Ejercicio de incidente NBQ (Nuclear, Biológico y Químico) en Escuela SAMU.

“A estas alturas, los alumnos ya no saben qué es el sueño”

Los alumnos del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofe y Acción Humanitaria de Escuela SAMU han recibido formación especializada en incidentes NBQ (Nuclear, Biológico y Químico) dentro del módulo Gestión de Catástrofe y Múltiples Víctimas del propio posgrado. Además de las lecciones teóricas, dicha formación cuenta con diferentes ejercicios prácticos y simulacros, celebrados del 6 al 9 de mayo, en los que también participaron los alumnos de segundo curso del grado superior de FP de Técnico en Coordinación de Emergencias y Protección Civil.

La importancia de este tipo de formación es su complejidad y la escasa familiarización de los profesionales con los incidentes de este tipo. Hay que tener en cuenta que, antes de la crisis sanitaria del coronavirus, pocos servicios de emergencias eran capaces de aportar el material y las capacidades necesarias para ello, según explican desde Escuela SAMU.

“Esta formación se caracteriza por aspectos tan importantes como la descontaminación, la sectorización, el tratamiento de los pacientes víctimas de un incidente de este tipo o cómo se tienen que evacuar”, destaca Andrés Rodríguez Holst, instructor y coordinador del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofe y Acción Humanitaria de Escuela SAMU.

“Antes del Covid-19, Escuela SAMU llevaba años formando a sus alumnos en incidentes NBQ, algo en lo que Carlos Álvarez Leiva, fundador de SAMU, insistía mucho. Él le daba mucho valor a este tipo de formación a pesar de que muchos lo consideraban un loco, pues creían que algo así nunca iba a suceder. El Jefe insistía en la importancia de saber colocarse un EPI (Equipo de Protección Individual), de vestirse y desvestirse sin contaminarse, quizás el momento más crítico; de estar con el mono completo puesto varias horas, con la mascarilla, las gafas y la pantalla con el calor de Sevilla, montando y desmontando tiendas… La gente que pasaba por aquí y veían el despliegue que se montaba decían que todo esto era de locura e incluso una fantasía. Pero llegó el Covid-19 y todo cambió. Ya no estábamos tan locos”, continúa Andrés Rodríguez.

El instructor reconoce que, tras la pandemia del coronavirus, tanto la sociedad como los propios alumnos son más receptivos a la hora de recibir este tipo de formación porque son conscientes de que algo así puede pasar.

“Es muy importante que los alumnos aprendan a trabajar con los EPI puestos. Estos pueden llegar a ser un poco agobiantes, puedes sentir que te falta el aire y que tus movimientos se vean limitados. No es fácil trabajar con los guantes de estos equipos de protección puestos. Debes acostumbrarte a ellos antes de que realmente necesites usarlos”, explica otro instructor de Escuela SAMU. Por esta razón, en este módulo de incidente NBQ lo importante no es sólo aprender a gestionar una crisis o una situación de estrés, como ocurre en otros módulos del máster de Enfermería, sino también aprender a gestionar el cansancio.

En este sentido, en la etapa final de este módulo los alumnos participaron en un ejercicio práctico de incidente NBQ que arrancó por la tarde y finalizó a las once de la noche. “En esta actividad, algunos alumnos hacían de víctimas y otros, de sanitarios, y después rotaban. El ejercicio se centraba en la atención de las víctimas, así como en el proceso de vestido, desvestido y descontaminación”, explica Andrés Rodríguez.

Tras el repliegue, los estudiantes pudieron descansar y dormir un poco en un campamento instalado en la propia escuela, pero fueron activados de nuevo a la una de la mañana para un nuevo ejercicio práctico que se prolongó hasta las tres de la mañana. En este ejercicio, los alumnos tenían que enfrentarse a un vertido de residuos nucleares que eran trasportados en un tren que había descarrilado.

Después de finalizar la actividad, los alumnos pudieron nuevamente descansar, pero a las seis de la mañana se despertaron de nuevo para poder realizar el examen final, que consistió en un circuito con varias estaciones, cada una de ellas con un ejercicio diferente e independiente, y, a continuación, un examen práctico.

“A estas alturas del curso, los alumnos ya no saben lo que es el sueño”, bromea el profesor. “Detrás de esta falta de sueño y del cansancio hay una cuestión psicológica. Deben aprender a gestionar el cansancio porque un incidente NBQ o similar no se soluciona en un par de horas, se prolonga en el tiempo. Una cosa es gestionar el estrés y las emociones, algo que está muy presente a lo largo del Máster de Enfermería en módulos como el de IMV (Incidente con Múltiples Víctimas), pero en la formación NBQ o de Acción Humanitaria tiene más importancia la gestión del estado físico del sanitario. Estar muchas horas con un EPI puesto agota y agobia”, añade Rodríguez.

A pesar del esfuerzo realizado, el profesor asegura que los alumnos han disfrutado mucho de esta experiencia. “Esto es algo diferente que posiblemente no van a volver a hacer, por eso aprecian tanto este tipo de formación y de ejercicios prácticos”. El adiestramiento en NBQ responde a la filosofía y compromiso de Escuela SAMU con sus alumnos: Aprende haciéndolo.