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Escuela SAMU Módulo IMV

Formación en Escuela SAMU: más necesario que nunca

A pleno rendimiento. Así se encuentra estos días Escuela SAMU. Ningún virus frena su actividad. Todo lo contrario. La crítica situación sanitaria que atraviesa el planeta por la pandemia de Covid-19 hace que su labor formativa sea ahora más necesaria que nunca.

Todos los alumnos han iniciado ya las clases. A los 160 estudiantes de los ciclos de primer y segundo año de Técnico en Emergencias Sanitarias, Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y Técnico en Integración Social, se unieron a mediados de septiembre los 24 alumnos del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) y los 12 estudiantes del Máster en Urgencias Médicas que no pudieron terminar su formación el curso pasado a causa del coronavirus, además de otros 24 médicos del curso intensivo de Medicina.

También en octubre iniciaron sus clases los estudiantes de la nueva edición del Máster de Enfermería (2020-2021). En total, más de 200 alumnos.

Para dar cabida a todos estos estudiantes y poder ofrecer el mismo nivel de calidad que caracteriza la formación de este centro educativo, Escuela SAMU ha instalado varios iglúes prefabricados en los que se imparten clases garantizando las medidas de seguridad vigentes contra el Covid-19.

“Ofrecemos la calidad de siempre. Nuestra formación no se ha visto resentida en ningún momento a causa de la crisis. Seguimos desarrollando simulacros y ejercicios de alta calidad. Es más, estamos convencidos de que ahora nuestra formación es más necesaria que nunca. Debemos preparar a nuestros alumnos lo mejor posible para que estén preparados para actuar en situaciones extremas como la que estamos viviendo”, explican desde Escuela SAMU.

Los alumnos del Máster de Enfermería 2019-2020 han recibido formación específica por parte del Segundo Escuadrón de Apoyo Al Despliegue Aéreo del Ejército del Aire dentro del Módulo de Atención en Incidentes con Múltiples Víctimas (IMV).

La asistencia sanitaria en situaciones de múltiples víctimas o catástrofe es un proceso complejo en el que una correcta actuación y atención sanitaria se presenta como un verdadero reto. Los profesionales involucrados en un IMV se ven inmersos en situaciones especiales, no solo para la asistencia in situ de los accidentados, sino por la necesidad de una coordinación y organización que permitan controlar el escenario y realizar una evacuación ordenada de los heridos. La comunicación se convierte en un pilar importante en este tipo de situaciones.

Los enfermeros han de estar formados para poder ofrecer una respuesta rápida, segura, organizada y coordinada con otros profesionales de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, con el fin de neutralizar rápidamente la amenaza evitando así la generación de más víctimas y asegurando una eficaz y rápida asistencia sanitaria en un entorno complejo.

Para hacerlo posible, es imprescindible que el personal sanitario conozca conceptos y procedimientos elementales de medicina táctica y cómo se aplican en el marco de la asistencia sanitaria en entornos hostiles. Dichos conocimientos y procedimientos han probado su eficacia en entornos militares y en entornos tácticos policiales, aumentando la supervivencia de las víctimas.

La formación en este campo es una demanda cada vez más creciente en nuestro entorno profesional debido al riesgo de la amenaza latente en la sociedad actual.

El objetivo general de este módulo es entrenar a profesionales en conocimientos, habilidades y competencias necesarias para brindar asistencia sanitaria a las víctimas de un IMV en ambiente prehospitalario.

Otros de los objetivos específicos son gestionar la autoridad; introducir medidas de seguridad a adoptar por el interviniente sanitario; sectorizar la zona según el incidente; movilizar e inmovilizar a las víctimas; realizar acarreos y arrastres para evacuaciones rápidas; realizar triaje adaptado a las circunstancias; conocer los protocolos y materiales de control de hemorragias en IMV; manejar torniquete; actualizar la asistencia y trazabilidad del paciente en IMV y conocer la dinámica de trabajo de los distintos profesionales intervinientes.

En este módulo celebrado en Escuela SAMU han participado como conferenciantes invitados Carlos Álvarez Leiva, coronel médico del Cuerpo Militar de Sanidad, profesor de Emergencias Médicas de la Universidad de Sevilla y presidente del Grupo SAMU; y Jaime Gil Abarca, ex director de los servicios especiales del Servicio de Emergencias Médicas de Barcelona (SEM) y ex director de la unidad ORCA.
Este módulo de atención en incidentes con múltiples víctimas finalizó con un ejercicio a modo de gran simulacro de unas cuatro horas de duración en el que participaron todos los alumnos del Máster de Enfermería 2019-2020 con la colaboración de voluntarios que hicieron el papel de víctimas, tal como se muestra en imágenes de este reportaje.

Otro de los módulos que se han llevado a cabo en las últimas semanas ha sido el de NBQ (Defensa Nuclear, Biológica y Química). En él los alumnos aprenden, entre otros aspectos, los procedimientos generales para la gestión de un incidente NBQ y cómo actuar desde el punto de vista de la asistencia sanitaria.

Entre los objetivos de este módulo destacan identificar los principales riesgos biológicos; conocer los principales efectos de los agentes químicos y radiológicos; el buen uso de los equipos de protección individual, conocer y trabajar con equipos de protección individual encapsulados, conocer y realizar procedimientos de descontaminación en víctimas válidas, no válidas e intervinientes y conocer procedimiento de descontaminación, entre otros.

Andrés Rodríguez Holst Escuela SAMU

Andrés Rodríguez Holst, ‘team manager’ de la misión El Salvador: “Mi vida cabe en dos maletas”

El enfermero e instructor de Escuela SAMU Andrés Rodríguez Holst (1986, San José, Costa Rica) se pone al frente como ‘team manager’ del equipo de 30 sanitarios de SAMU que ha viajado a El Salvador para prestar asistencia sanitaria por la Covid-19. Rodríguez ha convertido su trabajo en su modo de vida y El Salvador será su misión humanitaria número 13.

—¿Cuándo y por qué decidió dejar los bosques tropicales y la costa caribeña de Costa Rica por España?
—Llegué a España el 15 de octubre de 2014 con una beca del Banco Interamericano de Desarrollo para estudiar el máster de Enfermería de Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU. Tras graduarme, trabajé en el Hospital público de San Juan de Dios y fui profesor en la Universidad de Costa Rica, pero quería seguir formándome, sobre todo en logística sanitaria y acción humanitaria. Entonces sólo había dos másteres de estas características en el mundo, uno en Noruega y otro en Sevilla, el de SAMU. Así que me viene a España.

—¿Su intención era volver a Costa Rica una vez finalizado el máster?
—Yo voy donde me lleve el viento. A mi la vida me cabe en dos maletas. Además, estando en Europa comencé a colaborar con Médicos Sin Fronteras, por lo que me muevo mucho.

—Actualmente es profesor en Escuela SAMU, donde usted mismo se formó, y es el coordinador del módulo de Acción Humanitaria del máster de Enfermería. ¿Qué suelen esperar los alumnos de este módulo?
—Por lo general, las personas tienen una visión muy pasional y romántica de la acción humanitaria. Piensan en lo guay que es ser viajero del mundo y lanzarse a la aventura. Eso es lo que les llama la atención. A mis alumnos, cuando les presento el módulo nunca les cuento dónde he estado y qué he hecho, no me gusta ir alardeando, por lo que mis estudiantes, al principio, se muestran un poco escépticos. No esperan mucho y creen que es una chorrada de módulo. Pero al final, cuando nos metemos de lleno y profundizamos en la acción humanitaria, salen muy contentos. Alumnos que han llegado diciendo que su meta en la vida era tener una interinidad en el SAS han salido diciendo que quieren hacer una misión.

—¿Algunos de sus alumnos han ido a alguna misión humanitaria?
—Sí, hay varios que han mostrado interés y han realizado misiones con Cruz Roja, Save the Children, Médicos Sin Fronteras, Enfermeros Sin Fronteras o Bomberos Unidos Sin fronteras, entre otros.

—¿En su caso, cómo entró en contacto con la acción humanitaria?
—En 2009 hubo un terremoto en Costa Rica, concretamente en Cinchona. Necesitaban enfermeros instrumentistas, ya que había muchos traumas, y había que organizar aquello, y allá que me fui. Esa fue mi primera misión fuera de casa. Fui con Cruz Roja y, a raíz de aquello, hice contactos y empezaron a llamarme para otras acciones. Ya en España, en 2016, Médicos Sin Fronteras contactó conmigo para participar en el desarrollo de una unidad quirúrgica, un proyecto humanitario piloto de vanguardia, y ahí sigo.

—¿Cómo logra compaginar su trabajo como enfermero y profesor con sus numerosas colaboraciones humanitarias?
—Hasta el pasado año, dedicaba mis vacaciones de verano a trabajar con Médicos Sin Fronteras. Este año con la Covid-19 no ha sido posible.

—¿Cuántos años lleva sin disfrutar de unas relajadas vacaciones veraniegas?
—(Se ríe) Pues unos tres años, pero eso no significa que no descanse. Cojo días sueltos a lo largo del año. Por ejemplo, en diciembre estuve en una boda en Costa Rica y unos días antes de que se declarara el estado de alarma en España, también estuve en mi país. De hecho, estando allí se registró el primer caso de Covid en Costa Rica y estalló todo en España.

—Este verano se va a El Salvador como team manager de un grupo de intervención de catástrofes de SAMU. ¿Cómo surgió esta misión humanitaria?
—Debido a la crisis sanitaria que está atravesando El Salvador a causa del coronavirus, el Ministerio de Salud salvadoreño envió a principios de julio al doctor Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU, una petición de ayuda para dar apoyo asistencial al recién inaugurado Hospital Nacional El Salvador, en la capital. La misión durará un mes y nos vamos el 29 de julio.

—¿Cuántas personas forman este equipo de intervención?
—Somos 30 personas, entre médicos, enfermeros, técnicos de emergencias sanitarias, auxiliares de enfermería y una psicóloga. Diecisiete de estos treinta sanitarios pertenecen a la plantilla de SAMU. El resto ha sido seleccionado tras un llamamiento que hicimos a través de las redes sociales.

—¿Cómo ha sido el proceso de selección de profesionales?
—Lo primero que hemos valorado ha sido la predisposición. Todos se pusieron en contacto con nosotros, no al revés. En total recibimos 127 solicitudes. A todos ellos les mandamos un correo electrónico explicando los objetivos de la misión y lo duro que iba a ser el trabajo allí. Tras este correo, 40 mostraron interés en continuar con el proceso. Es lo que hemos hablado antes, esa visión pasional de la acción humanitaria, pero en el fondo la gente no quiere darse la paliza.

—¿Qué aspectos se han tenido en cuenta para seleccionar al equipo?
—Los perfiles profesionales, los currículos y, sobre todo, la experiencia con Covid-19. También se ha dado prioridad al personal de SAMU.

—¿Se lleva a algún exalumno de Escuela SAMU?
—Sí, me llevo a cinco exalumnos del máster de Enfermería y a cuatro del curso de TES. Todos ellos contactaron conmigo.

—Una vez en El Salvador, ¿cuentan con algún enlace en España en caso de que surja algún problema?
—Nosotros lo llamamos gabinete de crisis y está formado por personal de SAMU íntegramente. La mayoría de estas personas tienen experiencia en el trabajo con Covid-19, como por ejemplo Andrea Luis, que formó parte del equipo de mando del dispositivo del Hotel Alcora en Sevilla, que atendió a personas mayores contagiadas.

—¿Qué se van a encontrar en El Salvador cuando lleguéis?
—Todo es un poco incierto aún. El Gobierno salvadoreño abrió recientemente un hospital con capacidad para mil camas y necesitan ayuda asistencial ante la grave crisis sanitarias que estamos viviendo. A principios de julio, los datos oficiales eran de más de 8.000 personas contagiadas y 209 fallecidos. El 87% de los casos se concentran en la capital. No obstante, amigos y conocidos de la zona me cuentan que la situación es bastante caótica. Hasta que no lleguemos allí no sabremos a qué nos vamos a enfrentar.

—¿Qué es exactamente lo que os pide el Gobierno de El Salvador?
—En concreto, nos piden tres cosas: adiestrar y formar al personal local, ayudar en la organización y ofrecer apoyo asistencial.

—¿Qué supone para SAMU esta misión humanitaria con un grupo de intervención tan numeroso?
—Ésta es la primera vez que SAMU envía un grupo tan grande a una misión. En otras misiones como en Filipinas fueron varios contingentes de unas diez personas cada uno, pero no coincidieron todos allí. La acción humanitaria contemporánea es eso, llevar grupos numerosos de entre 30 y 50 personas, que sean autosuficientes y capaces de gestionar y organizar una situación de estas dimensiones. Con nuestra participación en El Salvador demostramos que SAMU tiene la capacidad y el nivel para estar en las grandes ligas de la acción humanitaria.

—En España, cada días son más numerosos los brotes. ¿Está SAMU capacitado para hacer frente a una segunda ola en España y mantener una misión humanitaria de gran escala en El Salvador al mismo tiempo?
—Sí, SAMU tiene capacidad para ello. La limitación más grande son los recursos humanos. En el caso de El Salvador, no todo el mundo está dispuesto a irse un mes fuera de su casa y a otro país, y más con todo lo que está sucediendo. No es lo mismo combatir una enfermedad como ésta en El Salvador que en casa, por lo que sigue habiendo profesionales cualificados en España para dirigir de nuevo dispositivos de pacientes con Covid-19 si fuera necesario.

—¿Podría nombrar otras misiones importantes en las que ha participado SAMU?
—En los últimos diez años, SAMU ha estado presente en Filipinas, Nepal, Marruecos, Haití, Calais (Francia) y Lorca (España). Con anterioridad al año 2000, SAMU ha realizado importantes misiones en puntos como Irán o Bombay (India).

—En su caso personal, ¿en cuántas misiones humanitarias ha participado?
—El Salvador será la número 13. Las que más me han marcado han sido Siria y Libia, porque eran zonas en guerra; y también Calais (Francia), porque fue la primera vez que trabajé con refugiados. Calais fue especial y distinto porque yo estaba acostumbrado a misiones de catástrofes y desastres naturales, y aquí fue la primera vez que estuve en un campamento de refugiados. En los desastres naturales la gente lo pierde todo, hay mucha ansiedad, muchas personas en shock, con conmoción. En Calais era diferente, eran personas sometidas a mucha presión desde hacía mucho tiempo y que estaban desgastadas emocional y físicamente.

—¿Podría explicarnos, desde su experiencia, cómo es trabajar en una zona en guerra?
—He tenido la suerte de estar en acciones humanitarias de diversa índole: desastres naturales, emplazamientos humanos, conflictos civiles, conflictos militares. Cada una tiene sus propias características y hace que las personas se comporten de manera diferente y tú también actúas de manera distinta. En Siria fue la primera vez que estuve en una guerra, un conflicto militar. Vi otra cara de la humanidad. En Libia, el conflicto era civil, mucho más caótico y desorganizado. Arrasan con todo. Tienen a niños de 13 y 14 años con una AK-47 y se creen muy hombres porque tienen esa pedazo de pistola. Libia es un sitio que está olvidado, eso es tierra de nadie. He visto cosas terribles e innombrables.

—En todas estas misiones, ¿ha temido alguna vez por su vida?
—Sí, pero con el paso del tiempo, cada vez tienes menos miedo. Hace mucho que tengo muy interiorizado que si aquí me muero, aquí me muero. No me entrego a la muerte, pero uno sabe dónde se mete. En pocas ocasiones he pensado ‘aquí termina todo’, pero alguna que otra ha habido.

—¿Cómo se prepara para hacer frente a estas situaciones?
—En Médicos Sin Fronteras te preparan mucho psicológicamente en el manejo de situaciones en un entorno hostil. Hay ocasiones en las que tienes que saber cuándo tienes que agachar la cabeza. Hay sitios que por mirar mal a alguien te apuntan con una pistola.

—Antes de la crisis sanitaria, ¿tenía destino cerrado para este verano?
—Sí, Yemen. Tenía que haberme ido el 15 de julio. Ahora todos los esfuerzos se centran en combatir la Covid, todo lo demás se ha parado.

SAMU y el Colegio de Fisioterapeutas de Andalucía firman un convenio de colaboración

SAMU ha firmado un convenio de colaboración con el Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía (ICPFA) para el desarrollo de actuaciones de interés común orientadas al avance del sistema sanitario así como al desarrollo profesional de los fisioterapeutas, y dirigidas hacia la mejora de la salud de los ciudadanos.

Este acuerdo, firmado el 15 de junio, fue ratificado por Carlos González de Escalada, director general de SAMU, y Juan Manuel Niebla Silva, presidente del Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía. En él se manifiesta el deseo por parte de ambas organizaciones de profundizar en sus relaciones y cooperar mutuamente para favorecer, mediante fórmulas de cooperación adecuada, el fortalecimiento y defensa de la profesión de fisioterapia en todos los ámbitos en que sea útil o necesario, con el fin último de mejorar la atención de la salud en todos los aspectos que la conforman.

Entre sus objetivos principales está el fomento de la calidad del personal de apoyo de las clínicas de fisioterapia a través de cursos de formación impartidos por SAMU, según detalla Juan González de Escalda, director del área de Emergencias de SAMU, presente en la firma del acuerdo junto a Carlos González de Escalada.

Este acuerdo marco incluye que la atención sanitaria prestada se perfeccione con programas de formación continuada para el profesional, con campañas de divulgación pública de las ventajas y beneficios de la fisioterapia que precisa el enfermo, en lo asistencial o a la persona sana, y en lo preventivo.

Así, ambas entidades colaborarán para difundir entre la sociedad todo tipo de información sobre la fisioterapia, y sus tratamientos a través de la creación de material gráfico específico. Además, se comprometen a fomentar la organización de jornadas formativas para sus miembros (colegiados y socios) y público en general (afectado o no) interesado.

En especial, el ICPFA llevará a cabo charlas y talleres con la intención de promover la participación de los fisioterapeutas en la promoción de la salud y así asegurar que los contenidos impartidos en estas actividades están actualizados y se basan en la evidencia científica disponible.

Graduación en Escuela SAMU: otro formato, misma ilusión

Dos años y una pandemia mundial después, los alumnos de los tres ciclos de Formación Profesional (FP) que programa Escuela SAMU han logrado graduarse y celebrar su éxito en un acto tan atípico como lo ha sido este curso 2019-2020.

Tradicionalmente, el acto de graduación de Escuela SAMU se ha celebrado en la Universidad CEU San Pablo y en él se han congregado, con sus mejores galas, todos los alumnos de la escuela que terminan sus estudios tanto de máster como de FP, acompañados por sus familiares. Sin embargo, este año, la Covid-19 ha obligado a cambiar esta planificación y a celebrar el acto de graduación a puerta cerrada, en el salón de actos del Ayuntamiento de Gelves. Las corbatas y pajaritas de ellos y los vestidos largos de ellas han sido sustituidos por mascarillas y geles hidroalcohólicos; y los familiares de estos nuevos profesionales sanitarios se han tenido que conformar con ver el acto en streaming.

Además, en esta ocasión, sólo se han podido graduar los alumnos de los ciclos de FP en Técnico en Emergencias Sanitarias (TES), Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) y Técnico Superior en Integración Social (TSIS), ya que los alumnos del máster de Enfermería, debido al confinamiento, no han podido concluir sus estudios, que se reanudarán en septiembre.

En total, unos 80 alumnos han logrado graduarse este año, de los cuales solo 25 pudieron acudir a este acto, en el que se cuidaron todas las normas de seguridad, incluido el distanciamiento social dentro del salón de actos.

Entre los jóvenes se palpaba una euforia contenida; un querer abrazar al compañero que le ha apoyado y al profesor que le ha guiado durante estos dos años pero no poder hacerlo. Faltaban besos, abrazos y otras muestras de cariño tan presentes en actos de graduaciones anteriores, pero no la ilusión y el orgullo del trabajo bien hecho.

“Me parece mentira estar aquí hoy. Hace tan sólo una semana no sabíamos si íbamos a poder celebrar este acto de graduación y tampoco en qué condiciones”, señaló durante su intervención Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU, que presidió el acto junto a Alicia Oliveros, delegada de Cultura del Ayuntamiento de Gelves; y Andrés Rodríguez, instructor de Escuela SAMU.

Ha sido un año muy convulso, pero hemos logrado crecido con la adversidad. Impartir las clases de forma telemática ha sido todo un reto y ha roto todos los paradigmas de nuestra Escuela, pero la mayoría de ustedes han participado en los diferentes dispositivos que SAMU ha puesto en marcha para combatir la pandemia y han aprendido la profesión desde dentro. Esta es la mejor escuela que os podríamos haber dado. Hoy se convierten en personas más extraordinarias”, manifestó el profesor Andrés Rodríguez.

Los alumnos Rocío Bravo (Tcae) e Ignacio Pavón (TES) fueron los encargados de hablar en nombre de sus compañeros. Ambos elogiaron a sus profesores que, a pesar de la adversidad, no han dudado en continuar con sus clases on line “aunque eso supusiera no dormir tras una dura guardia en el Hotel Alcora o encontrarse en la distancia, en La Línea (Cádiz)”.

“Cuando entramos en el Hotel Alcora, no sabíamos dónde nos habíamos metido. Teníamos miedo de’ coger el bicho’ y los días eran durísimos, pero el aprendizaje ha sido tan grande que volvería a hacerlo sin lugar a dudas”, señaló Ignacio Pavón.

Tras la entrega de los diplomas acreditativos, los profesores quisieron destacar el esfuerzo de Carolina González (Tcae) y María Rocío Somet Lauriño (TSIS), las estudiantes con los mejores expedientes en cada uno de sus ciclos.

El doctor Carlos Álvarez Leiva, fundador de SAMU, también quiso dedicar unas palabras a los recién graduados, a los que recordó la importancia de la gestión de la incertidumbre y la organización para hacer frente a cualquier adversidad. “La crisis vivida nos ha colocado en el futuro nos guste o no” , señaló Álvarez Leiva, que esbozó cómo los avances tecnológicos van a transformar de forma radical la profesión sanitaria en los próximos años. “Esa revolución va a demandar nuevos perfiles profesionales, sois vosotros los destinados a desempeñar un papel protagonista en este futuro que solo estamos empezando a vivir”, apuntó.

Álvarez Leiva también felicitó a todo el equipo de la Escuela por el “tremendo esfuerzo” realizado durante estos últimos meses para adaptar de forma súbita sus rutinas formativas a la situación de confinamiento. Porque, a pesar del estado de alarma, el cierre de las aulas de Gelves, las clases online, los simulacros virtuales, las guardias con pacientes enfermos de Covid-19, la falta de sueño y las graduaciones con mascarillas, como repite sin descanso Juan González de Escalda: “Hoy es un gran día”.

Captación de voluntarios: Una barrera solidaria contra la incertidumbre

En una nueva acción para luchar contra la propagación del coronavirus Covid-19 en España, SAMU a través de su Fundación, hizo el domingo 22 de marzo un llamamiento público para reclutar voluntarios de diferentes categorías profesionales. En sólo dos días, más de 600 personas respondieron a la convocatoria, que se ha convertido en un enorme éxito.

De todos los candidatos presentados, SAMU ha seleccionado a 60 voluntarios, en función de criterios de idoneidad, pertenecientes a los siguientes perfiles: médicos, enfermeros, técnicos de emergencias sanitarias, auxiliares de clínica, farmacia, estudiantes de Medicina, especialistas en logística, psicólogos, educadores, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, conductores, personal de mantenimiento, costureras y monitores.

Fundación SAMU ha habilitado un centro de recepción de voluntarios en la Escuela SAMU de Gelves (Sevilla). En grupos reducidos de en torno a diez voluntarios al día y con las máximas medidas de protección para garantizar la seguridad, los voluntarios van pasando por las instalaciones de la Escuela para recibir formación en autoprotección con el objetivo de que puedan incorporarse cuanto antes a las diferentes labores asignadas dentro de la organización.

La formación que reciben estos voluntarios va desde el esencial lavado de manos hasta cómo ponerse y, lo que es más importante, cómo quitarse sin contaminarse un equipo de protección individual. Aquellos voluntarios con un perfil sanitario reciben una formación más específica a modo de recordatorio de sus propios conocimientos.

Una vez formados, estos voluntarios se están incorporando a un retén al que recurrirá SAMU en el caso de que sea necesario personal para las distintas misiones de la organización, como traslado de pacientes, funciones logísticas o apoyo psicológico, entre otras acciones.

“Nos estamos preparando para una situación que puede empeorar. Todos deseamos que, en los días venideros, la situación mejore, especialmente en Andalucía. Pero SAMU, como institución, está trabajando también en otras comunidades como Madrid, donde la crisis se complica por momentos. Tenemos un equipo de profesionales trabajando ya allí, pero a veces éstos necesitan apoyo”, señala Carlos González de Escalada, director general de SAMU. “Esta formación es fundamental para preservar la seguridad de los voluntarios”.

SAMU agradece a todos los voluntarios su respuesta y ha hecho un nuevo llamamiento para seguir reclutando los perfiles más demandados: profesionales sanitarios o estudiantes de Medicina, de Enfermería, cuidados auxiliares de enfermería, auxiliares de geriatría, cuidadores, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y logistas-conductores.

“Todo voluntariado y ayuda es bienvenida en estos momentos de crisis en los que es necesaria la implicación total de la sociedad. El proceso de selección continúa abierto a través de seleccion@samu.es”, apuntan desde Escuela SAMU.

Lourdes Vázquez SAMU

Lourdes Vázquez: «Vamos a cambiarle la vida a muchos jóvenes»

Licenciada en Pedagogía, Lourdes Vázquez (Fuente de Cantos, Badajoz, 1984) dirige desde su apertura en enero el proyecto de la Escuela de Oficios de SAMU. Durante su carrera profesional ha trabajado con menores en situación de riesgo social, personas con discapacidad intelectual y graves trastornos de conducta, y como orientadora de Formación Profesional.

—¿Cómo surgió el proyecto de la Escuela de Oficios SAMU? ¿Qué motivó su puesta en marcha?
—SAMU cuenta con numerosos centros de menores en acogida en todo el territorio nacional. La mayoría de estos jóvenes se encuentran en edad de preemancipación y no existen recursos suficientes para acoger a estos chicos cuando cumplen los 18 años. El proyecto de la Escuela de Oficios surgió de la necesidad de ayudar a este colectivo para su inclusión social y laboral, y de la preocupación y labor que realiza SAMU en darles las herramientas necesarias para que puedan llegar a ser personas adultas responsables y autónomas.

—¿No se trabaja este aspecto ya en los Centros de Inserción Sociolaboral de SAMU?
—Sí, pero con la Escuela de Oficios hemos querido dar un paso más en la formación de estos chicos, ampliando la oferta de los programas formativos, su duración teórica y práctica, y estamos trabajando para obtener la acreditación por parte de distintas entidades.

—¿Cuál es su labor como directora de este proyecto?
—Mi principal labor es de coordinación: tener en cuenta a todas las partes implicadas en el proyecto, diseñar los programas formativos que mejor se adapten al perfil de los alumnos, tener en cuenta la visión de los especialistas en cada sector, sentar las bases pedagógicas de la Escuela, apoyar y coordinar al equipo docente, y marcar los protocolos de actuación para que exista buena comunicación entre la escuela y los centros de inserción sociolaboral.

—¿Cuál es el principal objetivo de la Escuela de Oficios?
—El proyecto nace con la convicción de que es necesario desarrollar acciones que favorezcan la integración social y laboral de nuestros alumnos. El objetivo final es conseguir la contratación de los chicos en empresas colaboradoras.

—¿Cuál es el perfil de los alumnos?
—Son jóvenes de 16 y 18 años. Algunos tienen dificultades con el idioma, pero se están esforzando mucho, tienen muy claro lo que quieren y están muy motivados.

—¿Qué tipo de oficios se enseñan en esta escuela?
—En enero arrancamos con dos cursos: auxiliar de albañilería y atención sociosanitaria a personas dependientes. Ahora estamos trabajando en los próximos cursos: auxiliar de jardinería, mediador intercultural, auxiliar de cocina y soldadura.

—¿Cuál está siendo la actitud de los alumnos?
—Los alumnos están muy motivados. Los docentes me han transmitido que se muestran muy participativos, hacen preguntas, comparten sus experiencias, e incluso bromean en las clases, generando así muy buen ambiente. En algún momento, incluso les han pedido más material de estudio a los profesores. Se han adaptado muy bien a la escuela, son un grupo más en Escuela SAMU.

—¿Cómo transcurrieron los primeros días?
—Me quedo con la cara de los chicos el día de la inauguración. Se les notaba nerviosos e ilusionados, mirando lo que hacían otros alumnos en la escuela. Me encantaron las palabras de agradecimiento de uno de los chicos, en las que contaba su experiencia de vida y la oportunidad que suponía para él esta escuela.

—Tras dos meses, la primera promoción ya ha terminado su formación teórico-práctica. ¿Cuántos alumnos se han graduado?
—Se han graduado 10 alumnos en auxiliar de atención sociosanitaria a personas dependientes, y ocho en auxiliar de albañilería. Los alumnos están muy agradecidos, valoran mucho la formación, se sorprenden al conocer todo lo que hacen los profesionales en los centros y se han establecido unos vínculos muy bonitos entre profesores y alumnos.

—¿Dónde están desarrollando los alumnos sus prácticas profesionales?
—En centros de SAMU. Los alumnos de auxiliar de albañilería están colaborando en las obras de SAMU Wellness y las del centro ISL de Alcalá de Guadaíra. Por otro lado, los chicos de auxiliar en atención sociosanitaria están trabajando en la Unidad de Estancia Diurna de San Lucas y en la Residencia Santa Ana, ambos en Sevilla capital, y especializados en la atención de personas con discapacidad intelectual y/o trastorno de conducta. Los alumnos están muy implicados, muestran una actitud ejemplar, quieren colaborar en todas las tareas y aprender todo lo que pueden de los profesionales de SAMU. El feed-back de los tutores de prácticas está siendo muy positivo.

—¿Cómo está afectando el estado de alarma decretado por el Gobierno de España como consecuencia de la expansión del virus Covid-19 a la formación y las prácticas de estos chicos?
—Nuestros alumnos solo han podido disfrutar de dos semanas de prácticas. Al igual que en todos los centros educativos, hemos tenido que parar nuestra programación. Ahora mismo, los chicos siguen las programaciones de sus centros, no pueden salir. La escuela adaptará el calendario cuando todo esto acabe para que no pierdan esta oportunidad.

—¿Qué está significando este proyecto para usted?
—Es un proyecto que me enamoró desde el primer día. Es todo un reto que estoy viviendo con mucha ilusión. Si lo hacemos bien, vamos a cambiarle la vida a muchos jóvenes. Y a nivel profesional, me está ayudando a seguir creciendo y aprendiendo, tener experiencias nuevas, y a reilusionarme con el trabajo. Cuando sabes que con tu trabajo estás poniendo un granito de arena para ayudar a alguien, todo el esfuerzo merece la pena

—¿Cuáles son los retos futuros que se plantea la Escuela de Oficios?
—A corto plazo, nuestros retos son ampliar la oferta formativa y ofrecer los cursos a todo aquel que esté interesado en participar en nuestra formación. Y, a largo plazo, crear una amplia red de empresas colaboradoras para las prácticas y futuras contrataciones, y convertir nuestros cursos en certificados de profesionalidad.

SAMU coronavirus

SAMU, en estado de alerta para cuidar de las personas

Hace un mes no podíamos imaginar dónde estaríamos en este raro comienzo de primavera. La crisis del coronavirus ha cambiado las pautas de trabajo y las costumbres domésticas de todos. Vivimos bajo confinamiento y en estado de alarma, y todos los esfuerzos se dirigen a evitar los contagios, especialmente en la población de riesgo.

SAMU, como organización que aspira a la excelencia en la atención médico sanitaria y a colectivos vulnerables, está en la primera línea de la batalla contra el coronavirus en todos sus servicios, centros y delegaciones. Además de nuestro servicio de ambulancias, a cuya actividad hemos dedicado un capítulo especial de esta edición, hemos hablado con responsables de los recursos de la organización, todos son esenciales en estas semanas: la Escuela SAMU, los centros de menores extranjeros no acompañados, los centros para personas con discapacidad intelectual y los pisos para menores extranjeros no acompañados. Todos están dando lo mejor de sí mismos para, en el ámbito de sus responsabilidades, ayudar a contener el coronavirus.

Centros de menores: un “vuelco total”

¿Cómo convencer a un adolescente de que durante unas semanas no podrá salir con sus amigos? ¿Cómo concienciarle de que su contribución es clave para parar al virus? Los centros de menores de SAMU trabajan con decenas de menores que, de la noche a la mañana, han tenido que cambiar radicalmente sus costumbres: no más salidas, no más colegio, no más prácticas.

Los directores de los centros de El Castillejo (en El Bosque, Cádiz), Miguel de Mañara (en Montequinto, Sevilla) y de la Unidad de Acogida Temporal de Emergencia de Ceuta aseguran que los chicos han comprendido la gravedad de la situación y respetan las nuevas normas. “Es un vuelco total, pero hasta ahora su comportamiento está siendo excelente. Me tienen sorprendido”, admite Javier Olier, director de un centro para 24 chicos (de entre 16 y 18 años) en El Bosque.

Los centros son estos días un “búnker” en el que han cambiado horarios y actividades. En Ceuta, donde hay un grupo de 15 niños de entre 10 y 15 años (de un total de 80), los monitores han tomado el relevo del colegio en las tareas de alfabetización. “También estamos haciendo el juego del coronavirus, pintar un virus en la parte de arriba de la mano. Por la noche, cuando se acuesten, tienen que tener el muñeco borrado”, añade Rafael Gallardo, director del centro.

Todos prestan especial atención a las medidas higiénicas. En Miguel de Mañara han tenido que tomar especial precaución con un niño que sufre una enfermedad del sistema inmune: pasa estos días en una habitación para él solo y, si sale, es con mascarilla y guantes.

Por la tarde, los centros suelen programar talleres especiales sobre las tareas más variopintas, casi siempre útiles para luchar contra la pandemia: cómo elaborar mascarillas con camisetas, manualidades de murales y pancartas, risoterapia, música en directo, autoestima, cinefórum con películas y reportajes sobre el coronavirus…

En el centro de Inserción Socio-Laboral de Corteconcepción, en la Sierra de Aracena de Huelva, por ejemplo, el equipo educativo combate el sedentarismo y la inactividad con talleres de movimiento expresivo. “A través de esta actividad, los chicos desarrollan la imaginación, el placer por el juego, la improvisación, la espontaneidad y la creatividad, con el objetivo fundamental de ayudar a gestionar el estrés diario”, explican desde el centro.

“Tener a los niños todo el día encerrados nos obliga a darnos a la imaginación”, explica Julia Almeida, directora del Miguel de Mañara (25 niños de 12 a 18 años), que detalla una actividad muy especial: consiste en que cada chico exponga un objeto personal y cuente la historia de ese objeto. Así se trabaja el arraigo, la autoestima y el conocimiento de los compañeros.

En el caso de El Bosque tienen la suerte de que cultivan sus propias verduras en un huerto que estos días los chicos miman con especial cariño. Producen cebollas, lechugas de roble, escarola, pimientos… “No hemos llamado al frutero, las verduras han salido de aquí”, cuenta con orgullo Olier.

Pero si algo tienen claro en todos estos centros es que para seguir en la buena línea será esencial trabajar la motivación y la disciplina. “De nada vale que lo hagan dos días y luego se les olvide”, advierte Gallardo. “Todas las mañanas, antes de desayunar, durante el recuento, me siento con ellos y les cuento la situación para que sean conscientes de que hay que continuar con las medidas”, concluye Olier.

Pisos de acogida: el papel de los referentes

Si es difícil concienciar a un grupo de adolescentes de un centro, la situación es aún más compleja cuando los chavales viven en un piso con mayor libertad de movimientos. “Al principio el confinamiento fue complicado. La mayoría están acostumbrados a entrar y salir a sus centros escolares, sus prácticas o su ocio. Son adolescentes y algunos rompían la norma”, admite Juan Carlos Rodríguez, responsable de tres pisos para un total de 40 menores no acompañados (de 12 a 18 años) en Coslada, Rivas y Fuencarral (Madrid).

Sin embargo, el esfuerzo del equipo educativo está logrando revertir la situación: “Poco a poco, hablando mucho con ellos, están cumpliendo. Están entendiendo que, aunque a ellos no les afecte considerablemente, pueden generar una situación muy compleja”, añade Rodríguez.

Es el momento de poner en práctica estrategias y habilidades de negociación y mediación y de echar mano de cualquiera que pueda ayudar. Es el caso de Allae y Salah, dos chicos que acaban de cumplir la mayoría de edad, pero que siguen en los pisos por la alerta sanitaria. Su ayuda está siendo esencial: “Cuando son modelos positivos se convierten en referentes muy fuertes. Se les escucha bastante ante cualquier crisis o frustración, a veces más que a un educador, porque los chicos se identifican con ellos”.

Centros para personas con una discapacidad intelectual: “Gracias por ser la sonrisa”

Hace unos días los usuarios de la residencia Santa Teresa de Villafranca de los Caballeros (Toledo) grabaron un vídeo en el que demostraban que ellos también saben lo que nos estamos jugando: “Tenéis que ser responsables, quédate en casa”. “Tenéis que lavaros las manos con frecuencia”, decían. Son personas con una discapacidad intelectual entre leve y moderada, y un día antes habían grabado otro vídeo para agradecer el trabajo de sus cuidadores. “Fue emocionante. No hacemos más que nuestro trabajo, pero llevamos unos días de muchos nervios y tensión para intentar protegerlos”, cuenta Sonia Oliver, directora del centro, que da servicio a 34 personas.

Estos días los pasacalles, las obras de teatro, los paseos con los perros que acoge la protectora de animales, el coro, los partidillos de fútbol o los cafés con las mujeres de este pequeño pueblo manchego se han sustituido por actividades de interior. Según Oliver, un cambio “brutal” que empezaron a aplicar dos días antes de que se decretara el estado de alarma.

“No salir es lo que peor llevan, porque lo asocian con una falta de premio”, confirma María José Tinoco, que dirige la residencia San Sebastián en Cantillana (Sevilla), con 56 usuarios. En este centro están documentando estas semanas en un diario fotográfico de la cuarentena. Los residentes tienen ahora menos tiempo para pasar fuera de sus habitaciones y se han configurado grupos de trabajo más reducidos para las actividades.

“Desde el momento en que hay una discapacidad intelectual podemos intuir que hay dificultad para gestionar determinadas situaciones o emociones”, resalta Tinoco. En Cantillana realizan talleres de emociones, donde aprenden a gestionar las emociones de estos días. De momento, funciona: cada día la hora del aplauso se adelanta unos minutos, porque todos quieren empezar a aplaudir los primeros.

La receta de Sonia Oliver es clara: “Darles información de lo que está sucediendo, que lo entiendan y que sepan que, si pasa algo, estamos preparados para cualquier urgencia. La sensación de que están protegidos es fundamental”.

El otro pilar debe ser la familia, estos días en la distancia. Hace unos días, Tinoco recibió una carta dirigida a todo el personal de su centro: “Gracias por ser la sonrisa, el apoyo, la motivación, la alegría, la calma, el paño de lágrimas, el cuidado de todos los residentes, que por desgracia sus familias no podemos darles en persona ahora”.

Unidad de Estancia Diurna San Lucas (Sevilla): el cierre, un “impacto para las familias”
Las unidades de estancia diurna están entre los centros cerrados por orden de las autoridades. Rocío Álvarez, directora en funciones de la unidad para personas con discapacidad intelectual de SAMU en Sevilla, cuenta que antes del cierre intensificaron los talleres de higiene de manos (adaptados a sus características) y enviaron una carta a las familias con recomendaciones para estos días.

El cierre es un impacto para las familias, porque deben reordenar su vida con una persona con discapacidad”, destaca Álvarez. Algunas se han agrupado para poder atender a personas con discapacidad que hasta ahora hacían uso de los centros de estancia diurna. Otros han reducido su jornada o reestructurado sus horarios.

Para el personal, el impacto también ha sido grande. Sin usuarios y por mucho trabajo que puedan hacer a distancia, hay servicios que no tiene continuidad. Álvarez asegura que el talante sigue siendo positivo: “Entendemos en lo que estamos”.

Escuela de SAMU: contribución a los gabinetes de crisis

Escuela de SAMU también ha alterado drásticamente su funcionamiento. Como todos los centros educativos del país, la formación presencial se ha sustituido por la educación a distancia mediante el uso de plataformas virtuales. Pero si algo distingue a SAMU es su experiencia en situaciones difíciles. Por eso, los alumnos del Máster de Enfermería se han volcado en la contribución a varios gabinetes de crisis.

“Es un grupo de alumnos bien formado y acostumbrado a trabajar de esta forma. Están prestando un gran apoyo a la rama sanitaria y prevención de riesgos”, apunta Thomas Couyotopoulo, responsable de la escuela.

Desde días antes de la declaración del estado de alarma, estos estudiantes trabajan sin descanso para recoger información de utilidad para los profesionales de SAMU, que sirve para actualizar los protocolos de prevención. Además, la Escuela está colaborando con la Junta de Andalucía en el estudio de un posible despliegue de un hospital de campaña. “En el máster estamos acostumbrados a hacer gabinetes de crisis y preparamos a los alumnos para estas situaciones”.

Escuela SAMU Sierra Nevada

Escuela SAMU: Los caminantes blancos asaltan Sierra Nevada

Una treintena de alumnos de Escuela SAMU participaron en febrero en Sierra Nevada (Granada) en la segunda de las tres acampadas de supervivencia que organiza anualmente el centro formativo con el objetivo de que los estudiantes del Máster de Enfermería de Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) 2019-2021 de la Escuela SAMU y Fundación CEU San Pablo, y los ciclos de Formación Profesional profundicen en sus conocimientos y aprendan a trabajar y a sobrevivir en un medio hostil.

En esta ocasión, la actividad llevaba por nombre Operación White Walkers (Caminantes Blancos). Se trata de una acampada de invierno planificada y organizada por alumnos del Máster de Enfermería que se desarrolló, al igual que en años anteriores, en Sierra Nevada, concretamente en la zona de Fuente Alta (Monachil), y se llevó a cabo entre los días 11 de febrero de 2020 (Día D) y 13 de febrero de 2020 (Día D+2).

En esta acampada se realizaron diversas actividades relacionadas con desplazamientos, rescate de personas y supervivencia en la nieve, además de la subida al pico Veleta. Para ello, se contó con una empresa que orientó a los concurrentes en las peculiaridades del trabajo en montaña. En este tipo de ejercicios, los alumnos adquieren los conocimientos necesarios para poder desenvolverse en condiciones adversas climatológicas además de aprender diversas actividades de rescate de alta montaña.

“La primera acampada de supervivencia siempre es una primera toma de contacto, mientras que en la segunda ya se afinan los conocimientos y nos centramos en la formación en rescate en alta montaña”, explica Andrés Rodríguez Holst, coordinador del Máster de Enfermería de Escuela SAMU. “Los objetivos principales de esta acampada es que los alumnos aprendan a adaptarse a un medio hostil, a sobrevivir en él y a trabajar en un medio tan agresivo ambientalmente como éste”.

El docente de Escuela SAMU explica que para los estudiantes es muy importante realizar prácticas en estas condiciones medioambientales, ya que generan muchos aspectos particulares que los sanitarios deben tener en cuenta a la hora de trabajar. “En una asistencia en alta montaña hay que tener en cuenta muchas variables, como por ejemplo la ventilación del paciente y la presión pulmonar cuando se realiza ventilación mecánica, así como su temperatura corporal. El metabolismo cambia en estas circunstancias y son cosas que nuestros alumnos tienen que aprender in situ”, manifiesta el docente Andrés Rodríguez.

Entre las actividades llevadas a cabo de forma conjunta con la empresa Nevadensis destacan los talleres de progresión con crampones y piolet, autodetención, anclajes de fortuna en montaña, técnicas de inmovilización y anclajes sobre camilla, técnicas de movimiento de camilla sobre terreno de montaña y ascenso sobre cuerda fija, entre otros.

“Se trata de una acampada muy dura por las condiciones del terreno y la climatología. No obstante, este año nos encontramos con menos nieve de lo que viene siendo habitual, por lo que los alumnos pudieron ascender y desplazarse por determinadas zonas con más facilidad que en años anteriores”, comenta Rodríguez Holst.

La mayoría de los estudiantes que participaron en esta acampada son alumnos del Máster de Enfermería de Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) 2019-2021 de Escuela SAMU y Fundación CEU San Pablo, aunque también acudieron alumnos del ciclo de Formación Profesional de TES de primer y segundo año.

A modo de “recompensa por la capacidad y el esfuerzo demostrado”, como es tradicional y tal como explica el coordinador del Máster de Enfermería, un grupo formado por más de 20 personas ascendieron con crampones y piolet al pico Veleta, que, con una altitud de 3.398,68 metros sobre el nivel del mar. Es la cuarta cumbre más alta de España y segunda de su cordillera, sólo por detrás del Teide (Tenerife), Mulhacén (Sierra Nevada) y Aneto (Pirineos).

Mientras un primer grupo subía al Veleta, un segundo grupo más pequeño se quedó en el campamento base recogiendo los materiales para iniciar así la reactivación y el regreso a Sevilla con las mochilas llenas de nuevas experiencias.

pruebas de acceso al máster de enfermería

Pruebas de acceso del máster de Enfermería: El primer paso para ser más que enfermeros

Una treintena de jóvenes enfermeros se presentaron el pasado 3 de septiembre a las pruebas de acceso del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) , de SAMU y la Fundación San Pablo Andalucía CEU, uno de los programas educativos más demandados y longevos de Escuela SAMU.

Este proceso de selección consiste en la realización de varias pruebas físicas (natación, fondo, velocidad, flexiones y salto vertical), que se celebraron un año más en el Pabellón de Deportes San Pablo de Sevilla, además de un test psicotécnico y una entrevista personal.

Además de ahondar en los conocimientos de emergencias, el equipo de docentes de Escuela SAMU trabajará con estos jóvenes a lo largo de este curso académico aspectos como la tolerancia al estrés, la creatividad, la asunción de riesgos, la automotivación y la gestión del tiempo. “Tenemos como objetivo formar nuevas generaciones de profesionales que, además de saber, están obligados a saber hacer y saber estar”, explican desde Escuela SAMU. “Creemos que el sanitario de emergencias debe tener condiciones físicas adecuadas para desempeñar su labor de forma eficiente en las más diversas circunstancias, de ahí las pruebas físicas a las que sometemos a nuestros futuros alumnos antes de ingresar en este máster”.

Las pruebas físicas arrancaron a las ocho de la mañana. Los aspirantes tuvieron que nadar 50 metros, realizar una carrera de fondo de un kilómetro y otra de velocidad de 50 metros, extensiones y potencia de tren inferior (con salto sobre un punto fijo). Todas estas pruebas tenían unos tiempos máximos adaptados a hombres y mujeres.

Tras el examen de aptitud física, los aspirantes se trasladaron junto al equipo docente a las instalaciones de la Escuela, en Gelves, donde se enfrentaron a un test psicotécnico, que incluía un cuestionario de expectativas, una escala de calidad de vida y un inventario de ansiedad.

Por último, se realizaron entrevistas a cada uno de los jóvenes, siendo los entrevistadores los propios miembros de la comisión académica del programa.

Con estos criterios de selección, los coordinadores del máster de enfermería tratan de encontrar a los alumnos que reúnan las mejores características para participar en un proceso en el que deberán adquirir una serie de competencias actitudinales como tenacidad, adaptabilidad, meticulosidad, resistencia, autocontrol, energía, análisis de problemas, tolerancia al estrés, asunción de riesgos, compromiso y trabajo en equipo.

Este máster, que arrancará el 14 de octubre, habilita a los futuros profesionales para discriminar y resolver las situaciones de amenaza vital en todas las circunstancias, gestionar escenarios de crisis, enfrentarse de forma metodológica a emergencias individuales y colectivas, hacer uso racional de recursos disponibles, atender por orden de prioridad a las víctimas, y desarrollar actuaciones sanitarias de mando y control.

A los 26 alumnos seleccionados les espera un año y medio lleno de buenas y duras experiencias profesionales y personales. Conocerán y superarán sus propios límites en reconocidos ejercicios formativos como el Crisis Task Force, así como en simulacros y acampadas de supervivencia que les capacitará en la gestión de situaciones de crisis y urgencias vitales individuales y colectivas en cualquier escenario y circunstancia y desarrollar un espíritu crítico y analítico, aportando para ello competencias organizativas, asistenciales y logísticas que les permitirá incorporarse al mercado laboral con las garantías suficientes para el desarrollo de sus funciones y tareas.

Médicas Fuerzas Armadas de Perú

Una nueva conexión con América

SAMU formará durante 30 meses en Gelves (Sevilla) a tres mujeres médicas de la élite de las Fuerzas Armadas de Perú en un programa académico en atención prehospitalaria, emergencias, catástrofes y gestión de crisis, y prevención de riesgos de desastres. Estas tres oficiales ya están en la ciudad, como resultado de un convenio firmado por la organización sevillana y el Ministerio de Defensa del país andino.

La mayor (comandante) Carol Janeth Arias Fajardo del Ejército de Tierra; la teniente primero Mariel Sayuri Jaimes Ferreyra perteneciente a la Marina; y la capitana médico Shaila María Clara Caqui Yanet, de la Fuerza Aérea de Perú, ya han empezado su adiestramiento en SAMU.

Durante dos años y medio, recibirán una formación exhaustiva especializada en urgencias, emergencias y acción social y humanitaria, que incluye su participación en el Máster de Emergencias Médicas de SAMU y la Fundación San Pablo Andalucía CEU.

Su adiestramiento también contempla los cursos especializados en medicina táctica que imparte Escuela SAMU, como el curso de Prehospital Trauma Life Support (PHTLS), que cuenta con la acreditación de la National Association of Emergency Medical Technicians (NAEMT), líder mundial en programas educativos de emergencias sanitarias, entre otros.

“Tenemos unas expectativas muy altas. Nuestra meta es afianzar nuestros conocimientos y adquirir otros nuevos que nos permitan abrir en Perú una escuela de emergencias similar a la que SAMU tiene en Sevilla”, explica la mayor Arias Fajardo. “La Marina sí cuenta con cursos similares, pero no son tan completos ni de tan alto nivel como el que tienen aquí”.

Además de su formación, estas oficiales también participarán en el resto de servicios profesionales de SAMU, como el traslado de pacientes críticos, o en los diferentes dispositivos sanitarios llevados a cabo por la entidad en Sevilla, como, por ejemplo, los eventos deportivos de la ciudad (Carrera Nocturna del Guadalquivir, Maratón de Sevilla) o las coberturas de emergencias de los partidos del Sevilla FC.

El director general de SAMU, Carlos González de Escalada, destaca que este acuerdo con el Ministerio de Defensa de Perú es un gran desafío tanto para las tres oficiales médicas como para la propia organización. “El convenio será un escenario de transferencia de tecnología, intercambio de experiencias, actividades de investigación científica y organización de programas académicos de alcance internacional”, subraya González De Escalada.

“En Perú, la Marina cuenta con un plan de formación en control de desastres pero éste no contempla tantos escenarios ni tiene el mismo nivel que aquí. La formación que reciba en España durante estos meses me va a ayudar mucho a profundizar y afianzar los conocimientos que ya tengo, y, sobre todo, me va a ayudar a desarrollar y a implantar en Perú un protocolo de riesgos y atención de emergencias y urgencias de gran nivel”, comenta la mayor Arias Fajardo, médico anestesióloga. “A las tres nos encantaría abrir en Lima una escuela de emergencias como la que tenéis aquí”.

Ninguna de las tres oficiales se sorprenden cuando durante la recepción celebrada en las oficinas centrales de SAMU, en Sevilla, se destaca el hecho de que todas ellas son mujeres. “Ser femenina en las instituciones públicas es muy difícil, pues hasta ahora era un mundo masculino. Ahora se habla mucho del empoderamiento de la mujer y cada vez son más las mujeres oficiales que estamos en diferentes misiones, y ya hay mujeres oficiales de servicio que han alcanzado este año el rango de coronel”, explica Arias Fajardo.

“Ser mujer en la Marina de Guerra del Perú es un gran reto, ya que tenemos que llegar al mismo nivel que los hombres y, sobre todo, no dejarnos limitar en las funciones”, añade la teniente primero Mariel Sayuri Jaimes Ferreyra, perteneciente a la Marina. “Podemos cumplir con el mismo papel que cumplen los hombres e, incluso, mejorarlo”.