Proyecto ‘Yo miro, tú me ves’ del PACS SAMU Jaén

Fotografías que hacen visible la realidad de los menores

Haithan, Fátima, Antonio… Son los nombres de algunos de los jóvenes usuarios del PACS (Programa de Adquisición de Competencias Sociolaborales) de SAMU de Jaén, y cuya obra fotográfica ha podido verse en el Museo de Jaén en noviembre. Todo un logro para estos chicos, que han compaginado esta vocación con la formación que les encamine hacia su futuro laboral. “Un poco nervioso sí estoy… Por la repercusión y lo que le vaya a parecer a la gente”, admite Antonio, poco antes de entrar a clase a las siete de la tarde.

“Vimos la necesidad de visibilizar la realidad de estos chicos a través del arte”

Las fotografías, tomadas durante las últimas semanas, reflejan su realidad cotidiana a través del arte: ¿Cómo viven? ¿Qué hacen? ¿Qué desean? ¿Cómo han llegado hasta aquí estos jóvenes que empiezan a dar sus primeros pasos en la vida adulta? Su talento artístico sirve para dar respuesta a algunas preguntas que con frecuencia se ocultan tras las etiquetas que les coloca la sociedad.

La exposición culmina un proyecto denominado Yo miro, tú me ves, premiado por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla en la II Edición de los Premios Arte y Compromiso, y que ha coordinado Ana Rodríguez, a su vez responsable del PACS de Jaén e integrante de un colectivo artístico local, La Muta. “Dado lo conflictiva que a veces es la convivencia entre extutelados y ciudadanía, por los prejuicios, vimos la necesidad de visibilizar la realidad de estos chicos a través del arte”, explica Rodríguez.

Durante cuatro sesiones, ocho integrantes de los dos pisos que Fundación SAMU pone a disposición de menores extutelados en Jaén participaron en un taller de fotografía terapéutica. “En una de las fotografías debíamos expresar un sentimiento, y, cuando estuviéramos preparados, nos hacían la foto. Cada uno elegía qué sentimiento mostrar y cómo hacerlo: gesticulando o dándole forma con el cuerpo”, recuerda Antonio.

Haithan hace un alto en la biblioteca para explicarnos por teléfono otra de las actividades del taller. “Hemos salido a la calle a buscar cosas que fotografiar. Por ejemplo, letras: cada uno tenía una palabra asignada, y tenía que buscar cada letra en la calle”. También aportaron fotos de su infancia que reflejan su itinerario vital, y en otra de las sesiones, grabaron un vídeo para la exposición.

El objetivo era explorar su talento para la fotografía y que ellos mismos pudieran reflejar sus gustos, sus aficiones, los procesos migratorios por los que han pasado y sus sueños para lo que está por llegar.

Más allá de una sesión de fotos como modelo de una óptica local, para Haithan es la primera experiencia con la fotografía. Llegó a España en 2018 procedente de Tetuán (Marruecos) y, tras un periplo que le hizo pasar por varios centros de protección de menores, llegó al piso para jóvenes extutelados que SAMU gestiona en Jaén al cumplir los 18 años, en mayo de 2020. “Aquí estoy genial”, dice Haithan, que este año ha sacrificado su pasión por el fútbol para terminar cuanto antes el Grado Medio de Instalaciones Frigoríficas. “Si lo saco quizá siga estudiando, porque quiero hacer el grado superior”, cuenta.

Por ahora, Haithan solo tiene permiso de residencia, pero espera que la modificación legal que acaba de anunciarse le facilite un permiso para poder buscar trabajo. Vive con cuatro compañeros en un piso de Fundación SAMU, con los que comparte la aspiración de labrarse un futuro y cosas más prosaicas, como el reparto de las tareas del hogar.

Por su parte, Antonio (recién cumplidos los 19) vive en el otro de los pisos de SAMU en la capital jiennense, con otros tres chicos extutelados. Admite que al principio llegó un poco “cohibido”, pero ahora todo va rodado. Estudia para ser técnico electromecánico y prevé terminar el grado el próximo junio. Si puede, trabajará. Ya hizo prácticas este verano, para lo que contó con la ayuda de los orientadores de SAMU. “Te orientan, te dan las herramientas, pero tú tomas la decisión”, comenta el chico. “Se trata de darnos un poco de autonomía”. Este es, precisamente, el gran objetivo de SAMU cuando trabaja con ellos.

“Empezar el camino con ellos”

Entre los beneficiarios, siempre jóvenes extutelados, hay extranjeros y españoles. Todos con una historia de vida que, por sus circunstancias familiares, los ha colocado ante su paso a la edad adulta casi sin apoyos. Y éste, para ellos, es un camino lleno de escollos: documentales, sociales, culturales. “Hay que empezar el camino con ellos”, resume Ana Rodríguez.

Con SAMU estarán normalmente de 10 a 12 meses, aunque puede haber prórrogas. El objetivo es que al terminar el programa puedan volar solos. “Con un chico que empiece con buen pie, siga la normativa y esté comprometido, la garantía de éxito es casi del 100%”, resalta Rodríguez.

SAMU contactará con empresas que se ajusten a su perfil, les ayudará con los trámites burocráticos ante las autoridades de Extranjería y velará por su inserción. “Las relaciones sociales son importantes: no funcionan si no se sientes acogidos, motivados o se cree en ellos”, apunta Rodríguez: “No es sólo el suministro de lo que necesitas para trabajar, sino que te sientas capaz de conseguirlo, y en un entorno seguro, saludable y que potencie la persona”.

De ahí la importancia de acciones como el taller de fotografía experimental. “Este proyecto hace hincapié en lo personal, en los resortes que cada uno tiene para integrarse en la sociedad. Se ven fortalecidos porque están dando lo mejor de ellos a la sociedad”, resume la técnico de SAMU. “Es muy importante hacer ver que nos podemos posicionar también con un punto de vista creativo y positivo”.

Haithan, Antonio, Fátima y los demás han visto sus fotos en el principal centro expositivo de Jaén. Y eso, bien lo sabe cualquier artista, no se consigue todos los días.

ISL/JEM SAMU Huelva

ISL/JEM SAMU Huelva: Acabar con el ‘otros’ para construir un ‘nosotros’

Me llamo Marta Mora y soy antropóloga. Como tal, siempre he pensado que lo que nos define como personas es nuestra postura ante las diversas situaciones cotidianas. Al fin y al cabo, son estas situaciones las que nos atraviesan y nos marcan. Todas. Desde las más simples e inocentes hasta las más complicadas y contundentes. Es por eso por lo que siempre he sostenido la teoría de que, incluso en los escenarios más cotidianos e insignificantes, pueden caber una infinidad de diversidades. Lo que yo no sabía era que, gracias al trabajo con los chicos de los recursos ISL y JEM SAMU Huelva, iba a poder experimentar de manera activa, profesional y emocional mi propia teoría antropológica.

La antropología me ha enseñado innumerables lecciones y de ella he aprendido a analizar las diferentes realidades sociales, pero las personas con las que comparto mi trabajo diario son las que me han enseñado a vivir y a participar de esas realidades tan diversas.

Desde que comenzó esta aventura, lo más emocionante y sorprendente para mí ha sido poder fusionar en una sola metodología la antropología, la mediación cultural y la educación social: los tres pilares bases de mi formación académica. Es por ello por lo que he intentado reinterpretar mi propia postura y otorgar así un sentido a mis objetivos con los menores.

Mi propósito no es la mera educación o la enseñanza como tal. No pretendo enseñar nada (en el sentido literal del concepto). Pienso que lo verdaderamente enriquecedor es poder guiar, acompañar, cuidar e implicarme en todo el proceso cultural y pedagógico de los jóvenes con los que trabajo a diario. Comprometerme con ellos e impulsarlos a conseguir lo que se proponen con su recorrido migratorio. Y si hay enseñanza, que vaya siempre ligada al propio aprendizaje: aprender a escuchar, aprender a mirar, aprender a nutrirnos de otras realidades sociales y aprender a dejarnos transformar por ellas.

Por todo lo anterior, debo admitir que esta experiencia ha hecho que cambie mi visión. Desde la antropología, mis pretensiones eran construir puentes, pero desde mi perfil de mediadora y educadora he descubierto que es más importante derribar muros. Acabar con el “otros” y poder construir el “nosotros” (nuestro hogar, nuestra familia, nuestro proyecto vital). Es esta ambición la que hace que me sienta respaldada y que mi labor, junto a la del resto de mis compañeros desde sus disciplinas profesionales y académicas, mejore y aporte un poquito de luz a nuestro día a día en el centro y a la propia vida de los menores.

Los chicos a los que acompaño (y me gusta mucho usar ese verbo, cuya traducción literal del latín sería algo así como “caminar con”) me han enseñado una lección antropológica muy valiosa. Algo vital y trascendente que jamás hubiera podido aprender ni leyendo una infinidad de libros de texto. Y es que la comprensión colectiva del mundo es muchísimo más amplia y rica que la compresión individual del mismo. Que las diferencias culturales pueden servir para unir dos concepciones completamente dispares en una misma realidad y convertirse en magia, confianza, cariño y calor humano.

Son ellos quienes me han ayudado a desarrollar mi capacidad creativa, colectiva, de justicia, de debate y de pensamiento crítico, y es por ello por lo que tanto yo como la mismísima antropología le debemos tanto a esta experiencia.

Sin más, deseo poder seguir aprendiendo de todo lo que me rodea para construir junto a mi equipo y nuestros chicos una realidad educativa-cultural cuya base sea íntegra, integral e integradora. Inshallah.

Autora: MARTA MORA MORO. Auxiliar técnico educativo del ISL/JEM SAMU Huelva

Residencial El Bosque

Residencial El Bosque: Disfrutar como niños

Cuando comienza el frío no podemos evitar recordar el calor del verano, las tardes en la playa y todas las aventuras que hemos vivido en el residencial de El Bosque, en la provincia de Cádiz, con nuestros chicos. Por nuestra situación geográfica, contamos con gran facilidad para disfrutar del campo, la playa y todas las opciones que nos ofrecen estos entornos.

Han sido muchas las entidades y empresas las que nos han apoyado durante el pasado verano para que se haya convertido en inolvidable para nuestros chicos. Por esta razón, no queremos dejar pasar la oportunidad para agradecerles el esfuerzo realizado y los recursos que han aportado para que este verano sea más productivo.

Comenzamos el verano participando en el programa Algeciras: ocio y tiempo libre inteligente, donde participaron diferentes entidades de nuestra localidad, como Barrio Vivo y el propio Ayuntamiento de Algeciras, fomentando entre los jóvenes de nuestra comunidad actividades sanas de ocio y tiempo libre.

Este programa permitió a los chicos del Centro El Bosque de Fundación SAMU disfrutar de varias clases de patinaje en línea, una partida de paintball, una clase de defensa personal y un paseo en kayak por la bahía de Algeciras.

También asistimos a la Copa de Oro 50 Aniversario que se celebró en el Santa María Polo Club y al VII Campeonato de España de Remo de Mar, que se celebró en La Línea de la Concepción en agosto. Los chicos pudieron disfrutar de las diferentes regatas que se celebraron a lo largo de la jornada.

Se realizó, además, una pequeña travesía náutica y la visita al estuario del río Guadiaro gracias al Puerto de Sotogrande. De esta manera, los menores conocieron otras actividades acuáticas que también se ofrecen en nuestro entorno de una manera más educativa.

Incluso tuvimos la suerte de disfrutar de una experiencia 4×4, bordeando la costa con la empresa Ulises 4×4 y la colaboración del gabinete socioeducativo brújula.
Como colofón a nuestro verano y recargar fuerzas para la vuelta al cole, disfrutamos en el Multicines Odeón Bahía Plaza de una tarde de película, nunca mejor dicho.
Todo esto ha favorecido que podamos cumplir un objetivo fundamental en lo que respecta a la inclusión social de nuestros chicos en nuestra comunidad. En primer lugar, que puedan conocer un ocio y tiempo libre saludable; y, en segundo lugar, que la comunidad conozca las peculiaridades y perfiles de nuestros chicos, haciéndoles ver que son adolescentes con inquietudes simulares a los de otros jóvenes de su entorno.

Agradecemos de todo corazón por el buen trato recibido y su colaboración con el Centro El Bosque a Barrio Vivo, Club Algeciras Patina, Ulises 4×4, Puerto de Sotogrande, Multicines Odeón Bahía Plaza, Club de Padel Algeciras, Antonio Sánchez Morodo – Gimnasio Municipal de Guadiaro y Santa María Polo Club.

Por ALICIA GARCÍA GRECIANO. Residencial El Bosque

ISL SAMU Dúrcal

ISL Dúrcal: el camino de la perseverancia

Tras un intenso verano repleto de salidas y experiencias, tanto lúdicas como formativas, los chicos del ISL SAMU Dúrcal volvieron en septiembre a la rutina con el inicio del curso 2021-2022. Para ellos, asistir al instituto es una oportunidad de acercarse tanto a la cultura española como a sus iguales. También lo es optar al título de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) o al de Formación Profesional Básica (FPB) con el objetivo de aspirar a un futuro mejor en nuestro país, ya sea por la rama laboral o la académica. Éste es el caso de uno de nuestros menores que acaba de empezar una Formación Profesional de Grado Medio de Peluquería y Estética Capilar, el cual le abrirá las puertas para alcanzar su sueño de ser peluquero. Todos complementan esta formación académica con clases extraescolares de apoyo lingüístico.

Paralelamente a esta formación reglada, también tenemos un grupo de menores recién llegados que asisten a clases de español en la escuela de adultos del Valle de Lecrín en Dúrcal. Su objetivo es alcanzar un nivel idiomático adecuado que les permita desenvolverse y expresarse con fluidez, tanto dentro como fuera del centro.
Esta actividad continúa por las tardes a través de talleres formativos que se imparten en nuestras instalaciones por parte del personal educativo. Además, debemos destacar la variedad de talleres transversales que realizamos, que comprenden desde temáticas culturales, como el taller impartido con motivo del Día de la Hispanidad, hasta talleres de conocimiento personal y adquisición de habilidades sociales que favorezcan la integración de todos los menores en nuestra sociedad. La formación es un elemento fundamental dentro de la inserción laboral de estos menores, sin olvidar la importancia que supone también para nuestros jóvenes conocer las costumbres y tradiciones propias de nuestro país a fin de una correcta y completa integración social.

A esto debemos añadir un factor fundamental, la motivación. Todos los menores poseen ímpetu por aprender, formarse y evolucionar que rebasa todas las barreras que se interponen en su camino. Por más que los compañeros del ISL SAMU Dúrcal seamos un apoyo para todos los menores, la gratificación que supone contemplar el progreso que con esfuerzo y dedicación logran día a día, impulsa este proyecto desde el máximo optimismo e ilusión. Y cada nuevo aprendizaje es bidireccional, pues ellos nos enseñan cómo el valor de la perseverancia y el incansable esfuerzo logran la consecución de todas las metas propuestas, ya sean a corto, medio o largo plazo. Nos animan a no perder la esperanza ante ninguna circunstancia y, ante todo, nos brindan el placer de recorrer un camino juntos.

Begoña Gómez Guerra. Educadora del piso tutelado El Alfar (Gijón, Asturias)

Begoña Gómez, educadora de El Alfar: «Toda persona tiene derecho a vivir de forma autónoma»

Begoña Gómez Guerra es diplomada en Magisterio por la Universidad de Oviedo, en la especialidad de Educación Especial. Desde 2002 trabaja como educadora en la vivienda tutelada para personas con discapacidad El Alfar que Fundación SAMU gestiona en Gijón (Asturias).

 

—Sin entrar en tipologías médicas, ¿qué tipo de grados existen dentro de la discapacidad intelectual?
—Hay muchos tipos y causas diferentes de discapacidad intelectual. Además, cada una de ellas se manifiesta de una forma diferente en cada persona. Así, por ejemplo, unas se originan antes del nacimiento, otras durante el parto y otras a causa de una enfermedad grave en la infancia. Las limitaciones pueden afectar al funcionamiento intelectual y a las habilidades adaptativas con el medio. Tienen que ver con las capacidades, conductas y destrezas necesarias para poder manejarse en los diferentes contextos en los que participan. Estas habilidades adaptativas se agrupan en comunicación, autocuidado, habilidades sociales, vida en el hogar, uso de la comunidad, autorregulación, salud y seguridad, académicas, funcionales, ocio y tiempo libre, formativo-laborales. La discapacidad intelectual implica una serie de limitaciones para funcionar con independencia en la vida diaria. Estas dificultades hacen que a estas personas les cueste más y necesiten más tiempo para aprender, comprender, resolver problemas y relacionarse. Si les damos los apoyos adecuados, todos pueden progresar en su autonomía.

—¿Cuál es objetivo principal que se persigue desde el recurso El Alfar?
—Esta alojamiento tutelado es su hogar, su casa. Desde El Alfar se atiende a la diversidad. Existen variedad de tipologías de discapacidad que se dan de forma simultánea en algunos de nuestros chicos: motrices, orgánicas, sensoriales (auditivas/visuales), psíquicas, salud mental, comportamentales. En el Alfar ofrecemos un servicio de atención y apoyo integral. Se prestan los apoyos y la supervisión necesaria en función de las necesidades individuales. Potenciamos sus capacidades con actividades y llevamos a cabo dinámicas que fomentan aprendizajes significativos. Toda persona tiene derecho a independizarse y poder vivir de forma autónoma. El objetivo del alojamiento es favorecer en cada usuario una vida lo más independiente posible respetando sus ritmos, gustos, intereses y necesidades.

—Si jurídicamente, las personas que viven en El Alfar son consideradas personas no dependientes, ¿por qué necesitan vivir en un recurso de estas características?
—Pueden no ser dependientes jurídicamente, pero sí necesitan cierto nivel de apoyo y supervisión.

— ¿Cuál es el perfil de las personas que pueden acceder al recurso de El Alfar?
—Damos atención integral a 10 residentes varones, mayores de edad, con discapacidad psíquica moderada o ligera y con problemas añadidos de salud mental. Según la Ley de Dependencia 39/2006, seis de ellos están valorados con el Grado I (moderada). Y otros dos están valorados como no dependientes. El recurso está ubicado en Gijón. Consta de dos pisos con una capacidad de cinco plazas cada uno. Nuestros chicos requieren una serie de apoyos para alcanzar mayor independencia personal y ejercer plenamente sus derechos de ciudadanía. Todos poseen una autonomía suficiente para llevar a cabo de forma efectiva actividades básicas de la vida diaria, aunque, en ocasiones, pueden necesitar recordatorios puntuales para su ejecución. Desde el recurso se refuerzan y entrenan, además, actividades instrumentales y actividades avanzadas de la vida diaria relacionadas con la participación social, las habilidades sociales, el tiempo libre y las formativo-laborales.

—¿Cuánto tiempo llevan estas personas viviendo en El Alfar?
—El Alfar se abrió en 2001. Cada chico se ha ido incorporado en un momento determinado. Los más antiguos conviven en el recurso desde sus inicios.

—¿Cuáles son los planes de intervención y las herramientas que utilizan en El Alfar?
—A partir de un análisis inicial, se plantea un proyecto educativo individualizado. Se valoran las necesidades personales, se formulan objetivos, se seleccionan contenidos y actividades, materiales, metodologías y evaluación. Promovemos en todo momento la autogestión a través de la práctica de actividades cotidianas dentro y fuera del alojamiento. El aprendizaje ha de ser, en todo momento, integral y significativo para el usuario. Se participa en todos los aspectos de su vida. Se realizan los acompañamientos y se facilitan apoyos en el proceso de socialización para ayudarles en su acceso a la inclusión en la comunidad. Es muy importante trabajar con el entorno y los distintos contextos sociales en los que participan: formativo-laborales, centros de atención diurna, centros educativos, ocio y tiempo libre, comunidad y familia.

—¿Pueden estas personas acceder a un empleo?
—Tener ciertas limitaciones no significa carecer de habilidades necesarias para desempeñar determinados puestos de trabajo de forma eficaz. El acceso al empleo no resulta tarea fácil, y mucho menos para nuestros usuarios. Según la Ley, las personas con discapacidad tienen los mismos derechos que el resto de los ciudadanos y pueden acceder al mundo laboral mediante un empleo ordinario (obligación de reservar un 2% de los puestos de trabajo para personas con discapacidad en empresas de 50 ó más empleados). También existen alternativas laborales de empleo protegido y remunerado como son los centros ocupacionales y los centros especiales de empleo donde, al menos, un 70% de trabajadores tienen una discapacidad (psíquica, física y/o sensorial). Para trabajar en un centro especial de empleo deben de tener un grado igual o superior al 33 % de discapacidad.

—¿Cómo es la convivencia entre ellos en El Alfar? ¿Cómo se trabaja la resolución de conflictos?
—Los chicos llevan conviviendo muchos años. En ocasiones, se originan pequeños conflictos entre ellos producto de la propia convivencia, pero se solucionan a través del diálogo y la negociación. Se favorece un clima familiar y se establecen relaciones cercanas a partir del respeto y la afectividad. Se organizan rutinas y responsabilidades para el acondicionamiento y limpieza diaria del alojamiento. Y los fines de semana se realizan talleres de cocina para la preparación del menú de comida o cena.

—Hace un año, un usuario de El Alfar falleció como consecuencia del Covid-19. ¿Cómo afectó este hecho al resto de compañeros?
—Nuestros usuarios experimentan la pérdida de un familiar o amigo de igual forma que el resto de las personas. Cada uno es diferente, por lo que sus actitudes ante la muerte también lo son. Pueden manifestar aparente desinterés e indiferencia, estados de excitación, tristeza, angustia. Sienten el duelo, aunque no siempre tengan las herramientas para expresarlo.

—¿Y el confinamiento del año pasado y las medidas anticovid, cómo les ha afectado?
—La interrupción de las rutinas cotidianas y la imposibilidad de acudir con libertad a los lugares usualmente frecuentados han provocado un aumento del nerviosismo y niveles de ansiedad entre nuestros chicos; así como sentimientos de confusión, de soledad y frustración. El uso de la tecnología ha facilitado un contacto regular con familiares y amigos durante este periodo de separación mediante llamadas telefónicas o vídeollamadas. Desde el principio les hemos mantenido informados de la situación y de cada cambio. Se han utilizado expresiones claras, normas precisas y concretas, y toda esta información se han plasmado en carteles con un lenguaje sencillo y pictogramas. Durante el confinamiento, programamos talleres diarios de manualidades y cocina para mantener la ocupación, canalizar los estados de estrés, así como entretenimiento grupal. Poco a poco se fueron concienciando de que debían seguir las medidas higiénicas de prevención y control de la infección, respetando la distancia de seguridad necesaria y la obligatoriedad de llevar puesta la mascarilla. Debo destacar la buena disposición general que han desarrollado ante nuestras demandas. Han interiorizado la necesidad de seguir unas pautas de prevención, aseo, higiene y desinfección específicas, tanto dentro como fuera del recurso. Además del confinamiento decretado durante el estado de alarma, nuestros chicos han vivido dos periodos más de aislamiento preventivo por la aparición de algún síntoma compatible con el Covid-19 o el contacto con un positivo externo. En noviembre de 2020, los chicos siguieron a rajatabla las indicaciones dadas tras activarse el protocolo de actuación ante cuatro casos positivos en el alojamiento. Como consecuencia de este episodio, sufrieron la pérdida de su compañero Kike sin la oportunidad, tan siquiera, de acudir a su funeral.

—En otros recursos de SAMU como la Residencia San Sebastián, cuando el usuario cumple unos objetivos, se le da el alta y vuelven a convivir con sus familias o acuden a centros de días. Sin embargo, en El Alfar no, es un centro, digamos, de por vida. ¿Por qué?
—Vivir en un piso tutelado es una opción que la persona con discapacidad intelectual tiene para independizarse y vivir de la forma más autónoma posible, pero con el grado de apoyo, orientación y supervisión que cada uno necesita. En el hogar se facilita una vida ordenada con rutinas y responsabilidades diarias. Puede ser una alternativa permanente. Cada chico tiene circunstancias y particularidades con respecto al contexto familiar. En todos ellos la reintegración familiar es inviable, cada uno por su circunstancia. Siempre que es posible se fomentan y favorecen dichas relaciones. Todos mantienen comunicación periódica con su familia. Y, como adultos que son, si así lo deciden, comparten su tiempo libre o períodos vacacionales con sus familiares.

Carlos González de Escalada junto a Antonio Retamero.

Fundación SAMU y Funddatec firman un acuerdo para el desarrollo de proyectos de educación, cultura e igualdad de oportunidades

Fundación SAMU ha suscrito recientemente un convenio marco de colaboración con Funddatec (Fundación para el Desarrollo Tecnológico, Sostenible y Circular) para la realización de actividades conjuntas en sus ámbitos de actividad. Como explica el convenio, dado que los fines perseguidos por ambas entidades son en gran parte coincidentes, éstas han decidido establecer un acuerdo marco “a fin de reforzar, expandir y conseguir una mayor eficacia de la labor que desde las mismas se viene desarrollando”.

La firma de este convenio se celebró el 7 de octubre en Sevilla con la presencia de Carlos González de Escalada, director general de SAMU, y Antonio Retamero Matés, presidente de Funddatec, que fueron los encargados de sellar con su firma dicho acuerdo.

A través de este convenio, ambas entidades aumentarán su capacidad de cara a la consecución de sus respectivos fines, que en el caso de Funddatec tienen que ver con el desarrollo de la educación, la formación, la cultura y la igualdad de oportunidades entre las personas, a través de métodos innovadores y/o mediante la aplicación de las nuevas tecnologías, así como contribuir al desarrollo sostenible, en su ámbito social, económico y medioambiental, promoviendo la economía circular y la mejora de las condiciones de vida de la sociedad en general, y en particular de los niños, los jóvenes, las personas mayores, las mujeres, las personas en riesgo de exclusión social o con algunas capacidades diferentes.

La firma de este convenio, que deberá concretarse en convenios específicos de colaboración, se produce en el marco de la apertura del nuevo centro de formación de Funddatec en San Juan de Aznalfarache, en el espacio del antiguo cine Loreto (zona del Monumento), cedido por el Consistorio municipal por un periodo de 4 años prorrogable a 30. En este centro, Funddatec prevé desarrollar varios de sus proyectos de educación musical, dinamización a través de la cultura e inclusión social, para los que contará con la colaboración de Fundación SAMU.

El alcalde de San Juan de Aznalfarache, Fernando Zamora, y el presidente de Funddatec, Antonio Retamero, presidieron el acto con el que la entidad dio a conocer las actividades y proyectos que se van a desarrollar en esta nueva sede, un acto que contó con la presencia de Carlos González de Escalada, director general de SAMU.

Con motivo de esta inauguración, se ofreció una actuación de Guitarras Andaluzas, un proyecto que nace de la necesidad de crear un espacio colectivo donde el alumnado de Guitarra Clásica de la provincia de Sevilla tenga la oportunidad de relacionarse, conocerse y disfrutar de hacer música juntos.
En concreto, esta iniciativa se enmarca dentro de uno de los proyectos con el que Funddatec pretende iniciar su actividad en San Juan: la Orquesta Inclusiva. La Fundación ofrece así este marco único, donde conocer repertorios diferentes y escuchar a guitarristas de otros centros y lugares, teniendo cabida músicos de todas las edades, razas y capacidades.

El otro proyecto que Funddatec pretende poner en marcha en San Juan de Aznalfarache en breve es la Cátedra de Flamenco, que nace para apoyar la difusión popular del flamenco y promover su pedagogía en los distintos niveles de la enseñanza. Coordinada por un consejo asesor, que preside el maestro de la guitarra Eduardo Rebollar, iniciará sus programas en la segunda quincena de noviembre.

Menores del ISL Cortijo-Jimena de la Frontera de SAMU

La Universidad Loyola y SAMU ponen en marcha el proyecto VRIME, una herramienta innovadora para proteger a los menores

Un estudio elaborado por Carlos González de Escalada, director general de Fundación SAMU, y publicado en la Revista de Pensamiento Estratégico y Seguridad CISDE (Migratory conditions of unaccompained foreign minors: a quantitative analysis of social vulnerability), que analiza la vulnerabilidad social de los menores extranjeros no acompañados que llegan a España, concluye, entre otras muchas consideraciones, que el 61,3% de estos niños han sufrido algún tipo de abuso, maltrato o negligencia durante el tránsito a España. El estudio afirma, además, que el 67,6% de los menores que llegan solos a España dicen tener miedo, y el 84,4% sufrió privaciones, como hambre, frío y malestar, al no tener cubiertas sus necesidades básicas.

Este tipo de experiencias traumáticas de abuso y maltrato suelen provocar el desarrollo de actitudes y conductas violentas como mecanismos de defensa por parte de los menores, y ello incrementa su vulnerabilidad y dificulta su integración, abocándoles, en muchos casos, a caer posteriormente en las redes de delincuencia.

La detección previa de los perfiles de riesgo, tanto de comportamiento violento como de victimización y vulnerabilidad, puede ser un instrumento fundamental para facilitar la optimización del uso de recursos en los procesos de acogida e inserción por parte de las instituciones correspondientes, y para garantizar la protección de los derechos fundamentales de estos menores.

Ante este contexto, la Universidad Loyola, con la colaboración del área de Innovación (I+D+i) de SAMU y la Fundación EMET- Arcoiris, ha puesto en marcha el proyecto VRIME (Instrumento de Valoración del Riesgo en Menores y Jóvenes Migrantes Residentes en Andalucía). Este proyecto trata de sistematizar este proceso de detección previa mediante el estudio de determinados indicadores conductuales que permiten definir unos perfiles de riesgo, y, la elaboración posterior de unas recomendaciones de buenas prácticas, para ayudar a gestionar mejor los riesgos por parte de los centros de acogida y organizaciones sociales relacionadas con las fases de acogida e inserción de este colectivo.

Así, el proyecto VRIME trata de diseñar una herramienta de recogida de datos (Toolkit VRIME) que permita conocer los perfiles de riesgo de menores extranjeros no acompañados que se encuentran en entidades de acogida como Fundación SAMU y EMET-Arcoiris, así como identificar factores de protección o resiliencia en estos menores.

Manual y guía de buenas prácticas

Una vez diseñado, Toolkit VRIME se podrá sistematizar en una aplicación informática integrable en la Historia Social Única de Andalucía (Proyecto Cohessiona). Con base en ello, se propondrán diferentes escenarios de gestión del riesgo con la intención de optimizar los recursos de acogida residenciales. Finalmente, se realizará un manual de utilización de la herramienta de gestión del riesgo en menores y jóvenes inmigrantes no acompañados, que irá unido a una guía de buenas prácticas que recogerá experiencias de hospitalidad y propuestas de integración.

El proyecto, que se inició en abril de este año, cuenta con cuatro fases de desarrollo: una fase piloto; una fase principal (formación de personal de los centros de acogida y los colaboradores, recogida de datos y análisis de los mismos); una tercera etapa de grupos de discusión y entrevistas con profesionales y menores; y una cuarta fase de creación de manual de uso y buenas prácticas.

Fundación SAMU cuenta con una red de más de 30 centros de acogida, en los que se atienden a más de 1.200 menores extranjeros no acompañados. Además, SAMU mantiene un estrecho contacto con todos aquellos extutelados que han pasado por sus centros, lo que la convierte en un gran colaborador, especialmente para la recogida de datos.

El objeto de la colaboración de la Universidad Loyola con Fundación SAMU se desarrolla en tres fases. En la primera fase, de recogida de datos, los profesionales de Fundación SAMU colaboran en la tarea de diseño proporcionando la información necesaria de los menores bajo acogimiento y de los profesionales que intervienen con ellos. Además, facilitan documentación relativa a los programas de acompañamiento que se están implementando en la actualidad.

En la segunda fase, de implementación, los profesionales e investigadores de Fundación SAMU participarán en los grupos de discusión y supervisión de los campos y protocolos de evaluación de riesgo que serán integrados en la herramienta Toolkit VRIME, en virtud de la experiencia del trato y cuidado de los menores que atesoran y la visión de la gestión integral de la realidad diaria de esta tarea. Además, posibilitarán un grupo de menores y jóvenes migrantes para realizar la fase cualitativa de factores de protección y resiliencia.

Y por último, SAMU participará en la fase de validación y acompañamiento. Se llevarán a cabo en diversas instalaciones de Fundación SAMU las actuaciones de acompañamiento específico durante la ejecución del itinerario integral de la solución informática, con el fin de recabar la información necesaria para poder validar el funcionamiento de la aplicación informática Toolkit VRIME que se desarrollará en el mismo. Posteriormente, se facilitará el acceso a las instalaciones del equipo investigador para realizar el seguimiento de la implementación del Toolkit VRIME y formación para la gestión del riesgo.

Una vez implementada la herramienta Toolkit VRIME de valoración del riesgo en menores y jóvenes migrantes se podría discriminar con mayor eficacia a aquellos menores a los servicios o dispositivos acordes a su perfil, recibiendo así los recursos y ayudas que requieran de acuerdo con las necesidades que presenten. El porcentaje de niños y niñas que reciben atención especializada será significativamente superior que aquellos cuya situación de riesgo no ha sido detectada, descongestionando los recursos genéricos de acogida y protección.

Mamadou Malado Barry en su puesto de trabajo de Decathlon

Un empleo en el que se respira deporte

Mamadou Malado Barry no deja indiferente a nadie. Un joven decido, con un proyecto migratorio claro y definido: dedicarse al fútbol de manera profesional. Mamadou no concibe su vida lejos del deporte. Conjugar su sueño con el objetivo de un Programa de Alta Intensidad (PAI), conseguir las condiciones óptimas para la emancipación, ha sido su principal reto.

Mamadou nació en Guinea Conakry hace 19 años, en el seno de una familia humilde, en la que la principal fuente de ingreso era la tienda de alimentación regentada por su madre. Creció rodeado de improvisados campos de fútbol donde la portería se marcaba con dos grandes piedras. A los seis años, descubrió su pasión por el fútbol. Solo jugaba al fútbol por diversión, pero eso pronto cambiaría, cuando descubrió que quería dedicarse al fútbol de manera profesional.

Cuando Mamadou planteó esta afición en casa, fue rechazada tajantemente por su madre. Pues doña Mariama Dioulde Diallo, como él la llama, no podía permitirle esa distracción. Lo importante era seguir acudiendo al colegio. Además, es una afición que no está al alcance de cualquiera, como comenta Mamadou: “Ser jugador de fútbol en Guinea está reservado a la gente influyente y con recursos económicos”.

Desde una edad muy temprana, Mamadou ha tenido que encontrar alternativas para compaginar sus obligaciones con la práctica de fútbol. Para acudir a los entrenamientos se inventaba visitas a casa de un amigo que, además, le dejaba asearse para la vuelta a casa tras un partido. Consiguió mantenerlo en secreto hasta que un entrenador le reforzó su valía como jugador profesional y le prestó el apoyo necesario para la equipación y los gastos de movilidad. Siendo adolescente, consiguió hacerse un hueco en el equipo Arsenales FC de Guinea. Comenzaron sus viajes dentro del país con el equipo, participando en partidos amistosos, pero pronto se dio cuenta de que no podía permitirse una academia ni disponía de los contactos necesario para convertirse en jugador profesional. Es ahí cuando, con 15 años, tomó la decisión de migrar, en busca de un sueño.

Mariama comprendió en este momento que su hijo estaba dispuesto a perseguir un sueño y que esta vez lo iba a hacer muy lejos de ella. La relación con su madre es especial. La frase “A mi madre” está grabada en sus camisetas de competición.

Mamadou ha requerido de un trabajo de orientación intenso para alcanzar el ajuste a la realidad de un joven que no dispone de referentes familiares ni red de apoyo social en España, más allá del prestado por el PAI. Ha tenido que realizar un trabajo personal en el que ha sabido conjugar sus aspiraciones en el terreno deportivo, con las condiciones necesarias para la transición a la vida adulta. Como joven procedente del sistema de protección de menores, Mamadou tenía por delante un doble objetivo: completar la formación académica reglada y la formación para el empleo.

El punto de desencuentro siempre ha sido la compatibilidad de estas obligaciones con los horarios de entrenamiento y de competiciones.

Su itinerario de inserción laboral ha estado marcado por altibajos. Si bien, es cierto que se ha mostrado participativo, asumiendo el protagonismo en su proyecto de emancipación. Ha sido difícil, en ocasiones, la toma de decisiones conjuntas. Tras comenzar con las intervenciones de inserción laboral, Mamadou se mostraba reticente, rechazando itinerarios de inserción que no le permitían tener tiempo para sus entrenamientos y los correspondientes partidos. Su pasión por el deporte le ha llevado a anteponer el fútbol a proyectos laborales para los que estaba sobrecualificado y aceptaba trabajos menos cualificados pero que sí eran compatibles con sus entrenamientos.

El equipo del PAI de Motril siempre ha sido consciente del gran potencial de Mamadou. Es un joven risueño, con un gran repertorio de habilidades sociales y de competencias para el trabajo en equipo, muy educado y extrovertido. Como buen deportista, destacaba en aquellas competencias en las se requería un trabajo en equipo. La madurez adquirida en su proceso de autonomía le ha permitido tomar decisiones que han repercutido positivamente en su trayectoria y en la estabilidad emocional alcanzada en el momento. Solo faltaba el pequeño empujón que a todos nos hace falta para salir a volar, arriesgarnos y ganar.

El punto de inflexión de la trayectoria de Mamadou ha sido la primera toma de contacto con la empresa Decathlon. En julio, el joven y su orientadora se embarcaron en la aventura de conjugar la pasión por el fútbol y el futuro laboral. Para el desarrollo emocional de nuestro joven, era necesario sentirse comprendido, estar rodeado de personas que entendieran que su felicidad iba de la mano de la práctica del deporte. Y es en este momento donde Mamadou descubre Decathlon más allá de la tienda preferida para su equipamiento.

Tras un proceso de selección en el que el joven destacó sobremanera y tras varios días de incertidumbre, sonó el teléfono. Era el responsable de la tienda Decathlon Motril. Mamadou cogió el teléfono, se hizo un silencio y, de repente, colgó. “Me han llamado, me han elegido”, se escuchaba mientras el joven corría por el pasillo del centro.

Mamadou es inmensamente feliz desde que le dieron esta noticia. Ha conseguido un puesto de trabajo, y lo ha hecho en una empresa que cree en los sueños de los deportistas, que cree en el sueño de Mamadou como jugador de fútbol del equipo de Motril Tercera División, y lo apoyan. Con Decathlon descubrimos que los sueños se cumplen.

Por Siham Khalifa El Abdi.

Orientadora del Programa de Alta Intensidad (PAI) de Motril, cofinanciado por el Fondo Social Europeo

Menores del Centro Residencial Fueros SAMU Huesca

Un memorable día en la playa para los chicos de SAMU Huesca

E l 11 de septiembre, los chicos del Centro Residencial Fueros SAMU Huesca realizaron un viaje a la playa para despedir el verano y como recompensa por el buen trabajo que realizaron durante el curso escolar 2020-2021. El viaje fue organizado por todo el equipo de SAMU y para el fin de semana estaba todo preparado. Menú completo para disfrutar de la jornada, unas neveras y el material para pasar el día en la playa.

El sábado los chicos se despertaron temprano para llegar puntuales al autobús. Rebosaban alegría y nerviosismo porque tenían muchas ganas de pasar el día en la playa. El viaje fue un poco largo, pero mereció la pena. Al llegar a la playa, buscamos un sitio en la arena donde pudiésemos estar todos juntos. Muchos chicos fueron enseguida a darse un baño, otros jugaron un partido de fútbol junto al equipo educativo e incluso enterraron a alguno de sus compañeros en la arena.

Después de jugar y disfrutar las primeras horas de la playa, nos sentamos en las toallas para comer.

Tras la comida, algunos chicos cogieron un patín de pedales con tobogán que fue una de las cosas con las que más disfrutaron. Cuando se acercó la hora de vuelta, los chicos se dieron una buena ducha en la playa, se cambiaron y fueron a conocer la zona y a tomar un refresco con el equipo. El día fue una gran experiencia para todos, los chicos estaban muy agradecidos y todos participaron. Fue un regalo para comenzar con ganas el nuevo curso escolar ya que todos los chicos estudiarán este año en la ciudad.

Todo esto ha sido gracias al equipo SAMU que permitió que los chicos pasasen un día diferente y que seguro no olvidarán. En su vuelta al centro todos volvieron con una sonrisa y se mostraron muy agradecidos.

Autor: Centro Residencial Fueros SAMU Huesca

Área de Discapacidad de Fundación SAMU.

Discapacidad o diversidad funcional: el poder de la palabra

La sociedad en la que vivimos está en continuo cambio y evolución. De la misma manera, las palabras deben cambiar y adaptarse a la sociedad en movimiento para definir lo verdaderamente importante. En el tema de reflexión que nos ocupa es muy importante el uso correcto de las palabras porque, aunque discapacidad y diversidad sensorial definen una misma realidad, el término discapacidad pone el punto de atención en la dificultad física, sensorial o psíquica de la persona, creando en la sociedad pensamientos negativos sobre “no ser capaz de”.

Éste es el término que según la ONU es el más adecuado para referirse a personas con deficiencias, limitaciones de la actividad y restricciones en la participación. Sin embargo, este término añade a las personas cualidades negativas haciéndolas inferiores por el hecho de ser diferentes. Pone el punto de atención en la discapacidad y anula el resto de cualidades, habilidades y capacidades de la persona.

Diversidad funcional es un término nuevo para definir la misma realidad que define la palabra discapacidad pero con una gran diferencia: pone su punto de atención en reconocer las capacidades diferentes que existen entre las personas.

Aunque este término no está aún muy introducido en el lenguaje de la sociedad, parece importante sensibilizar y concienciar a la población para que se vaya instaurando en nuestro vocabulario y se integre y normalice su uso.

La evolución de las palabras es necesaria en la sociedad para que haya un cambio real en la actitud de las personas, ya que el poder de las palabras crean pensamientos y actitudes positivas frente a un colectivo que necesita ser conocido por sus capacidades, aceptado y respetado como miembro activo de la sociedad, con iguales derechos y oportunidades. Cambiar el mundo y hacer que las personas con diversidad funcional sientan la inclusión social real está en las manos de todos.

En este nuevo siglo, se sigue debatiendo sobre el uso de este nuevo término y, aún no han llegado a ninguna conclusión. El debate sigue abierto, por ello es importante que todos y, aún más los medios de comunicación que llegan a las masas, usen el término que valore a la persona por su capacidad. Todavía escuchamos expresiones como “un sordo” o “un ciego”, lo que refuerza y visualiza la imagen de la discapacidad y elimina los rasgos individuales de la persona concreta.

El cambio jurídico

Es cierto, bajo mi punto de vista, que el cambio en el lenguaje aportaría un bien social que nos llevaría a estar más cerca de los valores de igualdad, respeto a la diversidad, solidaridad e inclusión social real. Sin embargo, no sólo debe cambiar el lenguaje y el pensamiento colectivo de una sociedad, sino también el jurídico, ya que con el uso del nuevo término más inclusivo puede peligrar los programas sociales que tienen como objetivo ayudar a personas con discapacidad.

Como observamos, las palabras son un arma potente pero no podemos avanzar en la concienciación social, en el uso de un lenguaje no discriminatorio y respetuoso si se puede perjudicar a nivel jurídico el derecho de las personas.

Después de esta pequeña reflexión sobre el uso adecuado de las palabras para definir a las personas con discapacidad o diversidad funcional para avanzar socialmente en un modelo más inclusivo y solidario, dejo al lector que saque sus propias conclusiones y use con conciencia el término que le resulte más adecuado.

Desde Fundación SAMU, y como entidad comprometida en mejorar el bienestar de los individuos y la sociedad en la que vivimos, se usará el término que sea necesario para no perjudicar a las personas pero siempre con respeto. Nuestra filosofía de trabajo es tener la conciencia de que la discapacidad no define a una persona y que no podemos infravalorar a nadie por tener capacidades diferentes a lo que entendemos como mayoría.

Por Susana Carrera Palacios. Residencia Santa Ana (Sevilla)