Alumnos y profesores de Escuela SAMU

Autoprotección sin barreras

El 1 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Protección Civil, una fecha para recordar la importancia de la planificación, la prevención y la preparación de las personas ante situaciones de emergencia. En Escuela SAMU, este día no pasó desapercibido. El alumnado del ciclo formativo de Grado Superior en Coordinación de Emergencias y Protección Civil llevó a cabo distintas acciones formativas e informativas con un objetivo común: hacer llegar la cultura de la autoprotección a toda la población.

Dentro del módulo Planificación y desarrollo de acciones formativas, informativas y divulgativas en protección civil y emergencias, el equipo docente ha apostado por trasladar al mundo real el aprendizaje del aula. A lo largo del curso, los estudiantes han trabajado con casos prácticos que simulan situaciones reales. Ahora, han salido del aula para organizar acciones de divulgación en distintos puntos de Andalucía, como parte final del módulo.

Una de estas actividades se desarrolló en la Asociación de Personas Sordas de Sevilla, en un espacio cedido por la propia entidad. La sesión giró en torno a la prevención de incendios en el hogar, un tema que afecta a todas las familias, pero que presenta desafíos especiales para personas con discapacidad auditiva. Durante la jornada, se abordaron pautas de autoprotección en caso de incendio, se explicó cómo actuar en situaciones de emergencia y se realizó un taller práctico de uso de extintores. El encuentro fue también una oportunidad para reflexionar sobre la accesibilidad de la información en materia de seguridad y emergencias.

La elección del colectivo no fue casual. Desde Escuela SAMU existe un compromiso firme con la inclusión y la equidad. Por ello, se priorizan acciones que respondan a las necesidades de colectivos vulnerables. En palabras del profesorado, «no basta con saber que es importante prevenir, hay que asegurarse de que todas las personas, independientemente de sus capacidades, puedan acceder a esa información». La actividad en la Asociación de Personas Sordas de Sevilla fue un ejemplo de esta filosofía.

Esta iniciativa contó con el impulso del equipo docente del módulo, compuesto por Sergio Vitrián y Laura Díaz, que guiaron al alumnado en el diseño de los materiales y en la preparación de las sesiones. La planificación de las acciones, el contacto con las entidades colaboradoras y la ejecución de las jornadas corrió a cargo de los propios estudiantes, lo que supuso un reto formativo de primer nivel.

Formación a profesorado y alumnado

Además de la acción desarrollada en Sevilla, otro grupo de estudiantes organizó una actividad en el CEIP Divino Salvador de Cortegana (Huelva), centrada en el Plan de Autoprotección del centro. Allí, el alumnado de Escuela SAMU ofreció formación al profesorado y a los alumnos del colegio sobre riesgos, evacuación y conductas seguras ante una emergencia. La jornada culminó con un simulacro real, en el que colaboraron Bomberos, Policía Local, Protección Civil y Cruz Roja. Esta acción se celebró el 4 de marzo y contó con el respaldo del Ayuntamiento de Cortegana.

El enfoque práctico de estas actividades refleja la metodología de Escuela SAMU, una institución con más de 15 años de experiencia en la formación de profesionales en el ámbito de las emergencias. El ciclo de Grado Superior en Coordinación de Emergencias y Protección Civil capacita al alumnado para diseñar planes de emergencia, coordinar operativos y liderar intervenciones ante catástrofes, siempre con una visión integral del riesgo. Las clases combinan teoría y práctica, e incluyen formación en planificación, gestión de recursos, atención a colectivos vulnerables y divulgación de la cultura de la autoprotección.

Los episodios de lluvias torrenciales vividos en España, como la DANA de octubre, han puesto en evidencia la necesidad de estar preparados. La gestión de una emergencia no empieza cuando suena la alarma, sino mucho antes. La clave está en la prevención, la planificación y la información. Como explican desde Escuela SAMU, «si las personas no conocen las pautas de actuación en una emergencia, difícilmente podrán protegerse. Por eso es importante la divulgación».

Desde esta premisa, la escuela ha querido que su alumnado no solo aprenda los contenidos del módulo, sino que los viva. Que se enfrenten al reto de comunicar, de adaptar sus mensajes y de trabajar con personas. Que comprendan que la protección civil es, ante todo, una herramienta de servicio público.

Emilia García Ǫuirós. Jefa de Servicios Corporativos de SAMU

Emilia García: «Empecé limpiando ambulancias, y aquí sigo 40 años después»

Emilia García Quirós (1966, Arahal, Sevilla) es la trabajadora más veterana de SAMU. Empezó hace casi 40 años limpiando ambulancias y recientemente ha sido nombrada jefa de Servicios Corporativos en la oficina de la presidencia de Carlos González de Escalada. Para ella SAMU es sinónimo de familia.

—¿Cuándo comenzó a trabajar en SAMU?

 —Llevo casi 40 años en SAMU. Empecé a trabajar un 31 de diciembre, tenía 19 años. Era mi primer trabajo, y aunque los comienzos no fueron buenos, aquí sigo. De hecho, trabajé unos días en el Hospital Virgen del Rocío. Fue el doctor Carlos Álvarez Leiva el que me animó a aceptar la oportunidad que me daban desde el Servicio Andaluz de Salud, por si aquello me gustaba más que esto, pero volví porque sentía que mi sitio estaba en SAMU.

—¿Recuerda su primer día en SAMU?

 —Perfectamente. Me citó el Dr. Álvarez Leiva en el Hospital Militar, donde era jefe de la UCI. Me tuvo dos horas esperando y, tras una breve entrevista, me preguntó si quería empezar a trabajar ese mismo día. Le dije que sí y me dio en un post-it amarillo la dirección de la sede de SAMU en la calle Asunción. Cogí un taxi y me fui para allá. Para mí la calle Asunción era como la 5ª Avenida de Nueva York. Yo nunca había salido de mi pueblo. Una vez en el piso de Los Remedios, me enviaron a una nave inmensa en un polígono, me dejaron allí y me encargaron limpiar dos ambulancias sin apenas explicaciones y sin ofrecerme ningún uniforme. Iba vestida de niña bonita y recuerdo que me puse la falda perdida de lejía. Terminado el trabajo, nadie venía a recogerme, se habían olvidado de mí, y acabé volviendo a casa llorando en un taxi. Mi madre me dijo que no volviera, que no tenía necesidad de quedarme en ese trabajo, pero a los pocos días me llamaron para disculparse. Decidí darles otra oportunidad y aquí sigo.

—¿Por eso ha dicho antes que los comienzos no fueron buenos?

 —Sí, no fui muy bien acogida al principio. Yo era la típica niña de pueblo que no había salido en su vida de Arahal. Para mí, ir a Sevilla era como ir hoy a Barcelona. Era un mundo nuevo. Nadie me dio ninguna explicación. Yo era una niña muy introvertida y estaba bloqueada.

—¿Cómo era aquel SAMU de los años 80?

 —Era una empresa muy pequeña y muy familiar, con solo dos ambulancias. Todo era manual, no había ordenadores, y las tareas eran muy variadas: reponer botiquines, preparar la comida para el equipo sanitario cuando llegaba de un servicio, lavar, planchar uniformes… hasta ayudar en la consulta privada del doctor Álvarez Leiva. En mis ratos libres, ayudaba a Cristina, la secretaria en esos momentos de don Carlos, y me convertí en la chica de los recados. Recuerdo que a veces tenía miedo, sobre todo cuando pasaba consulta con don Carlos.

—¿Miedo por qué?

 —Porque era algo novedoso para mí. Don Carlos era una persona de un temperamento imponente y me daba pavor. Cuando él llegaba, yo no sabía dónde esconderme. Me metía en mi farmacia y me quedaba allí sentadita hasta que alguien me llamaba. Allí, además, no había horarios. Sabías a qué hora entrabas, pero no cuándo salías. A pesar de ello, me gustaba el trabajo que hacía, me sentía a gusto, no me preguntes por qué. Más tarde empecé a hacer guardias de Coordinación por la noche atendiendo la emisora de radio. Ese era entonces el método más rápido de comunicación, no había móviles. Yo era muy miedica y recuerdo pasar mucho miedo esas noches en aquel piso tan grande yo sola. De hecho, a veces se venía mi hermana conmigo.

—¿Qué ha sido lo que más le ha hecho sentir que este era su sitio?

 —El ambiente de familia. Siempre me he sentido querida, valorada y escuchada. SAMU es mi casa y mi familia.

—¿Qué cambios destacaría como los más significativos?

 —La evolución ha sido abismal. De dos ambulancias hemos pasado a una organización con variedad de servicios y centros por toda la geografía nacional e internacional. Pero la esencia no ha cambiado: la pasión por salvar vidas y ayudar a todo el que lo necesite.

—¿Cuál ha sido el mayor reto al que se ha enfrentado?

 —Aprender sobre la marcha. Desde mecanografiar documentos sin haber tocado nunca una máquina de escribir hasta pasar consulta médica sin experiencia. Ten en cuenta que yo sólo había estudiado un módulo de FP de Auxiliar de Clínica. El Dr. Álvarez Leiva me ponía a prueba constantemente, y creo que superé cada reto. Durante aquellos años en SAMU no te enseñaban a hacer las cosas, tenías que aprender tú solo. No te decían los pasos que tenías que seguir, no te decían qué significaban los códigos que se escuchaban por la emisora, sino que tenías que buscarte la vida, aprendías a base de  equivocaciones.

—¿Cómo ha sido su relación con el Dr. Carlos Álvarez Leiva?

 —De profundo respeto, admiración y aprendizaje. Es exigente, pero también un gran maestro. Me ha enseñado todo lo que sé, y me siento muy orgullosa de seguir siendo su secretaria.

—¿Algún recuerdo o anécdota especial que resuma su estilo de liderazgo?

 —Muchos. Recuerdo que una vez me pidió mecanografiar un documento larguísimo para el día siguiente, y resultó ser una prueba. Siempre estaba pendiente de todo, pero nunca pedía algo que él no lo hiciera primero. Por ejemplo, él empezaba el día a las cuatro de la mañana enviándonos las tareas por fax.

—¿Qué ha aprendido de él?

 —Todo. Profesionalmente y como persona. La exigencia, la entrega, el espíritu de superación, la idea de que no existe el «no se puede». En SAMU siempre hemos dicho: «Dígame qué necesita, que se lo conseguimos». Recuerdo que en una ocasión pidieron presupuesto para un traslado sanitario en helicóptero. Yo contesté que no ofrecíamos ese servicio. Don Carlos, que siempre estaba pendiente a todo, me escuchó y me dijo: “¿Qué es eso de que no tenemos un helicóptero? Aquí tenemos de todo. Pregúntale de qué color quiere el helicóptero que se lo pintamos”. A mí eso se me quedó grabado.

—¿Qué valores cree que han permanecido intactos desde la fundación de SAMU hasta el día de hoy?

 —La pasión por salvar vidas, por ayudar. La esencia sigue intacta.

—¿Cuál es la experiencia más impactante que recuerda?

 —La primera vez que me dejaron sola atendiendo la emisora por la noche. Tenía miedo, pero me quedé. También recuerdo dormir en el suelo con cojines por estar cerca del teléfono. Mi compañera y yo dibujamos un croquis en un papel para poder repetir esa cama improvisada cada noche.

—¿Alguna misión humanitaria que le haya marcado?

 —La caravana solidaria a Marruecos en 2023. Repartimos útiles de higiene y abrigo para 250 familias de aldeas del Atlas afectadas por el terremoto de Marrakech de septiembre de ese mismo año. Fue mi primera misión y me marcó profundamente. La sonrisa de los niños, la gratitud de la gente… Fue inolvidable.

—¿Cómo ha sido su evolución profesional?

 —Empecé limpiando ambulancias y preparando comidas, y aquí sigo cuarenta años después. Desde ahí pasé a tareas administrativas, facturación, contabilidad, coordinación… He hecho de todo. He sido apoderada, accionista, gerente y, sobre todo, secretaria del Dr. Álvarez Leiva.

—¿Cómo definiría su estilo de gestión?

 —Prefiero hacer antes que mandar. Me gusta escuchar, ser clara y directa, no dar rodeos. Pero igual que escucho, riño, lo reconozco. Y si hay que remangarse, se hace. Pero, sobre todo, soy compañera. Nunca me he sentido por encima de nadie.

—¿Qué supone para usted este nuevo cargo como jefa de Servicios Corporativos?

 —Un nuevo reto. Estaba en un momento complicado dentro de la empresa con los últimos cambios, me sentía apartada de la gestión, incluso me planteé que a lo mejor era hora de prejubilarme. Y Carlos González de Escalada, presidente de SAMU, me rescató y me dio esta nueva oportunidad. Ahora vuelvo a estar ilusionada y quiero seguir siendo la Emi de SAMU muchos años más.

—¿Cuáles son sus funciones?

 —Tener una visión general de la organización: labor de control, de flota, de seguros, de los recursos que tenemos, en qué estado está cada cosa. Ser un punto de enlace, control y recomendación.

—¿Qué cree que puede aportar después de tantos años en SAMU?

—Mucho conocimiento de la historia de esta casa, cuidar el detalle, ayudar. Soy un poco tiquismiquis, lo reconozco, me gustan las cosas bien hechas.

—¿Qué desafíos prevé en esta nueva etapa?

 —El nivel de exigencia es alto, pero no me da miedo, estoy acostumbrada. Mi maestro fue el Dr. Álvarez Leiva.

—¿Cómo ha sido conciliar su vida personal con un trabajo tan exigente?

 —He tenido la suerte de estar disponible siempre. El no tener cargas familiares me ha permitido entregarme totalmente a mi trabajo. Esto también ha sido una ventaja con la que ha jugado SAMU durante todos estos años (se ríe).

—¿Qué diría la Emi de 1986 si viera hasta dónde ha llegado?

 —Diría: Qué de cosas aprendidas. Y que todo este camino ha merecido la pena. Me siento muy orgullosa y mis padres también lo estuvieron.

—Se ha emocionado. 

—Sí, aquí siempre me he sentido muy querida, apreciada y valorada. Nunca me he sentido rechazada. Don Carlos fue médico personal de mis padres y a mi padre se le caían las lágrimas de orgullo cuando don Carlos le hablaba de mí. Don Carlos siempre me ha querido y me quiere mucho, lo sé. Y sus hijos, Carlos, Borja, Juan y Alex, para mí seguirán siendo “los niños” a pesar de los años. Juan González de Escalada, vicepresidente de SAMU, tendría 9 ó 10 años cuando lo conocí. A veces hacía los deberes sentado a mi lado. Y a Alejandro Álvarez Macías, consejero de Corporación SAMU, lo vi nacer. Es más, fui a la boda de sus padres. SAMU es mi casa, mi familia. No lo concibo de otra manera.

—¿Qué consejo le daría a alguien que empieza hoy en SAMU?

 —Ser humilde, estar dispuesto a aprender, no cerrarse a nada. Entregarse. Y sobre todo, tener pasión por lo que se hace.

I Feria de Empleo de Fundación SAMU

La I Feria de Empleo de Sevilla Integra reúne a más de 300 personas

Fundación SAMU ha celebrado con éxito la primera edición de su Feria de Empleo Preparándonos para el Futuro en el Espacio Exploraterra de Sevilla. El evento, que se celebró el 27 de marzo y que contó con la participación de más de 300 personas, se convirtió en un punto de encuentro entre empresas, profesionales del sector y participantes del programa Sevilla Integra, con un objetivo común: facilitar la inserción laboral de personas en situación de vulnerabilidad.

La iniciativa, enmarcada en el programa Sevilla Integra, cofinanciado por el Ayuntamiento de Sevilla, supuso una oportunidad real para quienes buscan acceder al mercado laboral actual, cada vez más exigente y digitalizado. A través de mesas técnicas, conferencias, dinámicas prácticas y encuentros con reclutadores, la feria ofreció una visión clara de los desafíos y oportunidades que presenta el nuevo contexto laboral.

La jornada contó con una amplia representación institucional. Entre las autoridades asistentes destacaron Rocío Blanco Eguren, consejera de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía; Antonio Ismael Huertas Mateo, director general de Protección Social y Barriadas de Actuación Preferente de la Junta de Andalucía; Florentino Santos Porras, director general de Formación Profesional y Educación Permanente de la Junta de Andalucía; y diversos representantes del Ayuntamiento de Sevilla, en especial del área de Empleo, Familia, Igualdad y Asociaciones.

Durante la inauguración, intervinieron José Antonio Trujillo, director general de SAMU; Antonio Ismael Huertas, director general de Protección Social y Barriadas de Actuación Preferente de la Junta de Andalucía, y José Luis García Martín, delegado del área de Barrios de Atención Preferente y Derechos Sociales del Ayuntamiento de Sevilla. En sus intervenciones, destacaron el papel transformador de la formación y el empleo en contextos de vulnerabilidad social.

«Esta Feria es un espacio de encuentro, de impulso, de conexión. Empresas, entidades, técnicos, administraciones, ciudadanía, todos sumando en una misma dirección: hacer de Sevilla una ciudad de oportunidades. Deseamos que esta sea la primera de muchas, y con el compromiso firme del Ayuntamiento de Sevilla de seguir trabajando, cada día, por una ciudad más justa, más igualitaria, más humana», señaló José Luis García.

Desde primera hora de la mañana, el Espacio Exploraterra acogió las ponencias técnicas que dieron inicio a la jornada. José Antonio Trujillo, director general de SAMU; Antonio Ismael Huertas, director general de Protección Social y Barriadas de Actuación Preferente de la Junta de Andalucía; y José Luis Martín, delegado del área de Gobierno de Barrios de Atención Preferente, Derechos Sociales, Empleo, Familia, Igualdad y Asociaciones del Ayuntamiento de Sevilla, fueron los encargados de inaugurar la jornada.

Expertos y expertas en empleo, transformación digital, inteligencia artificial, sostenibilidad y mercado laboral compartieron reflexiones clave sobre los retos que marcarán el futuro del trabajo. Las diferentes conferencias abordaron temas como las profesiones emergentes, la digitalización del empleo, la transformación de los oficios tradicionales o la importancia de la equidad de género en los nuevos entornos laborales. Esta primera parte permitió a los asistentes situarse en el nuevo contexto socioeconómico y adquirir herramientas para afrontarlo con mayor seguridad.

A partir del mediodía, se abrió el espacio de interacción directa con las empresas. La feria contó con la participación de 17 empresas que han instalado sus stands informativos, donde los participantes pudieron entregar sus currículums, conocer ofertas laborales y resolver dudas sobre procesos de selección. Además, otras 7 empresas participaron con reclutadores que han llevado a cabo entrevistas reales dentro de la dinámica Pon a prueba tu talento. Esta actividad ofreció a los asistentes la oportunidad de demostrar sus habilidades ante profesionales del sector y recibir una primera impresión del entorno real de selección. Los participantes también recibieron consejos de manera más personalizada sobre cómo mejorar sus currículums para que se adapten mejor a las necesidades de una oferta de empleo concreta.

Esta feria de empleo ha tenido una gran acogida desde el primer momento que se anunció. De hecho, los organizadores tuvieron que ampliar el número de plazas disponibles dada el alto interés de los participantes. Finalmente, el evento contó con 240 plazas para la asistencia a las ponencias, teniendo prioridad los beneficiarios del programa Sevilla Integra. Dado el alto número de inscritos, que ha rozado los 400, a partir del mediodía, aquellas personas en lista de espera pudieron acceder a los stands de las diferentes empresas participantes.

Durante su visita, la consejera de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo, Rocío Blanco, recordó la importancia de que las Administraciones Públicas, las empresas y las entidades del Tercer Sector sumen esfuerzos para continuar favoreciendo la inserción laboral de las personas que se encuentren en una situación especial de vulnerabilidad. «Un puesto de trabajo es, hoy por hoy, una de las herramientas más valiosas con las que contamos para transformar vidas, y en especial las de quienes forman parte de los colectivos menos favorecidos”, señaló.

En ese sentido, subrayó la apuesta continua de su departamento en favor de la formación profesional para el empleo: “Un recurso que abre puertas al mercado laboral porque dota a los futuros trabajadores de los conocimientos y las habilidades que reclama el tejido productivo”.

Sevilla Integra, un programa con impacto real

Esta feria se enmarca dentro del programa Sevilla Integra, un proyecto cofinanciado por el Ayuntamiento de Sevilla que busca mejorar la empleabilidad de personas desempleadas de la ciudad, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad social. Fundación SAMU es una de las entidades que desarrollan este programa, con una intervención personalizada y orientada a dotar a los participantes de herramientas prácticas para su acceso al empleo.

Desde que comenzó la edición vigente de este programa, Fundación SAMU ha atendido a más de 700 personas, ofreciéndoles orientación, formación, prácticas profesionales y acompañamiento en su proceso de búsqueda activa de empleo. Entre la formación impartida destacan cursos relacionados con administración, comercio, logística y ayuda a domicilio, entre otras muchas más materias. Esta I Feria de Empleo ha sido una de las acciones más destacadas dentro de este marco, con un enfoque práctico y transformador.

Según los organizadores, el objetivo ha sido no solo poner en contacto a las personas participantes con empresas reales, sino también prepararlas para comprender cómo está evolucionando el mundo laboral. “El mercado de trabajo cambia cada día. Nuevas tecnologías, nuevos modelos de organización, nuevas formas de buscar empleo. Esta feria ha sido una oportunidad para adaptarse a esos cambios y afrontar el futuro con herramientas concretas”, explican desde Fundación SAMU.

La experiencia ha sido valorada muy positivamente tanto por los participantes como por los reclutadores y empresas presentes. La mayoría de las personas asistentes han destacado la cercanía de los equipos de trabajo, la utilidad de los contenidos ofrecidos y la posibilidad de establecer relaciones profesionales en un entorno accesible y dinámico.

El evento ha contado con la colaboración de diversas entidades públicas y privadas que han mostrado su interés por sumarse a este tipo de iniciativas. La participación activa de las empresas, la implicación de los equipos técnicos y la respuesta del público han demostrado que hay espacio para eventos que unen empleo, formación e inclusión.

La celebración de esta I Feria de Empleo consolida el papel de Fundación SAMU como agente de transformación social y como entidad comprometida con la inclusión. Con este evento, SAMU refuerza su apuesta por conectar a las personas con el mercado laboral, generando oportunidades reales para quienes más lo necesitan.

Un taller del programa Resurge Mujer de Fundación SAMU

Mujeres que resurgen

En un local luminoso del distrito Macarena, en Sevilla, cerca del Parlamento de Andalucía, mujeres de distintas edades, orígenes y trayectorias se dan cita cada semana en el Espacio Ámbar para compartir tiempo, aprender, apoyarse y, sobre todo, para mirar al futuro con esperanza. Allí, en las instalaciones de Espacio Ámbar de Fundación SAMU, se desarrolla desde marzo de 2024 el programa Resurge Mujer, una iniciativa del área de Igualdad, Género y Familias que ofrece acompañamiento integral a mujeres migrantes en situación de especial vulnerabilidad, en colaboración con otras entidades sociales.

El programa nació con el respaldo del Instituto Andaluz de la Mujer de la Junta de Andalucía y tiene como objetivo facilitar procesos de inserción sociolaboral desde una mirada respetuosa, interseccional y comprometida. En su primer año, han participado 38 mujeres procedentes de 12 países distintos: Colombia, Marruecos, Perú, Nicaragua, El Salvador, Ucrania, Costa de Marfil, Rumanía, Nigeria, Honduras, Bolivia y Senegal. Muchas de ellas se encuentran en una situación administrativa irregular o en procesos de regularización. Algunas son víctimas de violencia de género. Otras han sido apartadas en sus familias por su orientación o identidad. Otras llegaron huyendo de la guerra o la pobreza. Y todas comparten un mismo punto de partida: la necesidad de rehacer sus vidas desde la seguridad, el acompañamiento y la confianza.

A diferencia de otros recursos, Resurge Mujer no exige requisitos administrativos para la participación. Esto permite atender a mujeres que habitualmente quedan fuera de los programas institucionales, lo que ha sido clave para llegar a perfiles especialmente vulnerables. La edad media de las participantes es de 40 años, pero el abanico generacional es amplio: hay mujeres jóvenes que inician su vida laboral y también mayores que buscan integración social, como el caso de una mujer de 82 años que, acompañada por su hija, participa en los talleres para aprender español y mantenerse activa.

Muchas de ellas no tienen redes de apoyo. Algunas viven en asentamientos, otras cuidan solas a sus hijos, otras arrastran secuelas emocionales tras largos procesos migratorios. “Llegan con un enorme desgaste, con la autoestima muy baja, sintiéndose fuera de todo”, explica un miembro del equipo de Fundación SAMU. “Nuestro primer objetivo es reconstruir un espacio seguro, donde puedan reconocerse como personas sujetas de derechos y recuperar la confianza en sí mismas”.

Una vida en reconstrucción

El programa se organiza en torno a ciclos temáticos que se repiten semanalmente, con el objetivo de crear rutinas estables, comprensibles y accesibles. Cada día de la semana tiene una orientación específica. Los lunes se abordan temas relacionados con la prevención de la violencia de género. Los martes se dedican al empleo: currículums, entrevistas, autoconocimiento profesional y simulaciones. Los miércoles están orientados al autocuidado, con talleres de expresión corporal, cerámica, automasaje y bienestar emocional. Los jueves se trabajan los derechos, la integración comunitaria, la gestión del tiempo y los recursos económicos. Los viernes, el Café-Cháchara abre sus puertas como espacio para mujeres no hispanohablantes, una propuesta distendida para aprender español mientras se toma un café y se habla de la vida.

Este sistema por ciclos permite que cada mujer elija en qué espacios participar, según su momento personal. «La participación es libre pero continua. Eso les da libertad, pero también estructura. Saben qué se hace cada día y eso genera seguridad”, explican desde el equipo de Resurge Mujer. La asistencia, de hecho, ha sido constante y sostenida en el tiempo.

“Resurge Mujer es una red donde sostenerse, un lugar donde encontrar un rayito de luz en la adversidad”, continúa Cristina Adame, educadora-formadora de este programa. «Es un refugio, un lugar donde sentirse segura», añade Silvia Naranjo, psicóloga del equipo. «Un caldero de iniciativas que persiguen una transformación», concluye Elena Aguilar, trabajadora-educadora social.

Talleres para la vida real

Entre junio y diciembre de 2024 se han desarrollado 64 talleres agrupados en cinco grandes bloques: violencia de género, aprendizaje del idioma, habilidades para el empleo, gestión del tiempo y economía, e integración y derechos. Los contenidos son muy prácticos: cómo buscar trabajo por internet, cómo enfrentarse a una entrevista, cómo redactar una carta de presentación, cómo organizar un presupuesto doméstico, cómo identificar redes de apoyo, cómo homologar un título extranjero o cómo protegerse ante situaciones de violencia.

Uno de los talleres más valorados es el Café-Cháchara, que imparte la voluntaria Clara Bernal, alumna del ciclo formativo de Grado Superior de Técnico en Integración Social de Escuela SAMU. Se celebra cada viernes por la mañana y está dirigido a mujeres que apenas dominan el español. “No es una clase de idioma al uso. Es un espacio donde se sienten cómodas, donde se ríen, donde se atreven a hablar, a equivocarse, a preguntar. Hacemos juegos, salimos a comprar pan, vamos al mercado. Aprenden español practicando, pero también se hacen amigas”, destacan desde Fundación SAMU.

Estos talleres se desarrollan en red con la colaboración de otras entidades sociales, como es el caso de la Liga Española de Educación. Recientemente esta entidad ofreció un taller dentro del proyecto SIAR (Servicio Integral de Apoyo contra el Racismo) que impartió la educadora y trabajadora social Marta Medrano.

El equipo del programa está formado por una trabajadora social, una psicóloga, una pedagoga y una socióloga. Todas trabajan en coordinación y desde una misma línea de intervención. Además de las actividades grupales, cada mujer tiene un itinerario individual de acompañamiento, que incluye atención psicológica, orientación laboral, seguimiento formativo y asesoramiento jurídico.

“El equipo no se limita a dar talleres”, resume Jara Díaz, coordinadora del programa. “Este es un espacio compartido de crecimiento y cuidado, donde participantes y profesionales aprenden unas de otras, tejiendo, sin prisas, un lugar seguro, creativo y lleno de vida”.

En apenas diez meses de vida, Resurge Mujer ha logrado transformar vidas. El 92% de las participantes ha mejorado su nivel de autoestima y confianza. El 85% ha reducido su situación de vulnerabilidad. Más del 80% ha adquirido herramientas para gestionar su tiempo y su dinero. El 20% ha conseguido empleo. Muchas han iniciado trámites de homologación de estudios o regularización. Varias han participado en prácticas formativas. Y casi todas han construido lazos de apoyo que permanecen fuera del aula.

El nombre del programa no es casual. Resurge habla de volver a levantarse, de salir a flote, de empezar otra vez. No desde el asistencialismo, sino desde el reconocimiento mutuo. No desde el sacrificio, sino desde la dignidad. Resurge Mujer no es solo un programa de inserción laboral. Es una forma de estar juntas. De resistir. De volver a empezar.

8M: una semana de reflexión

Con motivo del Día Internacional de las Mujeres, el Espacio Ámbar acogió una semana de actividades abiertas a la comunidad. El 5 de marzo se organizó una sesión con adolescentes para desmontar mitos sobre el feminismo y las relaciones, en colaboración con institutos de la zona.

El 7 de marzo se celebró el taller Maternidades migrantes, un espacio de reflexión sobre qué significa ser mujer, madre y migrante, donde varias participantes del programa Resurge Mujer compartieron sus experiencias. Ese mismo día, la dinámica Mujer Raíz invitó a conectar con la propia historia a través de la siembra de esquejes.

El 12 de marzo, una de las mujeres participantes del programa impartió un taller de danza africana, que se convirtió en un acto simbólico de empoderamiento colectivo. Y el día 8, muchas se sumaron a la manifestación convocada en Sevilla.

Estas acciones permitieron visibilizar el trabajo del programa, pero también generar vínculos con el entorno. “Participar como ponentes o dinamizadoras les da un lugar. Dejan de ser receptoras y pasan a ser protagonistas”, apuntan desde Fundación SAMU.

Carlos González de Escalada, presidente de SAMU, junto a sus hermanos, su padre y su hija.

El maquinista de SAMU

El 14 de marzo, el salón del Hotel Ilunion Alcora de San Juan de Aznalfarache (Sevilla) se llenó de emoción, recuerdos y gratitud. Alrededor de 80 personas, entre familiares, amigos y trabajadores de SAMU, se dieron cita en un acto sorpresa de homenaje a Carlos González de Escalada, presidente de SAMU y director general de la organización durante los últimos 14 años.

El acto fue un reconocimiento a una etapa clave en la historia de la entidad. Bajo la dirección de González de Escalada, SAMU ha vivido una transformación sin precedentes. De ser una organización centrada en la formación y la atención de emergencias sanitarias en Andalucía, en este periodo ha pasado a ser una institución de referencia nacional e internacional en la gestión de servicios sociales, salud mental, formación profesional, cooperación y acción humanitaria.

El homenaje comenzó con palabras de agradecimiento y emoción contenida. Su hija Victoria confesó que organizar la sorpresa no había sido fácil: “Mi padre está todo el día en el aire, como un pájaro, pendiente de todo”. Entre risas y con cariño, destacó lo que su padre representa para ella y sus dos hermanos: “Siempre lo hace todo con emoción, con cariño, y eso nos contagia y nos anima cada día para ser mejores”.

Otro momento significativo fue la intervención de José Antonio Trujillo, quien ha tomado el relevo en la dirección general de la entidad. Trujillo definió a González de Escalada como “un líder excepcional, un visionario, un experto en tomar decisiones difíciles”. Y añadió: “Ha sido el artífice de esta expansión extraordinaria. No he tenido nunca en toda mi trayectoria profesional un mentor de un nivel tan elevado”.

El relato del crecimiento de SAMU en estos años tiene cifras contundentes: 3.000 trabajadores, 150 centros y programas gestionados y presencia en múltiples comunidades autónomas y países. La organización ha diversificado sus servicios, ha creado unidades especializadas en salud mental, atención a menores, migraciones, emergencia humanitaria y formación profesional, y ha puesto en marcha una profunda estrategia de transformación digital.

Pero este homenaje no se centró solo en los logros de gestión de González de Escalada. Fue también una celebración familiar. Subieron al escenario sus hermanos Borja, Juan y Alejandro, su padre, Carlos Álvarez Leiva, y su compañera Valme López. También intervinieron otros miembros de la familia a través de un vídeo conmemorativo.

Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU, construyó su intervención en forma de metáfora ferroviaria. Recordó cómo su padre, Carlos Álvarez Leiva, fundó SAMU hace más de 40 años y lo comparó con “una locomotora a la que había que echarle carbón”. “Un día sus hijos le dijimos: ‘deme usted la pala y siéntese’. Y Carlos fue quien cogió esa pala y aceleró el tren. Venga carbón, y venga más carbón… Don Carlos miraba por la ventanilla del tren y le decía: ‘Niño, ¿no vamos muy rápido?’ En el fondo todos teníamos miedo, pero la situación estaba controlada. Hoy somos 3.000 pasajeros y 150 vagones”. Y concluyó: “Carlos ha tomado muchas decisiones solitarias, duras, muchas veces desagradecidas. Pero ha hecho avanzar este tren sin descarrilar, incluso a gran velocidad”.

El fundador de SAMU, Carlos Álvarez Leiva, también tomó la palabra para hacer un emotivo recorrido por el legado compartido. “No hay mayor satisfacción para un padre que ver cómo su legado crece en manos de su propia sangre. Carlos ha guiado el desarrollo de SAMU con determinación y éxito. La expansión que hemos presenciado es testimonio de un trabajo bien hecho”.

Álvarez Leiva recordó los primeros pasos de SAMU, empresa que nació con la convicción de que era posible marcar la diferencia. “SAMU no es el proyecto de una sola persona. Es una obra colectiva que ha evolucionado sin perder su espíritu original”. Dirigiéndose a sus nietos, les habló del verdadero legado: “La vocación de servicio, el compromiso con los demás y el esfuerzo por hacer del mundo un lugar mejor”.

Desde un vídeo conmemorativo, Juan González de Escalada recordó los comienzos de su hermano en SAMU, limpiando la UVI móvil los fines de semana o, ya de mayor, en la coordinación de servicios: «Atendía la emisora, comunicaba… Era incansable”. Y añadió: “Estoy muy orgulloso de ti. Nadie como tú podría haber hecho crecer SAMU de esta manera”.

Una jornada de agradecimiento

En un tono personal y emotivo, Valme López, una de las trabajadoras más cercanas al homenajeado, destacó su capacidad de liderazgo y entrega. “Carlos siempre va dos pasos por delante. Es generoso, valiente, leal. Es mi referente y un pilar fundamental en mi vida. Me faltan vidas para agradecerle todo lo que ha hecho por mí”.

El broche del homenaje lo puso el propio Carlos González de Escalada, muy emocionado. “Estoy abrumado, esto me da mucha vergüenza, pero también mucha felicidad”. En su intervención, repasó los años de esfuerzo, la exigencia de estar a la altura de quienes le precedieron y el orgullo de contar con un equipo “sensacional, de profesionales que lo saben todo y que llevan a la familia fundadora en volandas”. Hizo referencia a los retos de dirigir una organización compleja: “A veces es difícil, pero lo estamos sacando adelante entre todos”.

El homenaje concluyó con un aplauso unánime. Un gesto compartido que resume lo que SAMU representa hoy: una gran familia, una misión que trasciende generaciones y una historia en marcha, siempre con la locomotora a velocidad de crucero y bien encarrilada.

Escuela SAMU en Sierra Nevada

Escuela SAMU ofrece formación de altura en una nueva acampada de invierno en Sierra Nevada

El silencio del amanecer en Sierra Nevada se rompió con el sonido de las primeras pisadas sobre la nieve. Bajo un cielo despejado y con temperaturas bajo cero, un grupo de futuros profesionales sanitarios se preparaba para enfrentar uno de los mayores desafíos de su formación: la Operación Colmillo Blanco.

Este ejercicio, que forma parte del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de Escuela SAMU y la Universidad CEU San Pablo, se desarrolló del 3 al 7 de febrero en el área recreativa de Fuente Alta, a pocos kilómetros de la estación de esquí de Pradollano (Granada).

La acampada reunió a alumnos del máster de enfermería; estudiantes de los ciclos formativos de Técnico en Emergencias Sanitarias (TES), Técnico en Emergencias y Protección Civil (TEPC) y Técnico Superior de Coordinación de Emergencias y Protección Civil; instructores y profesionales externos. Todos afrontaron una convivencia en un entorno hostil, donde el frío, la nieve y la altitud pusieron a prueba sus habilidades físicas y mentales.

El campamento, planificado por un gabinete compuesto por ocho alumnos y dos instructores, se desplegó en un terreno de casi 1.000 metros cuadrados a una altitud de entre 1.980 y 2.140 metros. Para ello, se instalaron tiendas Hilleberg y se aseguró la logística necesaria para la supervivencia durante cuatro días.

El propósito de la Operación Colmillo Blanco era doble: formar a los participantes en la construcción y mantenimiento de un campamento seguro en condiciones de frío extremo y reforzar sus competencias en la atención sanitaria en entornos hostiles. Para ello, los alumnos recibieron formación práctica en vestimenta térmica, rescates en montaña, anclajes de seguridad y técnicas de evacuación de víctimas.

Las jornadas estuvieron marcadas por una combinación de esfuerzos físicos y decisiones críticas. La progresión con crampones y piolet, la autodetención en pendientes, la construcción de refugios y el rapel en hielo fueron solo algunas de las pruebas que afrontaron los participantes.

Desde el equipo docente de Escuela SAMU explican que para los estudiantes es muy importante realizar prácticas en estas condiciones medioambientales, ya que se producen muchos aspectos particulares que los sanitarios deben tener en cuenta a la hora de trabajar. “En una asistencia en alta montaña hay que tener en cuenta muchas variables como, por ejemplo, la ventilación del paciente y la presión pulmonar cuando se realiza ventilación mecánica, así como su temperatura corporal. El metabolismo cambia en estas circunstancias y son cosas que nuestros alumnos tienen que aprender in situ”.

Los talleres y actividades que se realizaron durante estas jornadas se estructuraron en cuatro bloques de formación: técnicas de desplazamiento en nieve y hielo (uso de crampones y piolet, progresión en terrenos helados y maniobras de autodetención en caso de caídas); rescate y evacuación (movilización de camillas en zonas escarpadas, ascenso con contrapeso, descensos con polipasto y maniobras de tirolina); supervivencia y refugios (construcción de vivacs en nieve, gestión de anclajes de fortuna y adaptación del campamento a condiciones extremas); y autorrescate en avalanchas (uso de detectores de víctimas de avalancha, protocolos de búsqueda y rescate, y uso de sondas y palas en nieve compactada).

El mantenimiento del campamento exigió turnos de guardia tanto nocturnos como diurnos. Durante la noche, cada binomio de alumnos aseguró la vigilancia y el control de las condiciones meteorológicas, garantizando la seguridad de sus compañeros y del material. Las temperaturas descendieron hasta los -6°C, lo que hizo especialmente exigente la resistencia a la intemperie.

La última jornada, mientras parte de los integrantes de la expedición desmontaban y recogían el campamento, otro grupo realizaba una de las actividades más esperadas de la acampada: el tradicional ascenso al Veleta, la cuarta cumbre más alta de España por detrás del Teide, Mulhacén y Aneto.

Al concluir la acampada, los participantes fueron sometidos a una evaluación integral que analizó su desempeño en la toma de decisiones, la capacidad de adaptación y la gestión de los recursos.

Los instructores destacaron la mejora progresiva en la resistencia física y mental de los alumnos, así como su capacidad para actuar en equipo y resolver situaciones de alta complejidad. La tradicional acampada de supervivencia de invierno consolidó su reputación como una de las experiencias formativas más exigentes de Escuela SAMU.

Esta acampada, más allá del aprendizaje técnico, dejó una huella imborrable en los futuros profesionales de emergencias, reforzando su vocación y preparándolos para enfrentar los escenarios más adversos con determinación y competencia.

Un enfoque social e integral frente al suicidio

El Gobierno de España no ha logrado sacar adelante el plan nacional de salud mental, pero sí ha conseguido aprobar en la misma semana el primer plan de prevención del suicidio en España. Dionisio García, psicólogo de SAMU Wellness, hace balance de este hito.

 

«¿Te contó mi hermano lo que iba a hacer si volvía a beber?…” Sabía la respuesta a aquella pregunta porque él me la dio en la última sesión que tuvimos de terapia antes de… firmar su alta terapéutica. Era marzo de 2005 cuando recibí la noticia. Su hermana era la que llamaba, y yo, el que sostenía el teléfono al otro lado. Era una de esas tardes en las que ya hacía más frío que calor en lo alto del alcor. Han pasado más de veinte años y sigo sin tener claro qué ocurrió. Sigo acordándome de aquel pescador bonachón que ingresó por problemas con el alcohol y de salud mental en un centro de tratamiento en modalidad residencial de Andalucía, y que hacía lo que prometía allá donde fuera.

El viernes 14 de febrero de 2025 se aprobó por primera vez en España un plan de prevención del suicidio que, entre sus fortalezas, incluye el uso racional de psicofármacos, la apuesta por la formación y la capacitación, y una visión de la salud mental que no se limita al aumento de recursos (que, por supuesto, necesitamos), sino que también incluye una mirada a los determinantes sociales de la salud.

Este plan establece como una de sus prioridades la atención a los grupos más vulnerables. Contempla programas específicos de apoyo para los mayores que viven en soledad, para los adolescentes, para el colectivo LGTBIQ+, y para las familias que han sufrido el golpe del suicidio y se sienten abandonadas en el duelo. Algo que le habría venido bien a la hermana de mi paciente allá en 2005.

El optimismo con el que se plantea la incorporación de este plan en nuestros equipos será siempre bienvenido. Llega tarde, pero es bienvenido.

No seré yo quien agüe la fiesta a todas aquellas personas que, a partir de ahora, se verán beneficiadas de este «plan pionero en España», según palabras de la ministra Mónica García. Sin embargo, el Gobierno no ha podido sacar adelante otro proyecto en el que se complementaban (o se habrían complementado) las ayudas a estas familias y personas afectada. Me refiero al plan de acción de salud mental, que iba en la línea de la deprescripción de psicofármacos y el refuerzo de especialistas en psicología en la Atención Primaria.

Este plan aboga por una humanización del modelo de atención que va desde implantar un uso racional de psicofármacos y una mayor prescripción social hasta buscar alternativas a la institucionalización, la sujeción mecánica y la regulación de la psicoterapia y la psicología clínica infantil. Y qué curioso que solo hayan estado a favor de este plan las comunidades de Navarra, Cataluña y Asturias, que se encuentran a años luz, en materia de sanidad, de las otras comunidades autonómicas que han negado este documento.
En España se suicidan más de 4.000 personas al año, según las estadísticas oficiales. No es nada despreciable la cifra de once personas al día que mueren en este país por suicidio, pues cada una de ellas importa.

El plan viene a ayudar al colectivo, a la sociedad que hemos creado, y nos muestra la fragilidad y vulnerabilidad que padecen un gran número de personas, quienes ahora podrán beneficiarse del cambio de modelo imperante, en el que la individualidad no puede ponerse por encima de lo colectivo.

El plan viene a quedarse y a decirnos que no se puede descontextualizar y poner en la persona lo que todos, como sociedad, hemos generado: angustia, ansiedad, miedo a elegir, renuncias, frustraciones, inmadurez…

Las fortalezas tampoco pueden recaer sobre los cambios que va a proponer este plan. Cada uno de los organismos tiene que asumir sus propias mejoras para facilitar vivienda, empleo, salud, educación y servicios a la dependencia, que es donde reside la calidad de vida del individuo y la sociedad. Una sociedad con salud emocional, física, psíquica, ambiental y rica en valores humanos inhibe en gran parte el sufrimiento individual. Ese sufrimiento individual que obliga a las personas a elegir cuando están, en sentido figurado o no, en un octavo piso y con su casa quemándose, entre quedarse o saltar.

La labor que se realiza en los equipos asistenciales de SAMU Wellness es verdaderamente admirable. Cada día aporto no solo mis conocimientos y habilidades, sino también mi humanidad, empatía y un deseo genuino de ayudar. Junto a mis compañeros y compañeras, enfrentamos situaciones emocionalmente desafiantes, pero juntos creamos un ambiente donde la compasión y la comprensión son la norma. Nuestro trabajo va más allá de la atención directa; buscamos construir un entorno en el que cada persona se sienta valorada y apoyada.

La colaboración entre disciplinas enriquece aún más nuestro enfoque. Al integrar perspectivas psicológicas, sociales y médicas, logramos una visión holística del bienestar de cada persona. Esta sinergia es esencial para ofrecer un tratamiento no solo efectivo, sino también profundamente personalizado, adaptado a las necesidades únicas de quienes confían en nosotros.

Es motivador ver cómo cada uno de nosotros comparte su conocimiento y experiencia con un objetivo común: mejorar la vida de quienes están en riesgo. La dedicación a nuestros pacientes es digna de valorar en la lucha contra el suicidio y en la promoción de la salud mental, recordándonos que, en la conexión humana y el apoyo mutuo, reside una poderosa fuerza de sanación.

En aquella sesión con la que iniciaba este artículo, el paciente me verbalizó que, si volvía a beber, se ahorcaba, y eso hizo. Para eso me llamaba su hermana, para decirme lo que le había sucedido a su hermano. Quizás este plan que se pone en marcha sirva para que muchas de esas personas que están entre la vida y la muerte elijan la vida.