Copa de Navidad de SAMU 2022

Más de 200 personas asisten a la tradicional copa de Navidad de SAMU

Hablar de Navidad es hablar de familia, la de sangre o la elegida formada por amigos y compañeros de trabajo. SAMU no ha querido desaprovechar la oportunidad y, tras el paréntesis provocado por la pandemia, ha recuperado la tradicional copa de Navidad, un momento especial para compartir y confraternizar con los compañeros fuera del lugar de trabajo de manera distendida y sin la presión del día a día, y más en un sector como las emergencias y la salud.

Este año, unos 200 trabajadores de la organización asistieron a la fiesta navideña que la empresa organizó en unos salones de eventos de Olivares, en la provincia de Sevilla, el 15 de diciembre y que arrancó con el discurso del presidente fundador de SAMU, Carlos Álvarez Leiva.

“Hoy me gustaría poner en valor el milagro de cada día de cada uno de vosotros. El milagro en cosas que pasan desapercibidas, como ese despertarse a las cuatro de la mañana para hacer un Osuna o contener a un paciente psicótico, agresivo, que nos da miedo, pero que es nuestra responsabilidad. El que significa la vida que salvamos directa o indirectamente a través de nuestra Escuela o el milagro que supone que esos menores sean atendidos por nuestros equipos diariamente en Ceuta, Canarias o EEUU”, manifestó el doctor Álvarez Leiva durante su intervención. “La magia de SAMU sois cada uno de vosotros, esas 3.000 familias que, gracias a Dios, hoy están aquí representadas y que son nuestro reto. Es nuestra responsabilidad, de la dirección, el mantener nuestro espíritu fundacional y nuestra lealtad con todos vosotros”.

Álvarez Leiva también tuvo palabras para Juan Meléndez Jiménez y Antonio Sánchez Montero, dos trabajadores de la empresa recién jubilados que recibieron un homenaje por parte de la empresa y sus compañeros.

“Hoy nos acompañan dos personas que representan esos milagros de los que he hablado, quizás porque han dedicado su vida a nosotros: Juan Meléndez, el hombre tranquilo, el hombre silencioso, nos acompaña desde hace muchos años y tiene un merecido retiro; y Antonio Sánchez, que se ha comido infinidad de pequeños marrones que han hecho posible muchos de esos milagros sencillamente arreglando equipos, manteniéndolos, haciendo posible que los instrumentos salven las vidas. Todo es importante, no hay nada que no sea trascendente”.

El servicio de catering Kata, perteneciente a la empresa Numed, fue el encargado de la elaboración de todos los platos que se degustaron en el evento. Además, la empresa Bodas 360 instaló un servicio de videomatón 360, que permitió que los compañeros se divirtieran en grupos y recibieran un gran recuerdo del evento en formato de vídeo.

Melibea Romero Carmona

Melibea Romero, Tcae en la UATE La Esperanza: “Trabajar con menores en Ceuta me ha hecho renacer”

En mayo de 2021, durante la crisis migratoria de Ceuta, Melibea Romero Carmona (La Puebla del Río, Sevilla, 1989) decidió ir de voluntaria junto con otros profesionales de SAMU para asistir a los menores marroquíes que cruzaban la frontera. Más de un año después, continúa trabajando en Ceuta con estos chicos.

—Actualmente trabaja en la UATE La Esperanza, un recurso de acogida para menores extranjeros de Fundación SAMU en Ceuta, pero tengo entendido que también fue alumna de Escuela SAMU, ¿cierto?
—Sí, estudié el Grado Medio en Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería en Escuela SAMU (promoción 2020-2021), aunque también tengo formación relacionada con la intervención social en drogodependencia y otras adicciones. Y, actualmente, estoy cursando el Grado Superior de Técnico en Integración Social.

—¿Qué recuerda de su etapa en Escuela SAMU?
—Para mí fue un reto estudiar en Escuela SAMU, ya que venía de un mundo laboral completamente diferente. Es una etapa que recuerdo con mucho cariño. La empecé un poco perdida, con miedo e incertidumbre, y me fui encontrando cada vez más cómodo en ella conforme pasaban los meses. Me encantaba ir a la escuela. En ella he reído, he llorado, he aprendido, me he puesto a prueba y he sentido admiración por el trabajo que realizaban mis docentes. En la Escuela SAMU conocí una versión diferente de mí. SAMU te enseña disciplina, te enseña valores, te enseña a trabajar en equipo. Siempre digo que SAMU tiene un veneno que engancha, que te incita a querer ser mejor persona, a cuidar de los demás.

—¿Por qué decidió ir de voluntaria a Ceuta en plena crisis migratoria?
—Cuando la crisis de Ceuta, en mayo de 2021, SAMU activó un gabinete de crisis y yo formaba parte de él. Conforme pasaban los días, veía las imágenes que inundaban los medios, el trabajo que íbamos realizando y las necesidades que iban surgiendo. Sentí que tenía que estar ahí, que era el momento de poder brindarle mi ayuda a todas esas personas. Siempre me ha motivado mucho la labor social, ayudar a otros y, en ese momento, ya contaba con conocimientos para ello. Realmente no me equivoqué al sentir que era el momento idóneo.

—¿Cuál fue su primera impresión cuando llegó a Ceuta?
—Pisé Ceuta por primera vez el 22 de mayo de 2021. Me dio respeto la situación, había muchos menores. Se habilitaron campamentos improvisados, polideportivos, naves. Dormían en literas militares, tenían baños portátiles, se montaron carpas que hacían de comedor… Se hizo todo lo posible para que mil menores pudieran tener las condiciones más optimas posibles dada la situación de emergencia hasta que se encontrara una solución a dicha crisis.

—¿Cuál es su labor en Ceuta?
—Principalmente, hago las funciones de sanitaria. Realizo curas, preparo medicación, intervenciones psicosociales con menores con conductas disruptivas y adicciones, documentación sanitaria, realizo test de antígenos, control y seguimiento de pacientes Covid, bioseguridad, gestión y organización de citas médicas, control y stock de medicación, cuidado y seguimiento de menores y siempre apoyo al equipo educativo.

—¿Cuáles son las principales necesidades que tienen los menores cuando llegan a los recursos de SAMU en Ceuta?
—La mayoría de nuestros menores llegan a través del mar, a nado, por tanto, suelen traer erosiones en la piel de las rocas, quemaduras que les hacen las aletas o los trajes de neopreno e, incluso, a veces llegan en una situación de hipotermia. Ellos siempre llegan con mucha necesidad de atención y reclamo. Es muy novedoso para ellos tener un sanitario en el centro de acogida y, por tanto, tienden a decirte la mínima cosa que les suceda aunque no tenga importancia.

—¿Cuáles son los principales aspectos que trabaja SAMU con estos menores?
—SAMU ofrece una atención integral a los menores. Promovemos una educación basada en una rutina saludable, donde los menores aprenden a tener hábitos tanto de higiene personal como de alimentación, de limpieza, reciben clases de español… El principal objetivo es conseguir la inclusión social de estos menores. Todo este aprendizaje, mientras viven en el centro de acogida temporal, les sirve para tener mayor seguridad a posteriori y que les sea más fácil lograr la integración en nuestra sociedad.

—¿Cuánto tiempo lleva trabajando en Ceuta?
—Llevo trabajando aquí un año y seis meses. He pasado por diferentes recursos de SAMU en esta ciudad autonómica, pero actualmente trabajo en el centro La Esperanza.

—¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
—Para mí este trabajo ha sido un renacer. He descubierto una vocación que desconocía y que es muy gratificante para mí. Aunque realmente mi trabajo está más enfocado a la parte sanitaria, me gusta implicarme con los menores. Siempre defendí la idea de que el equipo sanitario no curaba y se iba. A los menores hay que observarles, hablar con ellos, saber de dónde vienen, qué sueños tienen… En definitiva, saber quiénes son y con quién estamos trabajando. Al final, esto es lo que hace que lo menores acaben depositando en ti su confianza y, para mí, esto es muy importante porque cuando llega el momento de que estos chicos se marchan del recurso, se acercan a ti y te dicen: “Gracias. Gracias por siempre tener una sonrisa para mí”, “Gracias por todo lo que has hecho por mí”, “Perdona si alguna vez no me porté bien”. Ahí es cuando sabes que tu trabajo ha surtido efecto.

—¿Qué destacaría de la labor que hace Fundación SAMU en Ceuta?
—Destaco la capacidad de reinventarse, ya que desde el año pasado hemos tenido muchos movimientos de menores, tanto en traslados a la Península como en entradas de Marruecos que no esperábamos. SAMU siempre se ha encontrado la manera de adaptarse a todos estos movimientos aunque a veces hayan sido muy urgentes. Y aun así, el equipo humano de SAMU nunca ha perdido de vista que estamos aquí para velar por el bienestar y salvaguardar a todos nuestros menores, independientemente de los contratiempos que surjan.

—¿Qué retos profesionales se planteas a corto y medio plazo?
—Terminar mis estudios de Técnico en Integración Social y seguir creciendo en este camino profesional porque, como he dicho anteriormente, es vocacional.

Roberto Alcolea, psicólogo de SAMU Wellness

Roberto Alconada, psicólogo de SAMU Wellness: “Hablar del suicido no incita a hacerlo a otras personas”

Roberto Alconada Padilla (Sevilla, 1994) forma parte del equipo de psicólogos de la clínica de salud mental SAMU Wellness desde hace casi cuatro años. Evalúa e interviene con personas que padecen algún tipo de trastorno mental mediante terapias individuales y grupales. Una de sus especialidades es el suicidio.

—Cada 10 de septiembre se conmemora en todo el mundo el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo, el suicidio ha sido un tema tabú. ¿Qué ha cambiado?
—Considero que el suicidio sigue siendo un tema tabú hoy en día. Es cierto que cada vez existen más campañas de sensibilización y son más las personas que hacen públicas sus vivencias relacionadas con el tema, pero la realidad es que hace falta hablar más de ello. Si bien existen desde hace tiempo campañas para otros problemas sociales como son los accidentes de tráfico y el consumo de sustancias, la conducta suicida no ha tenido tanta suerte. Es ese el motivo por el que las cifras no han disminuido desde que se tiene constancia, a diferencia de esos otros problemas de salud pública en los que sí se han visto una disminución significativa.

—Cada año, alrededor de 700.000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo, según datos de la agencia de la Naciones Unidas. Tal es la situación que la Organización Mundial de la Salud ha llegado a calificarlo como la epidemia del siglo XXI. A pesar de estos datos, ¿por qué cree que la sociedad, en general, da la espalda a este problema?
—El tabú existe porque el suicidio ha tenido unos precedentes a lo largo de la historia. Hablamos de que hace cientos de años la persona que se suicidaba se la consideraba rechazada y confiscaban todas sus propiedades, además de negarle la sepultura. En otras épocas, el suicidio era castigado con penas muy graves que siempre salpicaban a la familia del suicida. Hoy en día, sin existir esas medidas, prevalecen muchos mitos que dificultan hablar del suicidio como se debería. Todo esto ha ido contribuyendo a interiorizar el mensaje de que hablar del suicidio es algo malo o que hay que encubrir y dificultar la creación de campañas de sensibilización que ayuden a prevenirlo.

—En las redacciones de los medios de comunicación, durante mucho tiempo, y aún hoy, ha existido la norma de no publicar noticias cuando la causa de la muerte es el suicidio por un posible efecto contagio o imitación. ¿Existe realmente este efecto o es un mito?
—Está más que comprobado que hablar del suicidio es un factor protector para el mismo. Hablar del suicidio no incita, provoca ni introduce la idea en la cabeza de las personas y, mucho menos, existe un efecto contagio. Los medios de comunicación tienen protocolos y existen algunas recomendaciones para que traten el tema de forma responsable, como nunca indicar el método o no caer en romantizar o idealizar la conducta suicida. El problema es que, ante el miedo generalizado y la falta de información, se acaba optando por no hablar del tema, lo que alimenta la idea de que el suicidio es un tabú. La investigación hasta la fecha indica el efecto protector que tienen las campañas de sensibilización y ayuda, pero luchar contra los miedos y tabúes no es algo sencillo. La creación del número de ayuda para la prevención del suicidio (024) es un logro en este país, y está dando unos resultados magníficos después de haber atendido a miles de personas. Esto es un ejemplo de una medida social necesaria para un problema de salud pública.

—Los motivos que llevan a una persona a suicidarse son muy variados, pero, en función de su experiencia y sus pacientes, ¿cuáles son las principales causas?
—En SAMU Wellness estamos acostumbrados a tratar con personas con una patología mental y ésta es una población vulnerable al suicidio. Si bien trastorno mental y conducta suicida son dos variables que están muy relacionadas, la ideación autolítica está presente mucho más allá. La conducta suicida no implica solamente el acto de suicidarse, lo que sería la manifestación más grave. En su expresión más leve aparece una idea pasiva de acabar con lo que nos genera malestar de forma rápida e indolora. La realidad es que esta ideación pasiva es más común de lo que parece, ya que hay un porcentaje de personas que en algún momento de sus vidas tienen pensamientos o deseos suicidas que nunca llegan a materializarse. Aunque existan desencadenantes, el suicidio siempre es multicausal. Tenemos que entender al ser humano como una balanza que se compone de factores de riesgo y de protección y, siempre que los factores de protección tengan más peso que los de riesgo, el ser humano apostará por la vida. Tener redes de apoyo, vínculos significativos, estrategias de afrontamiento, gestión emocional y buena salud mental son algunos de los factores que más nos protegen frente a la conducta suicida. Cualquier persona que carezca de ellos es vulnerable a la aparición de ideación suicida.

—¿Cuáles son las principales señales de alerta?
—La realidad es que se conoce que, en un porcentaje muy alto, la persona que se suicida lo ha llegado a comunicar previamente, ya sea de manera verbal o no verbal. Entre las señales verbales más comunes destacan comentarios o verbalizaciones negativas sobre sí mismo o sobre su vida, sobre su futuro y despedidas verbales o escritas. Comentarios como “mi vida no tiene sentido“, “estoy harto de esta situación”, “las cosas no van a mejorar” o “me gustaría dejar de sufrir y no sé cómo”. Entre las señales de alarma no verbales destacan cambios repentinos de conducta, consumo de sustancias, alteración del sueño, regalar objetos muy personales, preciados y queridos, cerrar asuntos pendientes, preparar documentos para cuando uno no esté, extraña tranquilidad después de un periodo de angustia.

—¿Qué debemos y que no debemos hacer cuando detectamos algunas de estas señales en alguna persona cercana a nosotros?
—Lo primero de todo es preguntar. Muchas veces por temor a la respuesta preferimos no indagar en cómo se encuentra la persona, lo que acaba provocando que no hablemos de ello. Si detectamos que alguien en nuestro entorno pueda tener pensamientos de este tipo es mejor escuchar que buscar a toda costa qué decir. Si la persona es capaz de expresarlo, tenemos que validar lo que está compartiendo con nosotros y bajo ningún concepto juzgarlo. No existen frases milagrosas o consejos de autoayuda, ni tampoco debemos hacerle ver lo bonita que es la vida porque esa persona, en su situación, no es capaz de verla del mismo modo que tú. Acompañar a la persona, escucharla y ofrecerle un espacio para que pueda expresar sus pensamientos es primordial. Lo más importante es ofrecer nuestra ayuda y orientarla a que pida ayuda profesional.

—¿Qué tipo de trabajo se realiza en SAMU Wellness con las personas en esta situación?
—Ofrecemos un lugar seguro en el que ellos permiten dejarse ayudar y sostenerse cuando no son capaces de hacerlo por sí mismos. Evaluamos muy bien los desencadenantes que han llevado a esa persona a desarrollar la ideación autolítica o a llevarlo a cabo. Le ofrecemos las herramientas y recursos necesarios para poder trabajar con esos desencadenantes y pueda anclarse a la vida. Como eje principal, ayudamos a la persona a acabar con el sufrimiento de una manera funcional y que aprenda a pedir ayuda si vuelve a sentirse en una situación de crisis.

—¿Se trabaja también con sus familiares?
—Trabajar con la conducta suicida implica aprender a identificar las señales de alarma para poder prevenirlas, y ahí la familia tiene un papel fundamental en esto. Como forma preventiva, pedimos a la familia que reduzcan el acceso a medios letales y refuercen el vínculo que tengan con la persona para convertirse en figuras de sostén. Es muy importante enseñar a los familiares esos indicadores de riesgo suicida y qué deben hacer si su familiar se encuentra en crisis.

—¿Cómo se aborda el duelo con las familias?
—Se llama superviviente tanto a la persona que ha conseguido superar una situación de crisis suicida como a aquella que ha perdido a un familiar por suicidio. Y es que el duelo por suicidio es uno de los duelos más complicados. Tenemos interiorizado que las personas se mueren, que las personas mayores tienen más probabilidades de morir (lo que nos ayuda a vivir el duelo de forma anticipada) y, en muchas enfermedades crónicas, comprendemos que la muerte es algo inevitable. Como seres humanos entendemos que son causas que se salen de nuestro control y poco podemos hacer para evitarlo. La muerte por suicidio no tiene las mismas características y aceptar la intencionalidad autolítica de la persona es algo complejo. Además, las familias necesitan dar una explicación a la conducta del fallecido. En algunas ocasiones, la culpa les acompaña, probablemente como forma de buscar una explicación irracional a la conducta. Es común que la familia repase los últimos días del fallecido y se pregunten injustamente qué podrían haber hecho para haberlo evitado. Otras veces, aparecen emociones como la rabia o el enfado hacia la persona fallecida, pues jamás llegan a explicarse el por qué acabaron tomando esa decisión. Estas emociones pueden dificultar que se elabore el duelo de forma natural y será necesario trabajarlas con ayuda profesional.

ROCÍO GARCÍA. Educadora en la Unidad de Día San Lucas. SAMU

Dependencia e Inclusión Social: La capacidad de emocionarse

Son muchas las ocasiones en las que escuchamos expresiones como: ¡qué emoción!, ¡es emocionante!, ¡muestra tus emociones!, ¡vive con emoción! o ¡no juegues con mis emociones! Así, se llega a generar una especie de “negocio emocional”, donde parece que todo lo que nos rodea maneja nuestras emociones y pagamos un precio por ello.

Puede que nos hayamos tomado la libertad de usar una palabra tan importante en nuestro lenguaje diario sin saber lo que conlleva y qué significa. Si verdaderamente la interiorizamos y tomamos conciencia del cambio tan profundo que supone sentir, expresar y canalizar las emociones, percibiríamos en nuestras vidas una transformación que se proyectaría en todos los contextos sociales, y lo que es más importante: seríamos nosotros los dueños de ese “negocio emocional”.

¿Construimos las emociones?

Según Lisa Feldman Barrett, en su libro La vida secreta del cerebro, nos narra que esta teoría pertenece a una tradición científica conocida como “construcción”, la cual sostiene que tanto nuestras experiencias como nuestras conductas se crean en el momento por unos procesos biológicos dentro del cerebro y del cuerpo.
Partiendo de este enfoque, nos parece interesante abordar este artículo de emociones en discapacidad y trastornos de conducta desde el construccionismo, ya que desde esta visión se han abarcado muchos temas relacionados con la intervención que realizamos centrada en este colectivo: la memoria, la percepción, los trastornos mentales, los trastornos de conducta y, por su puesto, las emociones.

Hace unos años que ha tomado relevancia el tema de las emociones en colectivos como el que venimos tratando, ya que, dada la ignorancia social hacia ciertos colectivos, se sacaban conclusiones como que las personas con discapacidad sienten diferente o sienten menos, o no perciben el dolor, la tristeza, la alegría. En definitiva, que no expresan emociones.

Por supuesto, y dado el auge que ha tomado la educación emocional en los últimos años, hemos dado un gran giro. En centros especializados en el trabajo con estos colectivos, pretendemos dar cobertura a todos los aspectos relevantes que contribuyen a la mejora de calidad de vida de todos los usuarios, desde una intervención directa, a través de talleres donde, de manera transversal, se trabaja el autocontrol y la gestión de emociones en su día a día.

Hemos escuchado hablar de construcción social, y la función de ésta no es más que estudiar los valores y los intereses sociales según la percepción que tenemos del mundo. Si lo trasladamos a las emociones, esa percepción que tenemos sobre el mundo que nos rodea influye en nuestros sentimientos.

En el caso del colectivo donde nos encontramos todo se magnifica, de manera que estas personas pueden llegar a un estado de bloqueo por la falta de herramientas para poder autogestionar sus emociones. Así se produce un empeoramiento de su conducta, debido a que encuentran una salida de desfogue en la autoagresidad, la heteroagresividad y el comportamiento disruptivo, entre otros.

¿Cómo actúan los profesionales?

Tras el análisis del contexto, el trato directo e individualizado con los usuarios pretende acompañar y dar las herramientas necesarias a las personas para un desarrollo emocional íntegro, donde sepan identificar sus sentimientos, darles nombre y canalizarlos de manera adecuada, lo que posteriormente será reflejado en la convivencia con sus familiares y en sus entornos más próximos.

Para ello se preparan diversos talleres que ayudan a generar situaciones en las que han de experimentar y desenvolverse, siempre con nuestro apoyo y acompañamiento, pero siendo ellos los protagonistas. Siguiendo a autores como Saarni (1997), trabajamos las competencias emocionales en dichos talleres. Dentro de ellos destacamos el taller de Habilidades Sociales donde trabajamos:

  • Habilidades de la competencia emocional por medio de la toma de conciencia o el posicionamiento empático en situaciones ajenas. Por otro lado, la habilidad para afrontar emociones negativas mediante la utilización de estrategias de autocontrol que regulen la intensidad y la duración de tales estados emocionales.
  • Habilidad para afrontar emociones negativas mediante la utilización de estrategias de autocontrol que regulen la intensidad y la duración de tales estados emocionales.
  • La capacidad de autoeficacia emocional, donde se ven a sí mismos y se sienten como se quieren sentir, aceptando así su propia experiencia emocional.
  • Las competencias socioemocionales: responsabilidad, actitud positiva, aceptación de normas sociales, aceptación de puntos de vista diferentes a los propios, respeto a los demás, resolución de conflictos, comunicación expresiva y receptiva, cooperación, negociación, autoconciencia y autoestima.
  • La capacidad de adaptación a cada contexto social.
  • Emo-cognición por medio del reconocimiento de emociones mediante fichas elaboradas y dirigidas.
  • Juegos de interpretación de emociones a través del cuerpo.

El objetivo final es abrirles nuevas puertas a un cambio posible que les llevará a un estado de calma con ellos mismos y, por consiguiente, con su familia, profesionales y entorno social. Por el contrario, al no saber actuar ante algunas situaciones, estas personas pueden llegar a un estado de estrés, ansiedad, miedo y de frustración que desemboca en conductas desajustadas, dificultando su inclusión íntegra en la sociedad.

Podemos ver que todo es una cadena. El mito de que las personas con discapacidad no sienten igual, o que no les duele o alegra alguna noticia, se rompe al ver cada día situaciones tan complejas y reacciones por parte de los usuarios que muestran todo lo contrario. Esas conductas desafiantes les genera, en muchos de los casos tratados, un gran sufrimiento. Según Riviere (1998), al disminuir las experiencias de miedo, de frustración o ansiedad, y aumentar las experiencias positivas de serenidad, autovaloración, afecto positivo y alegría, conseguiremos un estado de bienestar emocional pleno.

La guía de un profesional

Para finalizar, cabe resaltar que la educación emocional ayuda a las personas con discapacidad y trastornos de conductas a partir de una base diferente pero no nula. Necesitan de profesionales formados en esta materia para guiarles hacia un camino en el que, poco a poco, irán rompiendo esquemas y consiguiendo sus propias metas.

Al tener miedo de ser mirados como seres diferentes, estas personas actúan condicionadas por esos ojos que juzgan, cohíben y que no les permiten expresar sus emociones, o más bien ni las consideran, encontrando así dificultades que influyen en sus propias emociones y comportamiento.

Para un desarrollo íntegro de cualquier ser humano es necesario tener en cuenta tres vertientes: afectiva, cognitiva y social. Y podríamos hacer una discriminación positiva, ya que consideramos que es aún más destacable en personas que presentan ciertas limitaciones, ya sean físicas o psíquicas.

Yendo más allá de una clasificación de emociones positivas o negativas considerada por muchos autores conocidos como Goleman y Bisquerra, consideramos que todas forman parte de la vida y generan cambios importantes en las personas, y tanto unas como otras tienen necesidad de dejarse sentir, gestionar y autorregular, partiendo de igual forma de un estímulo sensorial que llega al hipotálamo y después se convierte en estímulo cerebral.

Si de verdad queremos enriquecer la calidad de vida de las personas con discapacidad y trastornos de conducta, es preciso inculcarles la formación en el conocimiento y el dominio de las emociones, con el claro objetivo de ayudarles a mejorar en este terreno. Una mayor autosatisfacción personal, una ampliación de sus interacciones sociales o un alto grado de autocontrol, son algunos de los aspectos en que sus vidas se pueden ver beneficiadas.

ROCÍO GARCÍA. Educadora en la Unidad de Día San Lucas.

Seguridad vial SAMU

La seguridad vial en el trabajo: por qué es vital no bajar la guardia

Millones de personas se desplazan diariamente desde sus hogares a sus puestos de trabajo y viceversa en cualquier medio de transporte: vehículo (privado o público), bicicleta, patinete, moto, bus, metro… Incluso, en determinados trabajos, el vehículo constituye la herramienta principal de los trabajadores para el desarrollo de sus funciones. Esta situación implica un riesgo latente de un accidente de tráfico. Uno de cada seis trabajadores se verá afectado por un siniestro de tráfico relacionado con el trabajo a lo largo de su vida laboral.

¿Son estos accidentes de tráfico accidentes de trabajo? La norma es muy clara al respecto, tal y como refleja el artículo 156 de la ley General de la Seguridad Social: “Se entiende por accidente de trabajo toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena”. Pero se complica cuando hablamos de accidentes de tráfico en jornada laboral: “Aquel que se produce durante la jornada laboral por motivos de trabajo”.

Este concepto engloba a su vez dos tipos de accidentes: In itinere, el sufrido por el trabajador al dirigirse o regresar del trabajo (apartado 2.a, art. 156, LGSS); en misión: Aquel sufrido por el trabajador que debe realizar desplazamientos fuera de las instalaciones de la empresa para cumplir su misión o labor asignada.
Junto a estos conceptos básicos no debemos olvidar los accidentes de conductores profesionales. Aquí hablamos de transportistas, repartidores o mensajeros.
Como factores que provocan el aumento de los accidentes de tráfico laborales, debemos destacar: Los errores humanos; los factores psicosociales y la capacidad de conducción; la motivación; las emociones; la fatiga o sueño; la conducción bajo los efectos de las drogas, alcohol o fármacos; la agresividad, el estrés y la ansiedad; el exceso de velocidad; y los estresores del ambiente de tráfico.

Una buena gestión es clave para que se mejore la seguridad laboral por parte de la empresa y sus trabajadores. Invertir en prevención no es un coste, es una inversión muy rentable: la vida tiene un valor incalculable. Por ello, SAMU Empresa Saludable ha creado una Directiva y Campaña de Conducción que estará abierta desde el 1 de julio de 2022 con una duración de un año para concienciar de la importancia de la seguridad vial. “Desde el Área de Prevención pretendemos establecer un procedimiento de comunicaciones periódicas, que redunde en concienciación de todo el personal sobre la importancia de no descuidar la seguridad vial y el cuidado y mantenimiento de los vehículos que utilizamos”, explican desde SAMU.

Programa online y presencial

El primer programa formativo online comenzó el 1 de julio y finalizará en febrero. Incluye diferentes actividades que tienen una duración media de 20 minutos y abordarán cuestiones como los requisitos, documentación y repuestos que deben llevar consigo siempre los conductores y cómo deben actuar en caso de siniestro, la importancia de mantener la atención al volante y de los elementos que pueden interferir en la conducción, y la prevención y capacidad de anticiparse utilizando todos los medios necesarios para evitar siniestros.

El segundo programa formativo será presencial: comenzará en marzo de 2023 y finalizará en junio del mismo año. Incluirá charlas con una duración de aproximadamente una hora y media para explicar que los siniestros de tráfico obedecen a unas causas y que, si las prevenimos, podemos evitarlos. “Se hará un repaso de los factores de riesgo y cómo minimizarlos o eliminarlos”, apuntan desde SAMU.

Carlos Álvarez Leiva, Medalla de Oro de la provincia de Sevilla

Carlos Álvarez Leiva, Medalla de Oro de la provincia de Sevilla

La Diputación de Sevilla entregó el 23 de mayo por el Día de la Provincia sus Medallas de Oro a doce personalidades que merecen un reconocimiento, además de nombrar Hijo Predilecto al periodista Roberto Leal y entregar la Placa de Honor al Club Deportivo Mairena. Entre quienes reciben estos honores, destacan sevillanos con un corazón muy solidario que han puesto en marcha proyectos para mejorar la vida de los demás, como el doctor Carlos Álvarez Leiva, fundador de SAMU. Junto a él estuvieron la promotora del movimiento #jovenesgladiadores Fabiola Serrano; Eva Luna, presidenta de la Asociación Marco Luna; y las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Tuvieron su reconocimiento también con las Medallas de Oro personas destacadas como el grupo musical Los del Río; la doctora en Matemáticas Clara Isabel Grima; la arqueóloga y egiptóloga Myriam Seco; la jefa de cocina Loli Rincón; el gestor cultural Chus Cantero a título póstumo; la cantante Marta Quintero; y la veterana abogada laboralista Aurora León.

Hace cuarenta años, el doctor Carlos Álvarez Leiva (Berrocal, Huelva, 1946) tuvo una visión de futuro, que convirtió en un proyecto de vida: SAMU. Álvarez Leiva introdujo en España la primera UVI móvil y, con ella, la medicina prehospitalaria y de emergencias, creando una escuela y una filosofía de trabajo que hoy pervive.

Experto en intervenciones humanitarias

Coronel médico y veterano en mil catástrofes, el doctor Álvarez Leiva presenta una dilatada trayectoria como experto en intervenciones humanitarias. Uno de sus primeros destinos como militar fue el Sahara, donde vivió la Marcha Verde. También estuvo en la Nicaragua sandinista, en los tiempos más que difíciles de la guerra de la Contra. Y la lista de estas misiones humanitarias es larga: Bosnia Herzegovina, Mozambique, Irán, Filipinas y Haití, entre otras.

Doctor por la Universidad de Sevilla desde 1985, profesor de Medicina, director del Máster de Emergencias Médicas, tutor y director de diferentes tesis y Trabajos Fin de Máster, creador y jefe del Escalón Médico Avanzado Terrestre EMAT, lleva más de veinte años llevando a cabo misiones humanitarias.

Es miembro también de la Sociedad Internacional de Medicina para casos de Catástrofes SIMECA, experto en medicina de catástrofe y logística sanitaria, organizador del plan sanitario de la Expo’92 y cuenta además con diversas publicaciones.

Es por la calidad y diversidad de su trayectoria en emergencias e intervenciones humanitarias por lo que la Diputación de Sevilla le otorga la Medalla de Oro de la Provincia en el Día de la Provincia de 2022.

Talento SAMU

Talento SAMU: el valor de las personas de la organización

La dirección general de SAMU se ha propuesto convertir la entidad en una multinacional de la salud, los servicios sociales y las emergencias. Para ello, la organización cuenta con un Plan Estratégico 2030, una hoja de ruta, que se basa en tres grandes vértices: internacionalización, modernización y gestión de talento. En línea con este último punto, desde el ámbito de los Recursos Humanos, la organización ha puesto en marcha en los últimos meses una campaña para buscar el talento oculto que existe dentro de la casa, entre sus trabajadores, con el fin de promocionar e impulsar las carreras profesionales de la plantilla de la entidad, formada por más de 2.500 personas. El programa Talento SAMU tiene como objetivo que los propios trabajadores de SAMU puedan postularse en nuevos proyectos, presentar sus méritos y optar a los puestos que se desarrollen dentro de la organización.

El origen de este programa está en la plataforma virtual Pasaporte SAMU activada por José Antonio Trujillo, hoy adjunto a dirección general, en octubre de 2020 y que ha ido transformándose en lo que hoy es el programa Talento SAMU.

SAMU es una organización compleja en la que concurren sectores como la sanidad, las emergencias y los servicios sociales, por lo que existen perfiles profesionales que abarcan muchas categorías. Desde médicos, enfermeros o técnicos sanitarios, pasando por psicólogos, pedagogos, educadores, cuidadores, auxiliares sanitarios, mediadores, integradores, personal de administración, de asuntos contables, formadores, y un largo etcétera en ámbitos de la salud, dependencia, inclusión social, acogida de menores o el cuidado de mayores.

Para descubrir el Talento SAMU, es necesario que los propios trabajadores dediquen unos minutos a registrar sus datos curriculares, profesionales, formativos y sus méritos en la plataforma SAMS, a través de internet. En esta misma plataforma, el empleado podrá acceder y presentar su candidatura a los nuevos procesos selectivos internos que se presenten desde la entidad.

“Como cualquier organización moderna, SAMU apuesta por el desarrollo profesional de su capital humano. No olvidemos que, en una empresa de servicios, el principal activo son las personas. La gestión de Talento SAMU nos permite identificar, formar, asegurar la continuidad de nuestros profesionales, evaluar necesidades y detectar nuevas oportunidades”, destacan desde la entidad. “Creemos y sabemos que en SAMU hay mucho talento oculto y queremos que florezca”.
Para más información sobre este proyecto o resolución de dudas, los trabajadores pueden contactar con Lola Lazo, responsable del proyecto, a través del correo talento@samu.es.

Sostenibilidad

Agenda 2030: Un plan estratégico para crecer como empresa sostenible

Como cada año, el área de Sostenibilidad de SAMU ha creado un Plan Estratégico en el que se identifican aquellas líneas de trabajo factibles donde podemos crecer y avanzar en nuestro afán por perseguir ser un modelo de empresa sostenible con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como guía para lograrlo.

Para implantar los ODS en nuestra empresa, nos centraremos y daremos prioridad a aquellos objetivos que ya tenemos incorporados e integrados y que definen nuestra práctica en los diferentes centros de SAMU y su Fundación, incidiendo de esta manera de forma indirecta y transversal en el resto, puesto que se encuentran interrelacionados.

Para ello, hemos definido cuatro líneas estratégicas de trabajo que persiguen crecer en sí mismas y seguir dando cobertura a acciones más relevantes y significativas en un futuro próximo, puesto que a través de las acciones locales podremos alcanzar los objetivos globales, es decir, los ODS.

De cara a 2022, pretendemos consolidar los enlaces conseguidos en el año 2021 para mejorar el impacto de nuestras acciones empresariales futuras, vinculando las diferentes áreas que componen nuestra entidad de forma trasversal con el área de Sostenibilidad. Para ello, seguiremos acompañando proyectos como E-city (Ayuntamiento de Sevilla, Junta de Andalucía, Agencia Andaluza de la Energía) y el Banco de Alimentos o el programa Incorpora, que trabaja la inserción sociolaboral con nuestros menores tutelados a través de formaciones vinculadas con la gestión de los residuos.

En cuanto a la elección de proveedores, abogamos por priorizar aquellos que cuenten con una línea ética, social, igualitaria y medioambiental en sus procedimientos de trabajo y que tengan dentro de sus objetivos empresariales la Agenda 2030, como es la empresa social Auara (agua embotellada).

Vamos a trabajar en el cálculo de la Huella de Carbono de SAMU, definiendo la misma como el conjunto de emisiones de gases de efecto invernadero producidas, directa o indirectamente, por personas, organizaciones, productos, eventos o regiones geográficas, en términos de CO2 equivalentes. Este dato puede utilizarse como una herramienta de gestión para conocer nuestro impacto en el medio ambiente, las conductas o acciones que están contribuyendo a aumentar nuestras emisiones además de cómo podemos mejorarlas y realizar un uso más eficiente de los recursos.

Para mejorar la gestión de los residuos en SAMU y su Fundación, perseguimos identificar cuáles son los puntos críticos en la gestión de residuos de los distintos centros de nuestra empresa a través de un diagnóstico ambiental realizado por la comisión de Sostenibilidad.

Dar visibilidad a todas las acciones impulsada por el área de Sostenibilidad y por los centros de SAMU, a través de su difusión en la revista mensual y redes sociales, siendo un medio muy potente para el conocimiento de todas las personas trabajadoras de nuestra entidad.

El medio ambiente es una prioridad para SAMU y uno de los objetivos primordiales del área de Sostenibilidad. SAMU se compromete a contribuir directamente en su consecución con la retirada de residuos implicando no sólo a personas sino también a entidades públicas y privadas. En 2022, se reactivará el proyecto ECO SAMU, cuidando las zonas en la que estamos presentes y reduciendo el impacto ecológico de nuestras acciones.

Bajo estas líneas estratégicas, podremos avanzar en colaboración con el resto de áreas y conseguir integrar la sostenibilidad para optimizar los recursos y ser eficientes en alcanzar una sostenibilidad económica, social y medioambiental, avanzando hacia el futuro de una empresa que se esfuerza en hacer posible el logro de la Agenda 2030, convirtiéndola en una realidad.

ROCÍO ÁLVAREZ. Directora del área de Sostenibilidad de SAMU

Borja González de Escalada Álvarez. Vicepresidente de Fundación SAMU

Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU: “Los refugiados ucranianos llegan traumatizados y con miedo”

Borja González de Escalada (Sevilla, 1973) ha regresado recientemente del este de Europa donde ha liderado durante un mes y medio la misión humanitaria puesta en marcha por SAMU para atender a los miles de refugiados por la invasión de Rusia a Ucrania

 

—Como vicepresidente de Fundación SAMU, en los últimos años ha participado en la puesta en marcha de numerosos proyectos tanto en España como en Marruecos, ¿cómo lleva estar lejos de casa?
—La verdad es que me pesa un poco estar separado de los míos, pero es cierto que hay ciertas funciones que no son fácilmente delegables, y que requieren la autonomía de gestión de la que disfruto.

—No sólo ha liderado la apertura de nuevos recursos, también ha participado en varias misiones humanitarias. ¿Podría citarlas?
—La primera misión en la que participe fue en la del terremoto de Haití, desde el gabinete de crisis, sin ser desplegado en zona. Más tarde, sí participé en un despliegue de larga duración, en concreto, durante seis meses, en Filipinas, tras el paso del huracán Yolanda. Después, estuve en dos misiones de ayuda en la cordillera del Atlas de Marruecos y en otra misión en Calais (Francia), en un campo de refugiados. Por último, estuve en el terremoto de Nepal y, recientemente, en diferentes puntos fronterizos con Ucrania tras la invasión rusa a este país.

—De todas ellas, ¿cuál ha sido la que más le ha impresionado?
—Filipinas. La primera misión siempre es la que más impresiona. En mi caso, además, tuve la suerte de coincidir con don Carlos Álvarez, fundador de SAMU.

—¿Y la más complicada?
—Nepal. En aquella misión no contábamos con el apoyo del Gobierno nepalí, nos consideraban hostiles en zona por motivos políticos. Aquella misión no fue fácil.

—Recientemente ha regresado de la misión que SAMU tiene activa en el este de Europa para atender a los refugiados ucranianos. ¿Cómo se está desarrollando esta misión?
—Acudimos tan pronto como surgió el conflicto a tenor de los millones de desplazados por la guerra. SAMU siempre ha estado presente en todas las crisis humanitarias que han acaecido en los últimos años, desde la erupción del volcán de la Palma a la crisis de los refugiados de Bielorrusia. Ésta no iba a ser menos.

—¿En qué puntos está trabajando SAMU exactamente?
—Por un lado, estamos en la frontera de Ucrania con Rumania, en la provincia de Tulcea, en el puesto fronterizo de Issacea. El segundo punto de atención es la capital de Moldavia, Chisináu. Allí hay un equipo atendiendo a los refugiados en un palacio de exposiciones y congresos que han transformado en albergue temporal, con una ambulancia UVI móvil. Además, en proyecto está la apertura de un refugio en Polonia, más concretamente en la ciudad de Cracovia, que es la localidad polaca que más refugiados ha recibido.

—¿Qué acciones está llevando a cabo SAMU en la zona?
—Proporcionamos asistencia médica básica a los desplazados y consulta de atención médica primaria y de urgencias a aquellas personas que cruzan en el ferry hasta Rumanía o están alojadas en albergues, para que tengan sus necesidades sanitarias cubiertas. En los puntos en los que trabajamos en Rumanía tenemos consulta tanto médica como de enfermería. En Moldavia, también hacemos traslados de pacientes que cruzan la frontera o de aquellos que necesitan traslado hospitalario.

—¿En qué condiciones llegan los refugiados ucranianos?
—Las personas que huyen de Ucrania no son pacientes, en principio, con traumatismos por el conflicto salvo excepciones. Sí llegan psicológicamente muy traumatizados, estresados y con miedo. Los problemas más comunes son la hipotermia y los problemas respiratorios, especialmente en niños.

—El 11 de abril, SAMU envió un tercer contingente a la zona ¿Por qué se ha decidido prolongar la misión?
—El conflicto aún no ha terminado, las necesidades, aunque menos acuciantes, siguen estando presentes. Y los donantes han confiado en SAMU para desarrollar una actividad más duradera. El peligro de que el conflicto escale a mayor nivel sobre las zonas más próximas a la frontera está presente. De ahí que sigamos en los mismos puestos. Las necesidades a nivel asistencial no han cambiado, una consulta de asistencia primaria. Donde hemos detectado una mayor necesidad de apoyo en el área de alojamiento y tratamiento psicológico es en Polonia, de ahí nuestro interés en abrir en este país un centro de apoyo a mujeres que hayan sido víctimas de abuso.

—¿Cuál es el perfil de los refugiados?
—El 95% son mujeres y niños. Los hombres que cruzan son personas mayores o extranjeros, el resto se tienen que quedar obligatoriamente en el país salvo que sean cabeza de familia monoparental.

—¿Cuáles son las principales dificultades que os habéis encontrando en la zona?
—El clima adverso fue una de las dificultades a las que tuvimos que hacer frente al principio. La necesidad de traductores de varios idiomas fue la segunda. Además, las relaciones con las autoridades locales no siempre son fluidas pero son muy importantes. El resto de las dificultades son solventadas con facilidad por el equipo, como el equipamiento, la logística y el abastecimiento.

—¿Qué destacaría de los sanitarios que forman parte de los contingentes de SAMU?
—Los profesionales que llegan son personas muy motivadas y entrenadas, con un alto grado de resiliencia ante las dificultades y muchos de ellos con experiencia previa, con espíritu de ayuda, de cooperación y de iniciativa. Llegan y permanecen con la moral muy alta, es fácil trabajar con ellos.

—En el último contingente que SAMU ha enviado al este de Europa ha viajado su hermano Juan González de Escalada, que lo ha sustituido como jefe de la misión. ¿Le ha dado algún consejo?
—El principal problema que tenemos los no sanitarios es entender nuestro papel en las misiones. Puedes no sentirte tan útil pero nuestra labor es distinta, más diplomática, ofrecer seguridad al equipo, mantener los miles de contactos institucionales y políticos. Tomar decisiones y procurar la máxima operatividad y confort del equipo.

—¿Qué ha sido lo que más le ha llamado la atención de esta misión?
—El despliegue de un gobierno como el de Rumanía, que tiene grandes instalaciones en todos los puestos fronterizos, así como la solidaridad europea con los refugiados, especialmente en Polonia, donde los ciudadanos han puesto a disposición de las familias ucranianas miles de viviendas.

—¿Tiene pensado regresar?
—Mi idea es regresar a Polonia en el momento en el que el proyecto del albergue en el que estamos trabajando salga adelante.

Juan Manuel Aveledo, director del área de Infancia y Familias de Fundación SAMU

Juan Manuel Aveledo, director del área de Infancia y Familias de Fundación SAMU: “Es necesario dar la palabra a los menores migrantes”

El trabajador social Juan Manuel Aveledo (Jerez, 1984) comenzó a trabajar en octubre de 2017 con Fundación SAMU en la gestión de centros de protección de menores y desde el 1 de enero de este año ejerce como director del área de Infancia y Familias de esta entidad

—Los menores en acogida han marcado su vida profesional. ¿Cuándo comenzó a trabajar con este colectivo?
—Mi trayectoria profesional arrancó como técnico de inserción laboral del Programa SAL, perteneciente al Ministerio del Interior, favoreciendo la integración laboral de personas reclusas y exreclusas. Posteriormente, de la mano del Programa Labora, ejercí como orientador sociolaboral de menores procedentes del sistema de protección de la Junta de Andalucía. Fue aquí cuando tuve la oportunidad de conocer un colectivo del cual hoy en día aún sigo aprendiendo. Tras varios años de profesión y ampliando mi formación académica con dos másteres (uno en Dependencia y Protección de Mayores por la Universidad de Granada (UGR) y otro en Dirección y Gestión de Programas Sociales en la misma universidad), pude abrir nuevos horizontes. Mi andadura en la gestión de centros de protección de menores comienza con Fundación SAMU, donde he tenido la oportunidad de participar, colaborar, coordinar, dirigir y crear nuevos proyectos y nuevas experiencias que me han llevado a ejercer como director nacional del área de Infancia y Familias de esta entidad.

—¿Cómo y cuándo comenzó a trabajar en Fundación SAMU?
—Comencé a trabajar en Fundación SAMU el 5 de octubre de 2017 pero conozco la entidad desde 2010, prácticamente desde sus inicios en el centro de acogimiento residencial AER El Bosque (Cádiz). Colaboraba como técnico de inserción laboral con los menores residentes en el recurso apoyando el itinerario personalizado de inserción de cara al cumplimiento de su mayoría de edad. Recuerdo aquella etapa como si se tratase del día de ayer, el trato profesional fue maravilloso. Con el paso de los años, me reencontré con la entidad tras la apertura de un centro de orientación e inserción sociolaboral en la localidad de Motril, en Granada. Mantuve relación con el proyecto atendiendo a los menores residentes como técnico de empleo. Fue a través de Mabel Macías Cuevas, asesora técnica de centros de protección de la delegación territorial de Granada de la Junta de Andalucía, quien me informó de que SAMU necesitaba cubrir el puesto de dirección de este. Me decidí a enviar mi candidatura y, tras pasar el proceso de selección, comencé mi andadura en Fundación SAMU.

—¿Cómo ha sido su evolución en Fundación SAMU?
—Fundación SAMU me brindó la oportunidad de dirigir el Centro de Orientación e Inserción Socio Laboral de Motril, dependiente de la Junta de Andalucía y cofinanciado por el Fondo Social Europeo. El crecimiento exponencial de la entidad, aumentando el número de centros de protección y los menores acogidos, me ha llevado a participar en la creación de numerosos proyectos y en aperturas de recursos residenciales en distintas provincias de Andalucía. Este crecimiento me llevó a ejercer como director regional de la zona de Andalucía Oriental de Fundación SAMU.

—Recientemente, ha sido nombrado director nacional del área de Infancia y Familias de Fundación SAMU. ¿Cómo afronta este nuevo reto?
—Afronto este nuevo reto de una manera optimista, con una visión positiva y pensando en que todo irá bien y que conseguirlo será cuestión de tiempo. Quizás podrá costar un poco más, pero solo significa que mi esfuerzo deber ser aún mayor. Constancia, paciencia, seguir aprendiendo y apostando para que este nuevo reto profesional radique en el mayor de los éxitos. No he tocado techo, así que sigo creciendo. Me involucro en nuevos proyectos con mayores responsabilidades y continúo ampliando mis conocimientos profesionales a través de la formación académica. Con ello aspiro a aumentar mis capacidades de dirección y gestión de esta institución social. Un requisito básico para involucrarme es que SAMU y yo crezcamos conjuntamente.

—¿Le ha dado algún consejo el anterior director del área de Infancia y Familias, Nicolás Torres?
—Aparte de haberme ofrecido su apoyo incondicional durante toda mi trayectoria profesional dentro del grupo, Nicolás me ha aconsejado que nunca olvide de dónde venimos y hacia dónde vamos.

—¿Cuántos recursos dirigidos a menores y extutelados tiene en funcionamiento Fundación SAMU actualmente?
—Contamos con una red de 47 centros de protección de menores en acogimiento residencial con diferentes tipologías de atención: centros de recepción y acogida inmediata, centros de acogimiento residencial básico, centros de orientación en inserción sociolaboral, centros de intervención en problemas de conducta… Todos estos centros suman un total de 1.141 plazas a nivel nacional. En cuanto a programas de atención a jóvenes extutelados procedentes del sistema de protección de menores de la Junta de Andalucía, gestionamos diferentes programas para dar cobertura a las necesidades básicas y ofrecer un acompañamiento personalizado durante el proceso de autonomía y emancipación de los y las jóvenes participantes. Un total de 121 plazas distribuidas por diferentes provincias de Andalucía. Esto nos hace tener presencia en la red de recursos de programas +18.

—¿En cuántas comunidades autónomas están presentes?
—En seis: Andalucía, Aragón, Madrid, Islas Canarias, Ceuta e Islas Baleares.

—¿Hay algún nuevo proyecto futuro en mente?
—Ahora mismo se nos plantean muchas propuestas y tenemos pendiente concretar, encuadrar y darles el formato adecuado para lanzarlas como propuestas de intervención a las diferentes administraciones públicas. Ampliar horizontes y acceder a programas de Servicios Sociales, del Ministerio de Interior y del marco europeo desde el convencimiento de la valiosa aportación que puede ofrecer la entidad, son nuestras nuevas propuestas.

—¿Cuáles son las principales dificultades con las que se encuentran en su día a día?
—La intervención con la infancia que transita en los centros de protección de menores hacia la vida adulta, en múltiples ocasiones se complejiza por la falta de red de recursos, sobre todo cuando están cercanos al cumplimiento de la mayoría de edad. Debemos desarrollar estrategias de desinstitucionalización. Los juicios, hitos y estereotipos negativos, especialmente los que está sufriendo la población migrante extranjera no acompañada, es un factor agravante.

—¿Qué significa para usted trabajar con menores en riesgo de exclusión social?
—Es necesario que conozcamos la situación de la que huyen los niños, las niñas y los adolescentes que inician un proceso migratorio, el contexto que les empuja a salir de sus países, el trayecto y la manera en la que el sistema les acoge y les protege. Es necesario dar la voz y la palabra a aquellos que consiguen llegar a ese nuevo destino desconocido, urge sensibilizar a la ciudadanía a través de sus historias de vida y es nuestro cometido y responsabilidad como entidad mostrar todas las barreras y obstáculos que son preciso superar y esquivar cuando intervenimos con esta población vulnerable.

—¿Qué le ha aportado Fundación SAMU?
—Fundación SAMU, sin duda, es la entidad que más ha aportado a mi trayectoria profesional. He logrado satisfacer gran parte de mis propósitos profesionales, conocer otra realidad social, aumentar la confianza en mí mismo y sentirme parte de un equipo que apuesta por la transformación social.