SAMU renueva el servicio de intérpretes de lengua de signos en Madrid
En una ecografía, en una cita médica complicada, en una reunión escolar o en la firma de una hipoteca. El trabajo de los intérpretes de lengua de signos no aparece en los titulares de los periódicos, pero transforma el día a día de muchas personas. Desde el año 2020, Fundación SAMU, a través del área de Igualdad, Género y Familias, gestiona en la Comunidad de Madrid un servicio público de interpretación en lengua de signos, al que ya han accedido más de 1.455 personas sordas o con discapacidad auditiva. En mayo de este año finaliza el contrato vigente, pero el servicio no se detiene: la organización ha sido adjudicataria de nuevo del concurso público convocado por el gobierno autonómico, que comenzará en junio y se prolongará durante los próximos dos años, con posibilidad de prórroga.
El balance del trabajo realizado hasta ahora habla por sí solo: más de 23.500 intervenciones desde 2020. Solo en 2023 se prestaron 7.301 servicios, y en 2024 se superaron los 7.400. El equipo actual lo forman 15 intérpretes. La mayoría trabaja en turno de mañana, cuando se concentran la mayoría de las gestiones públicas como trámites en Hacienda, Seguridad Social o citas médicas.
El servicio es gratuito y está dirigido a cualquier persona sorda con certificado de discapacidad que resida en la Comunidad de Madrid. No hay criterios de renta ni otras limitaciones. La solicitud se puede hacer por WhatsApp, correo electrónico, fax o teléfono. “La vía más habitual es WhatsApp. Así contactan directamente con nosotros y podemos resolver cualquier duda con rapidez”, explica Eva Morales, coordinadora de Servicios de Intérpretes en Lengua de Signos de Fundación SAMU.
El objetivo es claro: garantizar que las personas sordas puedan desenvolverse con autonomía en un entorno que sigue siendo profundamente oyente. La interpretación se presta en hospitales, juzgados, bancos, reuniones escolares, asesorías legales, oficinas de empleo o cualquier otro contexto cotidiano donde se requiera comprensión mutua. “Vivimos en una sociedad donde la comunicación está pensada para oyentes. Nuestro papel es facilitar que las personas sordas puedan ejercer sus derechos en igualdad de condiciones”, afirma Morales.
La respuesta de los usuarios es muy positiva. No solo valoran la eficacia del servicio, sino también la cercanía del equipo. “Este trabajo tiene una carga emocional fuerte. Hay momentos muy duros, pero también muy bonitos. Uno de los que más nos emociona es cuando acompañamos a una pareja sorda a una ecografía y les comunican el sexo del bebé. Es un momento íntimo, y formar parte de eso nos conecta con el valor real de nuestro trabajo”.
Además del contrato con la Comunidad de Madrid, SAMU ha desarrollado una línea de servicios de interpretación para el ámbito privado, que no ha parado de crecer. Desde 2020, han colaborado con unas 200 empresas, asociaciones y entidades públicas y privadas. Han interpretado actos institucionales, campañas de sensibilización, vídeos formativos, obras de teatro, reuniones de accionistas y mítines políticos.
Entre los ejemplos más destacados figura un anuncio televisivo de la campaña de vacunación contra la COVID-19, talleres grabados para formación, actos conmemorativos del 8M y del 25N o intervenciones en eventos culturales. “Hay muchas empresas que cuentan con trabajadores sordos y necesitan intérpretes para formaciones. También nos llaman para eventos en los que quieren garantizar la accesibilidad. Nuestro objetivo es que esta figura esté cada vez más presente y más visible”, explica Morales.
Desde SAMU apuestan por seguir ampliando esta línea de trabajo. “Nos gustaría que más empresas contaran con nosotras. Que se visibilice el papel del intérprete y se entienda que es una herramienta clave para la inclusión”.
La renovación del contrato público es una garantía de continuidad para un servicio que ha demostrado ser esencial. Pero también un nuevo punto de partida. SAMU quiere ampliar la plantilla para atender una demanda creciente y reforzar su presencia en el ámbito privado.