programa Barrio Concienciado: Juventud Migrante en El Cerezo

Barrio Concienciado: cara a cara con los jóvenes migrantes

Fundación SAMU, en colaboración con el área de Juventud, Ciencia, Universidad y Cooperación al Desarrollo del Ayuntamiento de Sevilla, ha puesto en marcha el programa Barrio Concienciado: Juventud Migrante en El Cerezo, en el distrito sevillano de la Macarena. Este proyecto tiene como objetivo principal concienciar a la ciudadanía sevillana en general, y, en particular, a los vecinos de la barriada de El Cerezo, sobre la realidad de los jóvenes migrantes que, además, son extutelados. Esta iniciativa lleva en funcionamiento desde enero de este mismo año.

“Queremos romper con las falsas ideas, los estereotipos y los mensajes de odio que en tiempos de crisis se acentúan en la población de acogida. Para ello, se han puesto en marcha una serie de actividades vinculadas con los objetivos ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) dándole cuerpo al proyecto. Se trata de una iniciativa que se centra en las distancias cortas, huyendo de las amplias campañas publicitarias, porque lo que realmente persigue es crear redes de contacto directo y real entre las personas y agentes de la comunidad”, explica Laura Rebolo, coordinadora del proyecto, que cuenta con el respaldo del área de Infancia y Familia de SAMU.

Una de las actividades desarrolladas reunió en junio en el Centro Social Virgen de los Reyes de Sevilla a una veintena de empresarios de la capital andaluza para impulsar la inserción de estos jóvenes extutelados y migrantes. Esto permitió establecer redes de conexión desde una mirada solidaria y fortalecedora de la comunidad de acogida de la ciudad.

Ese mismo día, representantes de la Asociación de Jóvenes Extutelados El-Ittihad, que nació de la mano de este mismo proyecto de El Cerezo, leyeron un manifiesto dando su agradecimiento a la comunidad de acogida, explicando su situación y exponiendo sus preocupaciones y peticiones.

“Al cumplir 18 años, estamos obligados a emanciparnos completamente y sin apoyos. Esto es una tarea muy difícil para cualquier joven, ya sea migrante o no. Por esta razón, reivindicamos la necesidad de que continúen existiendo programas que nos acompañen después de nuestra mayoría de edad para completar nuestro proceso de documentación y así lograr nuestra inclusión laboral y en la sociedad y una inserción laboral”, manifestaba uno de los jóvenes de la Asociación El-Ittihad.

“Se necesitan más programas de inserción social y laboral, con más tiempo y con convenios de prácticas y contratos bonificados con empresas españolas en las que podamos aportar todo nuestro potencial y mejorar la economía. Queremos trabajar para ser autónomos y aportar con nuestros impuestos a un país que nos está ofreciendo una mejor calidad de vida, para nosotros y para nuestras familias. Nuestro viaje migratorio busca la estabilidad y la felicidad dentro de la comunidad de acogida. No solo queremos agradecer la acogida, sino insistir en que nosotros hemos venido a aportar y a formar parte de ella con integridad cívica”, continuaba el joven extutelado.

Desde Fundación SAMU apuntan que El-Ittihhad quiere ser la plataforma que contribuya a que muchos jóvenes extutelados se inserten en la comunidad de acogida española con garantías de éxito, además de con responsabilidad y agradecimiento.

Otras de las actividades desarrolladas dentro del proyecto de El Cerezo son charlas y talleres en institutos de sensibilización ante la realidad de los jóvenes migrantes; el contacto con asociaciones vecinales para programar acciones conjuntas y la creación de redes de empresas para favorecer la inserción de los jóvenes ex-tutelados. A partir de septiembre, también está prevista a la celebración de una exposición fotográfica de historias y la proyección de un vídeo-documental sobre diez jóvenes extutelados.

Uno de los muchachos que participan y se benefician del programa de Barrio Concienciado de El Cerezo es Mohamed Hatim, de 22 años y natural de Tánger (Marruecos). Este joven llegó a España hace cuatro años y, actualmente, reside en el recurso JEM Lamarque de SAMU, en Sevilla capital, dirigido a extutelados que han cumplido la mayoría de edad.

“Vine a mejorar mi vida y la de mi familia”

“Vine a España para mejorar mi vida, pero, sobre todo, la de mi madre y la de mis abuelos, con los que me crié. Mi padre murió cuando yo era un bebé y soy hijo único. Mi madre trabajaba en lo que podía en la ciudad y yo vivía con mis abuelos, No iba a la escuela, pero aprendí a leer y a escribir en la mezquita. Allí sí que iba todos los días, incluso, a veces, me encargaba de la lectura. Pero veía a mis abuelos tan mayores y echaba tanto de menos a mi madre que quise buscar una solución para ellos viajando a España”.

Tras cruzar el Estrecho, Mohamed Hatim pasó por varios recursos de menores de Guillena, Pino Grande y Valencina, todos en la provincia de Sevilla. “De esta etapa recuerdo con especial cariño a los educadores, sobre todo a aquellos que no sólo iban a trabajar, sino que nos entregaban su corazón. Estos educadores fueron los que me apoyaron en mis estudios”.

Actualmente, este joven, que trabaja en la pastelería francesa La creme de la creme como ayudante de pastelero, reside en un centro JEM para mayores de edad de Fundación SAMU. “He pasado por muchas cosas desde que estoy aquí. Cuando algo no me ha salido bien, siempre he tenido el apoyo de los educadores para seguir. Con SAMU he madurado y he entendido el mundo, lo difícil que es la vida, pero con apoyo estoy logrando mis objetivos poco a poco”.

Mohamed Hatim reconoce que gracias al proyecto de El Cerezo y la asociación creada, los jóvenes como él encuentran un espacio para compartir experiencias vitales. “Gracias a este proyecto me he reencontrado con chicos que hacía mucho tiempo que no veía”, señala el marroquí. “Es importante que los chicos que lleguen nuevos encuentren un sitio en el que poder encontrar respuestas a todas sus preguntas. Queremos estar al lado de aquellos que nos necesiten, igual que Fundación SAMU ha hecho con nosotros”.

“Además de ayudarnos entre nosotros, queremos que la asociación sea un espacio de convivencia para que los vecinos conozcan nuestra cultura de verdad. Esto hace mucha falta”, explica Khalid Errossafi, otro de los jóvenes de 20 años miembros de la asociación y compañero de Mohamed Hatim. “Tenemos que ser constantes y seguir. Necesitamos la participación de todos”.

Khalid recuerda cómo fueron sus primeros meses tras llegar a España, hace ahora cinco años. “Yo emigré a España en busca de trabajo. Pensaba que cuando llegara iba a arreglar mis papeles de manera muy rápida, iba a encontrar trabajo e iba a salir todo perfecto. Pero las cosas no son así. Las cosas en realidad no son como nos la cuentan en Marruecos. Mi familia vive en Oued Zam, al sur del país, y allí esperan que yo les envíe ayuda porque su situación allí no es buena, aunque tienen paciencia y saben que conseguiré todo lo que me propongo muy pronto”, relata el joven, que actualmente realiza unas prácticas formativas.

“Recuerdo que al principio estaba muy perdido, no entendía nada, pero el hecho de estar con otros chicos en una situación similar a la mía me tranquilizaba”, continúa Khalid Errossafi. “Yo no había escuchado hablar de los centros de menores en mi vida. Lo mejor de estos centros ha sido la formación que he recibido. He podido realizar muchos cursos de todo tipo. Y el apoyo de los educadores también ha sido muy importante”.

Tawfik Achmarouan es otro joven natural de Marruecos que se beneficia del proyecto desarrollado en El Cerezo por SAMU y el Ayuntamiento de Sevilla.
“Gracias a esta iniciativa, los jóvenes como yo tenemos un lugar donde reunirnos y compartir. Hablamos de las cosas que necesitaremos cuando nos marchemos de los recursos de SAMU y de cómo nos gustaría que nos ayudaran”, explica el joven, que actualmente realiza prácticas en un restaurante del centro de Sevilla tras estudiar un curso de cocina.

Tawfik Achmarouan reconoce que una de las principales dificultades que halló cuando llegó a España hace dos años fue el idioma. “No sabía nada de español y no entendía lo que me estaban diciendo, si me hablaban bien o no”.

El joven de 19 años confiesa que echa de menos a su familia, especialmente no poder ayudar a sus padres cuando tienen algún problema. “Son varios años sin verlos y sabiendo las dificultades que tienen. Es difícil estar lejos”.

Gracias a esta iniciativa de SAMU y el Ayuntamiento de Sevilla y a la asociación El- Ittihhad, los jóvenes como Tawfik Achmarouan, Mohamed Hatim y Khalid Errossafi se sienten apoyados, respaldados y comprendidos, sienten que no están solos y, a pesar de su precaria situación personal y de lo lejos que están sus familiares, juntos construyen un hogar.