen trabas en nada, te hacen ser autónoma. Me gusta mi trabajo”, cuenta orgullosa. Eso sí, admite que tiene una espina clavada: “Colaboro en todo, pero siempre digo que me da pena no haber intervenido en alguna misión humanitaria”.
Juan Meléndez, más de 30 años al volante
Como Emilia, Juan se incorporó a SAMU en 1987, cuando la empresa apenas contaba con dos UVIs móviles que guardaba en una nave de la calle Asunción. Lo primero que recibió fue algo que ya no existe: un busca para estar permanentemente localizable ante cualquier emergencia. “Yo no tenía experiencia previa. Nunca me había metido en una ambulancia, y menos en una UVI móvil, pero fui haciendo cursos y aprendiendo”, recuerda hoy este experto conductor, que ha pasado más de tres décadas al volante de estas unidades.
Juan es técnico de emergencias, y por aquel entonces conducía las primeras UVIs móviles que había en España. De Huelva a Madrid, Juan recorrió el país en aquellos vehículos, tan sofisticados para la época que causaban admiración allá donde paraban. Tenían respirador, monitores, oxígeno… Servicios impensables para la época. “Los médicos salían del hospital para verlas”.
Meléndez reconoce que al principio le costó sobrellevar algunos traslados. “Nosotros éramos los únicos que teníamos incubadoras portátiles, así que a veces teníamos que llevar a recién nacidos a Madrid. Ver a niños tan pequeños y con problemas desde que nacen te afecta”.
Como otros trabajadores, Juan recuerda con especial viveza los preparativos de la Expo Universal de Sevilla 92. El SAS finalizaba el turno a las ocho de la tarde, dejando a los trabajadores del tajo nocturno sin servicio de emergencias. El accidente de un trabajador en el puente de la Barqueta motivó que se contratase a SAMU para garantizar la asistencia a esos obreros. Como recordaba el doctor Álvarez Leiva, “durante dos meses estuvimos durmiendo en la ambulancia, pasando muchísimo frío por las noches, porque ahí no había nada construido”.
Poco después, SAMU asumió la labor a tiempo completo. Más de 60 personas formaron el equipo sanitario de SAMU en turnos de 24 horas, atendiendo más de 30.000 incidencias en aquel verano del 92, cuando más de 40 millones de personas pasaron por la isla de La Cartuja. El balance: una sola queja.
Paco Jarillo, siempre al lado de Carlos Álvarez Leiva
“Yo empecé cuando empezó SAMU”, suelta de primeras Paco Jarillo, que cuenta así su primer trabajo para la empresa: “Había venido una marca alemana a probar coches a una carretera pegada a Los Palacios. No teníamos ambulancias, así que nos prestaron una UVI móvil de la Mercedes y se alquiló un helicóptero. En una de las peores curvas pusimos la ambulancia, y para cubrir el resto el helicóptero”. Afortunadamente, nada pasó.
Como ocurrió aquel día, Paco Jarillo, que conoce “desde chico” al doctor Álvarez Leiva, siempre ha estado dispuesto a ayudar. Con experiencia en la conducción de camiones, ha realizado multitud de sustituciones a los conductores de ambulancia, y ha transportado suministros como ropa y oxígeno a los equipos de la empresa fuera de Sevilla.
Mucho ha cambiado todo. Por ejemplo, las carreteras, que Jarillo conoce bien. “Aquello no eran carreteras, eran agujeros”, cuenta. A pesar de las dificultades, la conducción y la atención eran exquisitas: “Una vez llegamos a un hospital de Mérida a recoger un paciente al que le había pasado un coche por lo alto, y el médico nos preguntó cómo íbamos a llevarlo a Córdoba. Estaba en la UCI con todos los aparatos puestos, y había que ir quitándoselos y ponerlo en la camilla, estabilizarlo y llevarlo a la ambulancia. Pero íbamos con pies de plomo”.
“En una ambulancia tienes que tener mucho cuidado”, continúa: “Lo que llevas puede ser una persona que se está muriendo”. Por eso, Jarillo ha hecho muchos viajes con el “pellizco encima”, consciente de que no podía transportar carga más preciada: “Imagina montar en el coche un niño de cuatro días que pesa un kilo y pico…”.
Aunque su labor era llegar al hospital para dejar el paciente a cargo de los médicos, muchas veces se encontró llamando para interesarse, porque este trabajo es de los que se vive todo el día y para siempre: “Te toca la fibra, no hay más remedio”.