María José Rodríguez Lozano. Paciente de SAMU Wellness

María José Rodríguez: “Ir a SAMU Wellness ha sido la mejor decisión de mi vida”

María José Rodríguez (Bornos, Cádiz,1960) ingresó en SAMU Wellness después de 20 años deambulando por diferentes consultas médicas que no le dieron solución a sus problemas de salud mental. Una semana después, la paciente, que usaba silla de ruedas, logró caminar sola.

 

—¿Por qué motivó ingresó en la clínica de salud SAMU Wellness?
—Yo llevo muchos años con problemas de salud. Todo empezó con un problema en el cuello cuando mi hija era aún un bebé. Tras varias pruebas, me dijeron que tenía el músculo esternocleidomastoideo atrofiado. Estuve 18 meses de baja y me dieron una discapacidad del 35%. Cuando me recuperé, me incorporé al trabajo pero, poco después, la pierna izquierda empezó a flaquear. No tenía fuerzas en la pierna y me caí varias veces. Los médicos no daban con lo que tenía. Me hicieron múltiples pruebas, pero siempre me decían que no tenía nada físico. Cada vez le cogí más miedo a caminar y me busqué un bastón, y, como tenía que hacer fuerza para apoyarme, acabé haciéndome daño en el hombro. Al final acabé en una silla de ruedas. Fue un golpe muy duro para mi familia verme en silla de ruedas, sobre todo para mi madre.

—¿Qué diagnóstico le daban los médicos?
—Ninguno. Nadie daba con lo que tenía. Fui a médicos privados y públicos. Empecé a desesperarme. Yo estaba abierta a todo, incluso a la medicina alternativa. Fui a todos los sitios posible. Y empecé a tirar de pastillas, de antidepresivos y relajantes musculares.

—¿Cómo le afectó toda esta situación mentalmente?
—Yo iba en silla de ruedas a todos lados, incluso viajé en avión con mi marido y mi hija, y, al principio no me molestaban los comentarios de las personas que me decían que yo tenía mucho cuento. La salud mental no está bien vista en nuestra sociedad y sólo la entiende quien la sufre. Pero llegó un momento en el que estos comentarios sí empezaron a afectarme. Le cogí fobia a la silla y no quería salir de casa. Tenía ataques de pánico. A veces me mareaba y tenía que agarrarme porque tenía la sensación de que me iba a caer del Tajo de Ronda. Estaba hundida y muy deprimida. Además, en cinco años, falleció mi madre, a los quince días mi hermano mayor, al cual quería muchísimo, y otra hermana a la que le detectaron un cáncer de pulmón. En febrero de 2023 toqué fondo.

—¿Cómo logró salir de ese pozo?
—Estaba desesperada y entré en internet en busca de alguien que me ayudara. La primera persona que me salió fue la doctora Gabriela Parano. Yo ya iba al psicólogo a través del sistema público, pero era una consulta al año en el Hospital Virgen del Rocío. Eso no me ayudaba en nada, sólo me servía para que me dieran los informes y certificados que me requerían. Me había llevado 20 años dando vueltas y gastándome mucho dinero en salud y cuando encontré a la doctora Parano me di cuenta de que su especialidad se ajustaba perfectamente a mis problemas, así que contacté con ella.

—La doctora Parano tiene una consulta privada, pero también trabaja en la clínica de salud mental SAMU Wellness. ¿Cómo fue la primera cita con ella?
—No fui capaz de acudir a la primera cita. Me entró pánico y no fui capaz de salir de casa. Al final hicimos una videollamada y me dio una segunda cita presencial para el 15 de febrero. En esta ocasión sí logré salir de casa pero, cuando llegamos a su consulta, no pude bajar del coche. Me dio otra crisis de pánico y le pedí a la doctora que bajara a la calle a verme. Cuando llegó yo ya estaba tirada en el suelo debido a mi ataque de pánico. “Yo no sabía que estaba tan mal”, le dijo la doctora a mi marido, y le recomendó que me ingresaran en un centro especializado al menos dos semanas.

—¿Qué le impulsó a ingresar en SAMU Wellness?
—Hablé con mi marido y mi hija y les dije que estaba dispuesta a todo e incluso a irme a un centro especializado dos semanas, que aquello no era vida y que tenía que curarme. Gabriela Parano me habló de SAMU Wellness y decidí ingresar. No se lo dije a nadie de mi familia, excepto a mi marido y a mi hija, porque no quería que nadie me diera su opinión ni que me hiciera dudar de mi decisión. La misma mañana que ingresé le mandé un mensaje a mis hermanos y apagué el móvil.

—¿Cómo fueron los primeros días en SAMU Wellness?
—Ingresar en SAMU Wellness ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. El 8 de marzo ingresé y a la semana ya había dejado la silla de ruedas, a la cual estuve encadenada 15 años. Estuve ingresada 15 días, en los cuales aprendí mucho. Luego fui al Hospital de Día, en los que participaba en diferentes talleres grupales. Ahora sólo voy a fisioterapia dos veces a la semana para seguir fortaleciendo la pierna. La doctora me ha dicho que no puedo dejar la fisioterapia aún. Ahora camino con un andador, pero sé que algún día lo dejaré también. No sé cuándo lo conseguiré, pero lo haré.

—En una sola semana dejó la silla de ruedas después de 15 años. Su evolución fue impresionante.
—Una enfermera de la clínica me dijo que estaban muy contentos por mi fuerza de voluntad, pero esta mejora no es sólo gracias a mi esfuerzo, sino al de todo el equipo de SAMU y su profesionalidad.

—¿Qué le dijo su familia cuando vio que había abandonado la silla de ruedas?
—Se pusieron muy contentos. Mi hija apenas tiene recuerdos de mí caminando. En su comunión aún no iba en silla de ruedas, pero ya cojeaba. Y con uno de mis hermanos no pude apenas hablar, no paraba de llorar de la alegría al verme caminar.

—¿Cuál es su próximo reto?
—Me gustaría renovar mi carné de conducir. Siempre he sido muy independiente, pero ahora necesito que mi marido me lleve de un lado a otro. Me gustaría volver a los talleres del Hospital de Día, pero para eso dependo de mi marido, y no me gustaría depender tanto de él, me siento mal, aunque él nunca se queja. Quiero sentirme autosuficiente y poder moverme sola.

—¿Cómo se desenvuelve en casa?
—A veces cojeo y sigo usando el andador, pero en casa a veces ando sola, sin ningún apoyo. Aún tengo que fortalecer la pierna, pero estoy muy contenta de mi evolución.

—¿Recomendaría la clínica?
—Por supuesto. Allí trabajan grandes profesionales. Es una pena que la salud mental esté tan estigmatizada en nuestra sociedad. Existe una gran falta de información y la salud pública está saturada. Una consulta al año no sirve de nada, por lo que las personas que lo necesitan tienen que acudir al sector privado. Yo llevo toda la vida gastando dinero en mi salud porque afortunadamente he podido permitírmelo, pero ¿qué hace el que no puede pagarlo?