Residencia San Sebastián: Diez años de retos diarios

La Residencia San Sebastián, que Fundación SAMU gestiona en el municipio de Cantillana (Sevilla), acaba de cumplir su décimo aniversario, consolidada como centro residencial de referencia en la atención a personas con discapacidad intelectual y trastornos conductuales de la provincia.

La crisis del coronavirus ha truncado los preparativos de una merecida celebración de la efeméride junto al resto de la comunidad SAMU, familiares, directivos y autoridades locales y provinciales. No obstante, los residentes, los verdaderos protagonistas de esta historia, sí pudieron disfrutar de un almuerzo y una pequeña fiesta en el jardín del centro junto a sus cuidadores.

Con capacidad para 60 residentes y atendido por 80 profesionales, por este centro han pasado 136 usuarios durante sus diez años de actividad. El objetivo del proyecto es ofrecer una atención integral y profesionalizada de las personas con trastornos conductuales. Se persigue la disminución hasta la eliminación (si es posible) de estos trastornos para que los usuarios puedan ser derivados a otros recursos de atención y vivir en contextos más normalizados.

Para ello, el centro lleva a cabo un tratamiento especializado y personalizado de cada usuario mediante un abordaje bio-psico-social. Este trabajo busca, entre otros objetivos, la mejora en la calidad de vida de los residentes, aumentar y mejorar las habilidades de autonomía personal y social, fomentar las relaciones sociales adecuadas en un entorno normalizado y ofrecer un espacio físico que garantiza la seguridad de sus residentes.

“Somos un centro de referencia en Andalucía. La Residencia San Sebastián es la que más personas asiste y menos casos de retornos tiene de toda la comunidad autónomas. El 35% de nuestros residentes han logrado el alta terapéutica y han sido trasladados a recursos en los que pueden disfrutar de una vida más inclusiva y normalizada”, explica María José Tinoco, directora de la Residencia San Sebastián desde 2016 hasta abril y, en la actualidad, responsable del área de Discapacidad de SAMU.

La actividad laboral y la intervención profesional con los usuarios ha presentado una progresión en la que se han ido incorporando ámbitos de trabajo como la calidad de procesos, la innovación, sostenibilidad y la igualdad con el objetivo de que las personas se incorporen a otros recursos sociales concienciados para una convivencia respetuosa con los demás y con el entorno.
A lo largo de todo el año, el centro promueve diversos programas de actividades socioeducativas y de ocio y tiempo libre que cubren la globalidad de los intereses y necesidades de las personas atendidas. Se incentiva mucho el deporte a través de la participación de la Residencia en la Liga Aprose de fútbol, un proyecto de rugby adaptado y la práctica de senderismo, entre otras actividades. En este centro nació la Compañía de Teatro Idilio Escénico, que ya ha representado su obra Sinergia en varios escenarios, así como el departamento de SAMU Idilio, que surge con el objetivo de dar visibilidad al área de discapacidad de SAMU, la Carrera Inclusiva de Otoño o el Programa 4 Estaciones.

“El mayor éxito de los profesionales es despedir a la persona usuaria con alta terapéutica. La dirección del centro siempre ha perseguido la humanización del trato al residente y la particularidad en la atención a cada uno ya que no todo se puede generalizar, sobre todo en lo que se refiere a emociones y sentimientos”, explica María José Tinoco, la tercera directora que ha tenido este centro tras María de los Ángeles Guijo y María Vargas, y que en abril fue sustituida por su mano derecha durante cuatro años: Rafael Rueda.

“Los principios fueron duros porque el perfil del colectivo era muy especial y cada día había que mejorar las intervenciones y procedimientos para ajustarlos a la diversidad de personas preservando su integridad física y emocional, así como la del equipo”, continúa Tinoco. “Éste es un trabajo que te absorbe mucho. Se crean vínculos muy fuertes con los residentes. Hay momentos en los que los residentes sufren crisis y agitaciones, e, incluso, pueden hacerte daño y te vas a casa con un dolor físico o en el corazón. Y al día siguiente vuelves como si nada hubiera pasado. El mérito que tienen los trabajadores de este centro es enorme”.

“Trabajar con personas con discapacidad intelectual es un reto diario porque todos los días son diferentes. Tenemos que ser muy creativos y muy pacientes para poder enseñar a nuestros usuarios a gestionar los problemas que se presentan en la vida diaria”, añade Rafael Rueda, director del centro desde abril. Rueda lleva nueve años trabajando en esta residencia, primero como fisioterapeuta y luego como jefe de Servicios Generales.

“Éste es un paso muy importante en mi trayectoria profesional. Sé que es un reto muy difícil pero lo afronto con mucha responsabilidad, ilusión y con muchas ganas de seguir haciendo bien mi trabajo”, explica Rafael Rueda. “Tengo dos objetivos principales. Por un lado, intentar lograr que la calidad de vida de los residentes sea la mejor, trabajando para que la atención hacia ellos sea óptima. Y por otro lado, también quiero hacer mucho hincapié en el equipo y conseguir que los compañeros de la residencia vengan a trabajar con ganas, que se sientan realizados con su trabajo, ya que eso recaerá en un mayor beneficio para los residentes”.

Rueda, que lleva más de nueve años dedicado a este centro, reconoce haber vivido numerosas anécdotas muy divertidas. “Como enriquecimiento profesional y actividad innovadora, destacaría aquella vez que organizamos una excursión con los chicos a Villaverde del Río y montamos a un gran número de residentes en piragua, entre ellos a una persona que tenía muy poco control en el tronco e iba en silla de ruedas. Montarlo en la piragua, con la gran inestabilidad que presenta el agua, fue todo un reto y una gran satisfacción personal poder dar un paseo con él montados en piragua”.

Durante estos 10 años, uno de los puntos fuertes de la progresión de la Residencia San Sebastián ha sido también la importante labor de formación de la plantilla, haciendo especial hincapié en herramientas que permitieran mejorar la intervención con personas del espectro autista, “un mundo fascinante que necesita de personal formado y motivado”, detalla María José Tinoco. “En esta década, hemos tenido también el apoyo de la Junta, puesto que gestionamos sus plazas y cuidamos a personas que están dentro del sistema público de dependencia. Han sido un apoyo en muchos momentos, ayudándonos a resolver situaciones unas más difíciles que otras”, añade la antigua directora.

La dirección de la Residencia San Sebastián tenía previsto celebrar este décimo aniversario “por todo lo alto” junto a familiares, autoridades locales y provinciales y el resto de la comunidad de SAMU, pero la pandemia del Covid-19 no lo ha hecho posible. ”Pero no importa. En este periodo de confinamiento, los chicos nos han dado una gran lección porque lo han hecho muy bien. Han sabido comprender la situación de emergencia y la mayoría ha ayudado muchísimo. Y junto a ellos, sus familias, que han sabido apoyarles para sobrellevar la distancia y la ausencia de abrazos”, comenta María José Tinoco. “Ellos son y serán siempre personas valientes y merecedoras de todo nuestro respeto y afecto”. Los verdaderos protagonistas.