Concepción Lissen (SAMU First Response)

Concepción Lissen: “El voluntariado es mi vocación”

Concepción Lissen Villadiego (Sevilla, 1985) trabaja desde 2019 en SAMU como PTIS (personal técnico en integración social) en dos colegios. Este verano, cuando SAMU pidió entre sus empleados voluntarios para impulsar su proyecto en EEUU, ella no dudó en embarcarse en esta aventura.

—¿Cómo fueron sus inicios en SAMU?
—Trabajo en SAMU desde 2019. Comencé en el departamento de Desarrollo cuando aún lo dirigía José Antonio Trujillo (actual adjunto a la dirección general de SAMU). Trabajaba como técnica en licitaciones públicas, coordinando los proyectos técnicos del área. Luego formé parte del departamento de Dependencia e Inclusión Social como educadora en la Residencia San Sebastián de Cantillana y en la Unidad de Estancia Diurna San Lucas, en Sevilla. Y hace un año contaron conmigo como PTIS (Personal Técnico en Integración Social) en el área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer, que dirige Concepción Pérez. Actualmente, trabajo como PTIS en dos colegios de la localidad sevillana de La Rinconada, donde he podido seguir fortaleciendo mi experiencia con personas con TEA (trastornos del espectro autista), siempre de la mano de compañeras pedagogas y maestras, pero con gran libertad para opinar. Siento que mi figura es muy valorada y, por ello, le estoy muy agradecida a mis compañeros y superiores.

—Este verano, SAMU pidió voluntarios entre sus trabajadores para impulsar su proyecto con migrantes en Estados Unidos y no dudó en formar parte de esta aventura. ¿Qué le motivó a hacerlo?
—He participado con anterioridad en otros voluntariados de Fundación SAMU y las experiencias vividas siempre han sido magníficas, por esta razón decidí lanzarme de nuevo. Este tipo de proyectos me entusiasman y me hacen crecer y madurar personal y profesionalmente. Me gusta vivir en un continuo aprendizaje y observar las oportunidades que surgen a mi alrededor por si tengo la suerte de poder formar parte de ellas.

—Los voluntarios que participan en el proyecto de SAMU en Estados Unidos lo hacen durante sus vacaciones. ¿Merece la pena?
—Para mí, merece mucho la pena. Entras en una realidad diferente a la que vives a diario dentro de tu zona de confort. Romper con tus costumbres te permite crecer, especialmente cuando las personas a las que ayudas te cuentan sus historias y sus duras vivencias. Es entonces cuando valoras más y mejor lo que te ha tocado vivir. Aquí aprendes con solo estar. Y si trabajas para ayudarles, ese aprendizaje se duplica. Por esa razón, antes de viajar a Estados Unidos, no dudé en ajustar todo mi trabajo pendiente, mis días libres e, incluso, el apoyo que habitualmente ofrezco a mi familia para poder realizar este voluntariado. El voluntariado es mi vocación.

—¿Cómo se enteró de que SAMU buscaba voluntarios para su proyecto en EE.UU.?
—Desde el área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer, al cual pertenezco, mandaron un correo electrónico con la petición de voluntarios a todos los miembros del equipo, petición que contesté al segundo. Unos días más tarde, se pusieron en contacto conmigo para conocer mis datos personales y mi disponibilidad, y, poco después, me dieron la noticia de que podía formar parte de la misión.

—Ha comentado antes que ya había participado con anterioridad en otros proyectos de SAMU que requerían voluntarios. ¿Podría decir en cuáles?
—La primera vez que me ofrecí como voluntaria fue durante la pandemia del Covid-19. En aquella ocasión, formé parte del servicio de urgencias dirigido a personas sin hogar que Fundación SAMU gestionó, por iniciativa del Ayuntamiento de Sevilla, en el polideportivo de Rochelambert. También formé parte como voluntaria, aunque de forma muy breve, de los dispositivos dirigidos a menores durante la última crisis migratoria en Islas Canarias. Y durante este año, dos veces al mes, he colaborado junto con la Asociación Zaqueo en los talleres de justicia restaurativa desarrollados en el centro penitenciario Sevilla I. Todas estas experiencias han sido enormemente satisfactorias para mí, por ello busco continuamente poder participar en misiones o proyectos de Fundación SAMU. Lo que más valoro y destaco es la familia que se crea en este tipo de misiones, cómo aprendes a convivir y a cuidar del equipo para que el trabajo sea un éxito y poder disfrutar juntos de este tipo de experiencias tan gratificantes.

—Todas las misiones en las que ha participado hasta el momento han sido a nivel nacional.
—Sí, esta es la primera vez que participo en una misión internacional, y no descarto hacerlo en cuantas me sea posible en un futuro.

—¿Qué esperas de tu voluntariado en SAMU First Response, la filial de SAMU en EE.UU.?
—Espero poder aportar mi experiencia en SAMU para que el proyecto vaya hacia delante y aprender de mis compañeros y de las duras vivencias que las personas usuarias nos aportan cada día. Este voluntariado es también una forma de crecer personalmente. Me ha permitido salir de mi zona de confort, aprender a enfrentarme sola a nuevos retos y conocer, además, a nuevos compañeros con los que hacemos vida de familia. Simplemente espero que, personalmente, esta experiencia me haga crecer y ser un poquito mejor.

—¿Cuánto tiempo permanecerá en EE.UU.?
—Pertenezco al tercer contingente. Llegamos el 23 de julio y nos marchamos el 3 de septiembre, 42 días en total.

—¿Qué funciones desempeña dentro de esta misión?
—Una de las funciones que realiza SAMU First Response es recibir y atender a los inmigrantes, la mayoría de ellos procedentes de Venezuela, que llegan a Washington DC en autobús desde Arizona y Texas, y ayudarles a llegar a su destino final. La misión de los voluntarios es apoyar al equipo local en EE.UU. En concreto, nuestro papel consiste en formar al equipo de SAMU, además de colaborar con la parte administrativa y técnica de esta misión.

—¿Cuáles son las principales necesidades que habéis detectado entre las personas que atendéis?
—Nos hemos encontramos con personas desamparadas y con muchas inseguridades. Viven con una enorme incertidumbre con respecto a su futuro próximo. Suelen venir en familia, con niños, incluso mujeres embarazadas. Estas personas llegan a nosotros tras muchos días de duro viaje y experiencias extremas, que hace que su sufrimiento sea muy elevado. Presentan necesidades de aseo, de acompañamiento, de descanso, de tranquilidad, reclaman, sin hacerlo directamente, una escucha activa, algo de comer y ser tratados con cariño y humildad. Su actitud es de entrega, de apoyo y de eterno agradecimiento que expresan a través de su educación, sus miradas y su acercamiento a nosotros. En estos días, he llegado a pensar que tan solo con el tono de voz adecuado para dirigirnos a ellos ya les aportamos serenidad y descanso.

—¿Cuántas personas formáis el grupo de voluntarios?
—Actualmente somos 7 las personas que colaboramos en la misión, pero si tenemos en cuenta los compañeros de contingentes anteriores, somos 13 en total. Nos hemos unido sevillanos, gaditanos, granadinos y madrileños.

—¿Cuál es el ambiente que se respira entre el equipo de voluntarios?
—Siento que somos una familia. Hacemos vida juntos continuamente. El ambiente es muy bueno, de apoyo y de aprendizaje constante. Valoro mucho haber encontrado un grupo de estas características. Somos una piña. Tenemos incluso un nombre, Equipo Fenix, y un nombre de un lugar para cada uno de nosotros.

—¿Recuerda con especial cariño alguna anécdota o experiencia vivida?
—Cuando llegan las personas usuarias en los autobuses y empezamos a atenderlos, a veces, nos miran fijamente a pesar de hablar todos el mismo idioma y siempre nos preguntan de dónde somos. Después, suelen decirnos que hablamos de forma diferente y se ríen. Yo siempre les digo que en Andalucía hablamos muy rápido, pero, es cierto que, a veces, tengo que echar el freno y reducir la velocidad para que me entiendan bien.

—¿Qué es lo más gratificante para usted de todo el trabajo que está realizando en EE.UU.?
—Lo más gratificante para mí está siendo conocer historias diferentes y poder ver una realidad que en absoluto tenía en mi cabeza y que para mí era totalmente desconocida. Conocer a los trabajadores estadounidenses de SAMU también ha sido una gran experiencia, poder trabajar codo con codo con ellos y contarles cada día mi forma de trabajar en Sevilla. Poder transmitirles mi experiencia es una de las mejores cosas que me llevo de esta aventura. Todo ello unido al apoyo que siento cada día por parte de mi coordinador y mis compañeros, algo que me hace trabajar con ganas e ilusión.

Firma entre Fundación SAMU y la Asociación por la Paz y el Desarrollo.

Formación en acción humanitaria con la mirada en Andalucía y Ecuador

Fundación SAMU y la Asociación por la Paz y el Desarrollo unen fuerzas a través de la firma de un convenio marco de colaboración para trabajar por la consecución de objetivos comunes en materia de sostenibilidad, accesibilidad universal y desarrollo a través de la formación y el voluntariado nacional e internacional.

El objetivo de esta colaboración es impulsar un proyecto de formación y promoción del voluntariado en acción humanitaria con entidades públicas, privadas y organizaciones de la sociedad civil de Andalucía y Ecuador vinculadas a emergencias y desastres naturales (Forvol–Andec), donde destaca la participación de Paz y Desarrollo y sus más de 12 años de trabajo en Ecuador. Las zonas de acción serán Andalucía y algunos puntos de Ecuador situados en la provincia del Guayas. “Trabajamos en la puesta en marcha de este convenio que va siendo ya una realidad. De hecho, ya tenemos proyectos conjuntos en Ecuador, entre otras iniciativas”, resalta José Antonio Trujillo, adjunto a la dirección de SAMU

Durante la firma de este convenio, Carlos Álvarez Leiva, fundador y presidente de honor de SAMU, y Francisco Pineda Zamorano, director de la Asociación por la Paz y el Desarrollo, destacaron la importancia de compartir los más de 40 y 30 años de experiencia de ambas organizaciones en materia de intervención, acción humanitaria y desarrollo para seguir trabajando conjuntamente por la paz y el desarrollo global.

El contenido de estos cursos de formación conveniados se elaborará a partir de la recopilación de información sobre buenas prácticas del voluntariado en acción humanitaria de organizaciones público-privadas de carácter local que trabajan en el sector de las emergencias y los desastres naturales en Andalucía y Ecuador, todas ellas abordadas desde una perspectiva de género.

Una vez recopilada la información, se elaborará el material didáctico destinado a capacitar a los voluntarios que desempeñan labores dentro de proyectos de acción humanitaria de Andalucía y Ecuador. Esta formación se realizará de forma semipresencial. La parte práctica se llevará a cabo en Andalucía y Ecuador.

“Nuestra especialización es el género. Si la mujer no se incorpora a los elementos de producción familiar comunitaria, a la toma de decisiones de la propia comunidad, si no participa en igualdad con el hombre en la gestión de la economía familiar, como comunitaria, como la proyección y demás, no conseguiremos nada. Conseguir la incorporación a una igualdad real de la mujer en su propio desarrollo para nosotros es fundamental”, explica Francisco Pineda Zamorano, presidente de la Asociación Paz y Desarrollo.

El enfermero Andrés Rodríguez Holst, instructor de Escuela SAMU y coordinador del módulo de Acción Humanitaria del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofe y Acción Humanitaria de SAMU, recuerda que “la experiencia de SAMU se centra en la parte de acción humanitaria y las emergencias, la fase aguda”: “La cooperación al desarrollo y la educación para el desarrollo son pilares muy importantes que tienen que nacer desde esa fase aguda porque la intención es que exista una rehabilitación y una reconstrucción que esté planteada desde el principio de una crisis”, concluye.

Fundación SAMU y Paz y Desarrollo podrán establecer programas para el fomento de la inclusión educativa, el desarrollo de iniciativas en el ámbito de la economía social, para fomentar la inclusión laboral y para el desarrollo de negocios sostenibles. En este sentido, los principales ámbitos de actuación son la participación conjunta en convocatorias de cooperación internacional y acción humanitaria para América, África, Asia y Europa; el desarrollo de proyectos de desarrollo local, participación ciudadana y Derechos Humanos; la constitución de equipos de investigación; y la participación en conferencias y exposiciones, entre otros.

El presidente del Gobierno conoce in situ la misión de SAMU en Moldavia

El presidente del Gobierno conoce in situ la misión de SAMU en Moldavia

Después de tres meses y medio atendiendo a los miles de refugiados ucranianos que han huido de sus hogares ante la invasión de Rusia, SAMU ha replegado a sus últimos voluntarios que aún estaban en Moldavia con la intención de retomar la misión en septiembre. Días antes de pausar esta acción humanitaria, el equipo de SAMU recibió la visita del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, que conoció de primera mano la labor de estos voluntarios y puso de relevancia esta misión internacional.

Hasta la fecha, SAMU ha enviado a la zona cinco contingentes de voluntarios, que suman un total de 48 profesionales sanitarios, entre los que se encuentran médicos, enfermeros y técnicos de emergencias sanitarias (TES). Éstos han mantenido activa durante más de tres meses la atención a refugiados en dos puntos fronterizos: Tulcea (Rumanía) y Chisináu (Moldavia).

Siempre bajo la dirección de Carlos Álvarez Leiva como director de operaciones, las asistencias totales realizadas por SAMU en ambos puntos fronterizos han sido más de 1.500 en total, entre atención a patologías no infecciosas (descompensación de enfermedades crónicas), enfermedades infecciosas (patologías respiratorias y gastrointestinales en su mayor parte) y patologías traumatológicas.

Entre marzo y mayo, se han venido sucediendo los reemplazos de voluntarios sobre el terreno, con el envío de cinco contingentes. Así, el primer contingente partió el día 3 de marzo; el segundo, el día 23 de ese mismo mes; el tercero, el 11 de abril; el cuarto, el más numeroso, con 15 voluntarios, el día 2 de mayo; y el quinto, el día 20 de mayo.

Tulcea, en Rumanía, fue el primer destino de la misión humanitaria de SAMU. Situada en plena Reserva del Delta del Danubio, a tan solo una hora en línea recta a pie de la frontera con Ucrania, cuenta con un campamento donde SAMU ha gestionado un hospital de campaña abastecido por diverso material sanitario.

En Chisináu se localiza el Centro de Tránsito de Refugiados. En toda Moldavia se contabilizan más de 400.000 desplazados ucranianos, siendo uno de los países que más tensiones migratorias está soportando, y que está especialmente necesitado de dotaciones y recursos de asistencia sanitaria.

SAMU en Moldavia

SAMU en Moldavia

En ambos casos, la labor de SAMU sobre el terreno ha consistido en atender a las personas que llegaban a los campamentos a través de las fronteras con el país ucraniano. Las patologías más atendidas por parte de los voluntarios, que han prestado ayuda a refugiados de todas las edades, son los problemas de hipertensión, episodios de infarto o hipotermias.

SAMU ha decidido pausar esta acción humanitaria durante los meses de verano y retomar la misión en septiembre. Para continuar con el dispositivo, la organización mantiene una línea abierta de solicitud de voluntarios. Asimismo, también está abierta a la realización de donaciones de medicación y/o material fungible y a las donaciones económicas.

Pedro Sánchez muestra su apoyo a SAMU

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitó a principios de junio Moldavia para mostrar el apoyo de España al país y a su gobierno proeuropeo en un momento político, económico y social muy difícil. Se trata de la primera visita de un presidente español al país.

El mandatario mostró la solidaridad y el apoyo del pueblo español con el país y visitó el centro de refugiados ucranianos en el que SAMU ha trabajado durante estos más de tres meses.

La crisis humanitaria de refugiados ucranianos que huyen de la guerra ha provocado un éxodo masivo de casi siete millones de ucranianos. De ellos, cerca de 400.000 llegaron a Moldavia, de los que se habrían quedado unos 82.000, la mayoría menores. Es el país que mayor número de refugiados ha recibido, proporcionalmente a su población, que es de 2,7 millones de habitantes.

Por este motivo, el presidente visitó en Chisináu uno de los centros de refugiados que este país ha puesto en marcha desde el inicio de la guerra en Ucrania para hacer frente a la crisis de refugiados. En este lugar, ha estado desarrollando SAMU gran parte de su misión humanitaria.

El doctor Carlos Álvarez Leiva, fundador de SAMU, mostró al presidente del Gobierno las instalaciones del puesto médico de SAMU y pudo explicarle la labor y el papel que ha estado jugando la organización española en Moldavia y en Rumanía.

“Debemos hacer frente juntos al impacto de la guerra, desde el punto de vista humanitario, pero también desde el económico. Toda Europa está afectada, porque los valores europeos están siendo amenazados. Y toda Europa está unida en la respuesta de manera solidaria; es nuestra principal fortaleza para construir juntos el futuro que quieren nuestros ciudadanos de paz, estabilidad y prosperidad”, destacó Sánchez, que con su visita ha puesto de relevancia la misión de SAMU a nivel internacional.

European Social Network (ESN) y SAMU

Dentro de la ESN, una red de cooperación europea para la acción social

SAMU y su fundación están inmersos en un proceso de cambio enmarcado dentro de los objetivos recogidos en la Agenda 2030, dónde la internacionalización, el desarrollo, la investigación, la cooperación y la sostenibilidad son los principales protagonistas. Siguiendo esta línea, el departamento de Desarrollo Internacional de SAMU puso en marcha los trámites para formar parte de la European Social Network (ESN), un objetivo que alcanzó en febrero, cuando Fundación SAMU por fin se consolidó como parte de esta red de cooperación europea que trabaja y dirige conjuntamente a las más de 150 organizaciones procedentes de 34 países miembros que la integran hacia el desarrollo y la innovación en materia de servicios sociales.

Tal y como destacan desde el departamento, José Antonio Trujillo, adjunto a dirección general, fue el impulsor clave de este paso hacia la internacionalización de la entidad: “Desde el primer momento ha estado indicándonos el mejor camino a seguir en este nuevo terreno comunitario, buscando las mejores maneras de entrar de lleno en su tejido de empresas y personas”, aseguran.

En lo referente a los requisitos establecidos por la ESN para formar parte de su red, SAMU apenas encontró obstáculos para acceder a ella. La organización cuenta con más de 40 años de experiencia en diversos campos de actuación sociosanitaria que respaldan su compromiso con la acción social.

Tras su incorporación, Fundación SAMU ha iniciado esta nueva etapa como miembro de la ESN por todo lo alto. Actualmente, participa en diversos proyectos europeos. Uno de ellos se va a presentar para que se postule como candidato en los Premios Anuales de Servicios Sociales de la red, que serán entregados en Málaga en su próxima edición; y otro de ellos contará con la participación directa de la ESN. “Sin duda, el acompañamiento de esta entidad está siendo enriquecedor para nuestra Fundación y nos ayuda a acercarnos a nuestro objetivo de ayudar y de estar siempre al lado de las personas que más lo necesiten”, apuntan desde el departamento de Desarrollo.

Los objetivos de Fundación SAMU en su nueva condición como miembro de la ESN se enmarcan en dos horizontes temporales a corto y medio plazo, siendo el más inminente la creación de una red de contactos con los que poder estrechar relaciones y unir fuerzas. Y no solo eso, sino que también facilita un intercambio de ideas y conocimientos que “brinda la oportunidad de aprender a través de las experiencias compartidas de sus miembros”.

A medio plazo, la organización consolidará su posicionamiento internacional dentro del ámbito europeo. “Creemos que nuestra membresía va a aportar mucho a este objetivo al estar incluidos en una red de asociaciones nacionales de directores de servicios sociales: departamentos nacionales, regionales y locales de bienestar social en ministerios, regiones, condados, ciudades y municipios; universidades, escuelas nacionales o institutos de investigación aplicada que trabajen en la mejora de los servicios sociales y, por último, en organismos reguladores y de inspección”, destacan.

Digitalización y resiliencia

Fundación SAMU, representada por Borja González de Escalada, vicepresidente de la misma, e Isabel Dato, asesora técnica de proyectos del departamento de Desarrollo Internacional de la organización, participó en el congreso europeo organizado por la ESN sobre digitalización y resiliencia, dos aspectos clave en el desarrollo actual de los servicios sociales.

En él, los representantes de Fundación SAMU tuvieron la oportunidad de asistir a su primera reunión anual como miembros de la ESN, un hecho que les permitió conocer a los profesionales que conforman el equipo de trabajo de la organización al completo, así como a diversos miembros de la red de cooperación europea.

El congreso europeo de servicios sociales se celebró en Hamburgo (Alemania) del 8 al 10 de junio y contó con actividades, talleres y espacios de exposición orientados a nuevas herramientas digitales. Además, los representantes de Fundación SAMU en el congreso asistieron a diversas conferencias en las que se abordaron cuestiones clave como las soluciones innovadoras para una buena atención en el futuro, donde presentaron herramientas para mejorar la vida de trabajadores sociales y personas usuarias, cómo adoptar un enfoque basado en datos para ayudar a personas vulnerables y la creación de tecnologías y políticas en atención domiciliaria.

Por último, destacan también las zonas habilitadas por la organización del congreso para exponer información relativa a la innovación y los paneles temáticos disponibles entre sesiones que divulgaban contenidos caracterizados por una perspectiva más humana y sostenible.

Misión SAMU Ucrania. Balance

Misión SAMU Ucrania: Cinco contingentes y medio centenar de voluntarios

El 20 de mayo, cinco nuevos voluntarios partieron desde Sevilla hacia la frontera de Ucrania como parte del quinto contingente que SAMU organiza con el fin de atender a los miles de refugiados ucranianos que han huido de sus hogares ante la invasión de Rusia. Este último contingente está formado por estos cinco profesionales más otros cuatro que ya están en zona. Este grupo permanecerá en la frontera hasta el 18 de junio.

La misión de SAMU en Ucrania, que arrancó el 3 de marzo, va camino de convertirse en la segunda misión más larga de la historia de la organización, ya que en pocos días superará a la misión de SAMU en Haití en 2010, en la que también participaron cinco contingentes de voluntarios y que duró tres meses. “Acudimos a la frontera con Ucrania tan pronto como surgió el conflicto a tenor de los millones de desplazados por la guerra. SAMU siempre ha estado presente en todas las crisis humanitarias que han acaecido en los últimos años, desde la erupción del volcán de la Palma a la crisis de los refugiados de Bielorrusia. Ésta no iba a ser menos”, destaca Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU y, actualmente, jefe de la misión en zona.

Hasta la fecha, SAMU ha enviado 48 profesionales entre mandos, médicos, enfermeros y Técnicos de Emergencias Sanitarias (TES) de diferentes puntos de la geografía española: Madrid, Valladolid, Burgos, Alicante, Valencia, Barcelona, Cádiz y Sevilla. “Los profesionales que trabajan con nosotros de manera voluntaria son personas muy motivadas y entrenadas, con un alto grado de resiliencia ante las dificultades y muchos de ellos con experiencia previa, con espíritu de ayuda, de cooperación y de iniciativa. Llegan y permanecen con la moral muy alta, es fácil trabajar con ellos”, resalta Borja González de Escalada.

La labor de SAMU se centra en los puntos fronterizos de Tulcea (Rumanía) y Chisinau (Moldavia), donde SAMU cuenta con diferentes recursos médicos. Según datos de la propia organización, durante los dos primeros meses y medio, los profesionales de SAMU han atendido a más de 1.500 personas, la gran mayoría de ellas en Moldavia (1.324). El 68,8% de estos refugiados son mujeres. Las patologías más frecuentes (en un 54,23% de los casos) han sido no infecciosas (descompensación de enfermedades crónicas), seguidas, en un 26% de los casos, por enfermedades infecciosas (patologías respiratorias, gastrointestinales) y, en un 8%, patologías traumatológicas.

Los efectivos de SAMU están “perfectamente integrados en la estructura de respuesta” humanitaria desplegada en las fronteras de Ucrania, que de por sí cuenta con “equipos suficientemente nutridos con toda la logística sanitaria necesaria”, explica Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU. Éste también comenta que los refugiados que llegan hasta estos dispositivos gozan de “buena situación física”, con lo que las actuaciones de los efectivos de SAMU suelen tener en estos momentos un cariz más social que sanitario.

“Proporcionamos asistencia médica básica a los desplazados y consulta de atención médica primaria y de urgencias a aquellas personas que cruzan en el ferry hasta Rumanía o están alojadas en albergues, para que tengan sus necesidades sanitarias cubiertas. En los puntos en los que trabajamos en Rumanía tenemos consulta tanto médica como de enfermería. En Moldavia, también hacemos traslados de pacientes que cruzan la frontera o de aquellos que necesitan traslado hospitalario”, continúa Borja González de Escalada.

En este dispositivo, SAMU está volcando toda su experiencia en la gestión de misiones humanitarias. Sólo en el último año, SAMU ha coordinado cuatro misiones humanitarias internacionales en los países de Dominica, El Salvador, Costa Rica y Polonia. Además, desplegó en La Palma un dispositivo de atención a los afectados por la erupción del volcán Cumbre Vieja.

Misión SAMU Ucrania. Mujer

Ser mujer en la frontera de Ucrania

Imaginen, por un instante, ser mujer, psicóloga, tener 26 años y tener que huir de la guerra con lo puesto, un abrigo, un jersey, unos vaqueros y aquellas botas que nos regalaron en el último cumpleaños. Imaginen, por un instante, el desconcierto de tener que salir huyendo, sin saber muy bien a dónde, sin más transporte que tus pies, sin más mapa que el de las calles vacías, el frío, la soledad, la oscuridad…la desesperanza de no tener lugar al que volver.

Esta descripción, que bien podría estar sacada de cualquier libro, es tan sólo una pequeña muestra de la realidad que sufren los cientos de mujeres que escapan diariamente de la guerra desatada en Ucrania y para las que el camino de salida en busca de auxilio se convertirá en vía crucis hasta el punto de acogida.

Será en este tránsito durante el cual el concepto de mujer se desvirtúe por quienes harán uso de él a su favor. Así, veremos cómo ser mujer en la frontera es sinónimo de ser arma de guerra, es pasar a modificar el nombre de aquellas cosas conocidas por otra manera de nombrar. Ahora ser mujer es otra cosa, es el desprestigio de caminar en la frontera con el enemigo conocido tras de sí, como si la diana que habitualmente llevamos en la espalda, esta vez brillase con aún más esplendor.

Mujer refugiada, arma de guerra

Según datos de organizaciones no gubernamentales, desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, más de 5,5 millones de personas han escapado del país, de ellas, el 90% son mujeres y menores. Otros 7,1 millones son desplazados internos, incluidos mujeres y menores que necesitan atención médica. En cualquier población de refugiados, entre el 70% y el 80% lo componen mujeres y niñas quienes como refugiadas tienen unas necesidades de protección específicas devenidas por su sexo y género.

Los conflictos armados son realidades que reproducen las estructuras de género presentes en cualquier sociedad; tanto es así que, durante el desarrollo del mismo es cuando las estructuras de desigualdad se expresan en consecuencias extremas con el objetivo de reforzar los roles tradicionalmente asignados al sexo.

El conflicto, la guerra y el desplazamiento son siempre escenarios de violaciones de derechos humanos generando efectos demoledores no sólo para las personas objeto de estas vejaciones sino para familias, comunidades y países. Uno de los escenarios que plantea una mayor urgencia a la hora de atajar la infracción de derechos humanos en conflictos bélicos es la violencia sexual y de género, pues esta se ha convertido en característica común a los conflictos armados contemporáneos.

Una de las cuestiones importantes a tener en cuenta en todo este análisis es que las crisis humanitarias extrapolan las desigualdades de género que ya existen en los países, previo conflicto. Las mujeres quedarán excluidas de la participación activa en la defensa del conflicto, dejándolas fuera del espacio público, obligándolas a reproducir patrones de cuidados (y, por tanto, la obligatoriedad de la huida para poner a salvo a la familia). Mientras tanto, los hombres serán aquellos que se vean en la primera línea del conflicto, formando parte del ejército. Una vez más, vemos cómo este reparto de tareas ejemplifica la reproducción de un statu quo ya existente.

Se sabe que la violencia es un instrumento eficaz de control individual y colectivo que en tiempos de guerra expone su máxima expresión, atendiendo a justificaciones propias del conflicto armado. El uso de la violencia sexual como arma de guerra nos retrotrae al conflicto de Ruanda en los años 90, a los conflictos armados de los Balcanes, donde la violencia sexual pasa a convertirse en una cuestión de interés general tras años de silencio por parte de autoridades y víctimas.
Es práctica habitual que, en situaciones de conflicto armado, el cuerpo de las mujeres sea un botín de guerra. Resulta tan extendida la práctica de la violencia sexual que podemos encontrar situaciones tan opuestas y paradójicas como tener un hijo del enemigo (como estrategia de humillación para que la comunidad desprecie a la mujer), como la realización de esterilizaciones forzosas para controlar la reproducción de la población invadida, abocándola a una extinción metafórica.

Lamentablemente, los peligros para las mujeres no acaban una vez salen del país, sino que continúan en su tránsito pues la falta de vías legales y seguras para obtener protección las condena a trayectos migratorios en los que son víctimas de multitud de violencias. Por ello, las niñas y mujeres refugiadas representan aproximadamente el 50 por ciento del total de la población refugiada, apátrida o desplazada internamente. Una de las tareas de SAMU, junto con los estados, es la protección internacional a las mujeres refugiadas contra todas las formas de violencia sexual y de género. Con iniciativas como el Centro de Acogida de Emergencia que se desea implantar en la frontera polaca, SAMU pretende atajar las consecuencias de las violencias contra la mujer, ejecutando diferentes estrategias que aseguran un apoyo clave para las supervivientes de maltratos de cualquier tipo.

Una acogida empoderadora

Lograr una acogida humanitaria competente e igualitaria supone comprender cuáles son las necesidades y prioridades específicas de mujeres y niñas en procesos de tránsito humanitario; para ello contamos con la perspectiva de género dentro del enfoque de los derechos humanos, herramienta que pretende mejorar la atención humanitaria desde el reconocimiento de los derechos universales que dotan de dignidad al ser humano. Por tanto, incorporar la igualdad de género en la acción humanitaria no solo nos ayuda a mejorar el impacto de las estrategias de atención que desarrollamos, sino que también nos ofrece unas intervenciones de carácter humanitario adecuadas a la realidad.

Sabemos que las mujeres, niñas, hombres y niños tienen experiencias de tránsito diferenciadas. Estas diferencias residen en los roles de género con los que ya parten de su país de origen y que determinará en gran medida el camino hacia el exilio. Recordemos que, en la mayoría de conflictos, las mujeres y niñas son víctimas objeto de violaciones, agresiones sexuales y secuestros para acabar muy posiblemente en circuitos de trata y prostitución.

Cuando mujeres son incluidas en la acción humanitaria, toda la comunidad se beneficia de ello pues como ciudadanas afectadas por la crisis, las mujeres se encuentran entre quienes proporcionan una primera respuesta y desempeñan un rol fundamental en la acogida a mujeres que han sufrido violencia a lo largo del camino del conflicto. De este modo, sus aportaciones a la identificación de las necesidades humanitarias y sus posibles soluciones resultan esenciales para formular cualquier tipo de respuesta que facilite la inclusión de las víctimas en circuitos de acogida para su problemática.

Alcanzar la igualdad de género y promover el empoderamiento de la mujer en la acción humanitaria garantiza una respuesta justa, certificando la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales para todas las personas a través de los programas y acciones que contemplan la igualdad de género como eje fundamental de la labor asistencial. Algunas de las ventajas que ofrece introducir la perspectiva de género y el empoderamiento de la mujer en la ayuda humanitaria son:

Ofrecer protección ajustada a la realidad discriminatoria.

Las mujeres y niñas víctimas de los conflictos están expuestas a diferentes riesgos relacionados con la protección. Comprender la naturaleza específica del género de estos riesgos resulta fundamental para evitar que se inflijan daños extras y facilitar una protección adecuada. El análisis de género, por ejemplo, nos ayuda a determinar por qué durante el tránsito hacia el exilio los patrones de género vuelven a representarse como una extensión de la discriminación en el país de origen, si ser mujeres y niñas en una situación de mayor riesgo implica directamente sufrir cualquier tipo de violencia de género, o por qué los hombres y niños pueden sufrir un mayor riesgo de reclutamiento forzoso en grupos armados, explotación laboral o de morir en combate.

Aumentar el acceso a la ayuda

Las crisis humanitarias derivadas de conflictos bélicos no sólo reproducen las desigualdades de género, sino que las agudizan. Por ello promover la igualdad de género en todas las respuestas es tarea obligatoria para garantizar que mujeres y niñas puedan disfrutar de un acceso seguro y adecuado de la ayuda. Entender el rol que desarrollan las mujeres en relación al género nos ayudará a facilitar recursos inclusivos atendiendo a las realidades transversales que cooperan con el género en establecer circuitos de exclusión (discapacidad, orientación sexual, como ejemplos).

Agentes de cambio

Aunque pueda resultar paradójico, las crisis humanitarias pueden ser una oportunidad para abordar las desigualdades y promover un cambio si comprendemos que cualquier crisis altera las estructuras sociales y culturales dejando un espacio para reformular los mandatos de género, contribuyendo a rediseñar el concepto de poder tan presente en las relaciones de género. El éxito y la garantía de la transformación pasa por abordar las causas y consecuencias estructurales que fomentan la desigualdad de género enfocando el objetivo de lograr un cambio imperecedero en la vida de hombres y mujeres.

Pese a lo complejo que pueda resultar adoptar estrategias que garanticen el ejercicio de los derechos fundamentales, es necesario ofrecer un liderazgo a las mujeres que las aleje de los roles asumidos cotidianamente y que las posiciona en inferioridad, poniendo la semilla hacia el cambio transformador, “asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública” tal y como contempla una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidos en la Agenda 2030. En este contexto, enfocar el empoderamiento de mujeres y niñas no sólo debería ir más allá de sus roles como víctimas de la situación humanitaria, sino también en la ayuda a construir espacios de paz donde tomen valor y sentido sus propias historias.

El final del camino

Hemos llegado hasta aquí después de un tedioso y largo camino y parece que alguien nos está esperando al otro lado de la frontera. ¿Recuerdan que, al principio de este artículo les pedía que imaginaran a una mujer de características muy concretas? Bien, abusaré un poco más de su confianza y, en un último esfuerzo, les pediré que imaginen a otra mujer, aunque esta, tal vez les resulte algo más familiar. Puede que sea su compañera de trabajo, María, con quien ha compartido horas en la ambulancia; Laura, la trabajadora social del proyecto de acogida que entró en la Fundación hace unos meses; o Andrea, la psicóloga de 26 años que realiza su primer voluntariado internacional. El humilde propósito de este artículo no es otro que comprender el valor de la voluntaria de SAMU que espera en la frontera con los brazos abiertos, con el gesto amable de quien ofrece todo a cambio de nada, de quien comprende que en la empatía siempre hay un poco de nosotras en las otras personas a las que brindamos nuestro apoyo: sororidad lo llaman, solidaridad diremos.

Hemos llegado al final de un camino que es el principio de muchos, teniendo muy presente que el lenguaje de la sororidad es universal pues con ser mujer nos basta para entendernos.

ANA LOZANO / Técnico del área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer

 

Misión Ucrania SAMU 2022

Dos meses en la frontera de Ucrania

Hace ya dos meses que SAMU inició una misión humanitaria en la frontera con Ucrania para atender a los miles de damnificados por la invasión de Rusia a Ucrania. El 2 de marzo, un equipo de ocho personas lideradas por Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU, se convirtió en el primer contingente de la organización andaluza que viajaba al este de Europa tras el inicio de la guerra. Su destino inicial fue la frontera de Rumanía con Ucrania. Dos meses después, SAMU tiene presencia en tres países fronterizos distintos (Rumanía, Moldavia y Polonia) y, recientemente, ha enviado un tercer contingente. La misión de SAMU en Ucrania no tiene, de momento, fecha de finalización. De hecho, según confirman fuentes de la organización, ya hay preparado un cuarto equipo que viajará a la zona en las próximas semanas, y no se descarta constituir un quinto grupo.

El último contingente de voluntarios que ha viajado hasta la fecha a la frontera con Ucrania lo hizo el 11 de abril. Este equipo de relevo está formado por siete personas, entre las que se encuentran enfermeros, médicos y técnicos de emergencias sanitarias, y el destino inicial ha sido Tulcea (Rumanía). Con ellos, el despliegue de SAMU en la zona será de 10 voluntarios, que se dividen en campamentos situados en la frontera de Ucrania con Rumanía y también en la frontera con Moldavia.

La labor de SAMU sobre el terreno consiste en atender a las personas que llegan a los campamentos a través de las fronteras con el país ucraniano. Las patologías más atendidas por parte de los voluntarios, que prestan ayuda a refugiados de todas las edades, son problemas de hipertensión, episodios de infarto o hipotermias.
Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU y jefe de este tercer contingente, ha sustituido sobre el terreno a su hermano Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU y, hasta ahora, jefe de esta misión humanitaria.

Juan González de Escalada explica que este tercer contingente ha desplegado sus actuaciones de nuevo en Tulcea, ciudad de Rumanía próxima a la frontera con Ucrania, y en Moldavia, que también linda con el país invadido por las tropas rusas. Del mismo modo, señala que SAMU cuenta con “una persona de referencia” en Polonia ante “la posibilidad” de instalar en este país un centro de acogida para mujeres y niños procedentes de Ucrania.

Los efectivos de SAMU están “perfectamente integrados en la estructura de respuesta” humanitaria desplegada en las fronteras de Ucrania, que de por sí cuentan con “equipos suficientemente nutridos con toda la logística sanitaria necesaria”, según apunta el director del área de Emergencias de SAMU.

González de Escalada también comenta que los refugiados que llegan hasta estos dispositivos gozan de “buena situación física”, con lo que las actuaciones de los efectivos de SAMU suelen tener en estos momentos un cariz más social que sanitario. No obstante, el equipo humano movilizado cuenta con “capacidad para soporte vital básico, intermedio y avanzado”, incluyendo además a “dos ginecólogos de dilatada experiencia” para hacer frente a las posibles contingencias sanitarias.

Un albergue para refugiados en Polonia

Desde que el viernes 5 de marzo el primer contingente de SAMU llegara a Issacea, su primer destino, estos profesionales no han dejado de atender a las personas provenientes de Ucrania que huyen de la invasión rusa. En ese punto, Issacea, los refugiados atraviesan el país por el río que hace de frontera natural entre ambos estados del este de Europa. “En la mayoría de los casos, atendemos problemas menores de salud. Muchos son infecciones respiratorias y algunas heridas superficiales. Si detectamos patologías mayores, derivamos al hospital más cercano de la zona”, explica Borja González de Escalada. “La presión humanitaria que veíamos hace unas semanas se ha ralentizado en Rumanía. Después del éxodo de tres millones de personas, el flujo de personas parece disminuir”. Sin embargo, para esta decena de valientes no hay descanso.

Al poco tiempo de llegar a Rumanía, cuatro de las ocho personas del equipo de SAMU se desplazaron a Ivancea (Moldavia). Allí recorrieron y visitaron albergues y refugios improvisados para acercar la clínica lo máximo posible. “Muy especialmente en un país tan pobre como Moldavia, cuya población se ha quintuplicado con la llegada de refugiados de Ucrania”, continúa Borja González de Escalada.

“Ahora mismo, el equipo de Moldavia se ha instalado en un albergue de 400 personas de Chisináu, su capital. Y nos vamos apañando con traductores on line y personales porque aquí nadie habla inglés”, subraya el vicepresidente de SAMU. Allí, la presencia de menores ucranianos es mayor, por lo que consultan constantemente a un pediatra de un equipo suizo ante cualquier posible complicación. “Ya nos estamos haciendo un nombre y la población confía en nosotros”.

El siguiente gran reto es Polonia. En este país la recepción de refugiados ucranianos en Polonia es “diez veces superior a la que soporta Rumanía”, según destaca Borja González de Escalada. Por esta razón, y observando que existen pocos albergues para acogerlos, SAMU está trabajando y haciendo las gestiones oportunas para habilitar un edificio que dé cobijo “a entre 100 y 150 personas durante, mínimo, un año”.

Según el vicepresidente de Fundación SAMU, tanto el cuerpo de Policía, como el de bomberos rumano es “amabilísimo”. El campamento base es algo muy provisional, “pero allí hay tiendas de campañas con calefacción a tope y urinarios químicos. Además, algunas personas llegan con pasaporte y otras no. Las autoridades rumanas están facilitando todos los trámites a los refugiados con gran celeridad”.

“No todo el pueblo ucraniano que llega a la frontera conoce su destino siguiente. Allí mismo, sobre la marcha, lo deciden, pero no suelen pernoctar en el punto fronterizo. Lo más habitual es solicitar ir a Bucarest y de ahí a otras ciudades de Europa”, explica Borja González de Escalada, que regresó a Sevilla el 15 de abril tras un mes y medio en la zona. A pesar del frío y el cansancio, los voluntarios de SAMU han podido comprobar que muchos ciudadanos de Ucrania creen que su desplazamiento es algo temporal. “Esperan volver a casa en unas cuantas semanas. Lo están deseando”.

En primera persona

Miguel Ángel López y Clara Ávila, enfermeros y estudiantes del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU y la Fundación San Pablo Andalucía CEU, formaron parte del primer contingente que envió SAMU para asistir a los refugiados ucranianos. Ya de regreso, cuentan su experiencia: “En un mes hemos sido conscientes de la parte más cruel del ser humano, pero también de la más bondadosa, las ganas de ayudar y los voluntarios que se ofrecen constantemente”, declara López. “Nosotros no somos héroes ni nada de eso. Hemos hecho lo que sabemos hacer”.

Este primer equipo atendía a los ucranianos que llegaban a Isaccea en un ferry que cruzaba el río Danubio. Cada día supervisaban a entre 100 y 300 refugiados. Los enfermeros aclaran que la mayoría de estas personas llegaban con crisis de ansiedad o estrés, crisis hipertensivas o descompensaciones crónicas como consecuencia de no haber podido continuar con su medicación habitual. “El peor caso que tratamos fue el de una pareja de jóvenes. Ella había sido madre primeriza por cesárea hacía cuatro días. Estaban en shock. Desde el hospital cogieron el ferry. No sabían dónde iban a ir ni cómo actuar como padres, tenían un desconocimiento absoluto y padecían una fuerte crisis de ansiedad”, explican los enfermeros.

Recursos disponibles

Ambos coinciden en que les ha sorprendido la cantidad de recursos que tenían los refugiados al cruzar la frontera. “Llegaban y les daban una tarjeta SIM para el móvil, autobuses gratuitos hacia diferentes destinos, pasaportes rumanos, comida, alojamiento…”, señala Miguel Ángel López, al que le llamó la atención que eran muchas las familias que llegaban con sus mascotas, a las cuales se les proveía con un chip europeo.

“Una de las cosas que más me ha impactado ha sido ver cómo las madres gestionaban sus emociones delante de sus hijos para tratar de ocultarles el dolor. En la ambulancia atendíamos a mujeres que estaban llorando y, cuando se giraban, se ponían a jugar con sus hijos de manera alegre”, comenta Clara Ávila.

Miguel Ángel López reconoce que, al menos durante el primer mes de la misión, tiempo en el que ellos estuvieron trabajando en esta zona, era más necesaria la ayuda social que la sanitaria. “Es como si nosotros tenemos que salir de casa mañana mismo con lo puesto. Los refugiados que llegaban a Rumanía estaban bien de salud, lo que necesitaban era alojamiento, transporte o un trabajo”. El enfermero asegura que los primeros desplazados que llegaron los primeros días tras la invasión a Rumanía eran personas de clase media o alta.

“Para coger el ferry había que pagar unas tasas, por lo que quienes tenían dinero han ido saliendo antes. Ninguna de las personas que llegaban tenían entre sus pensamientos volver a su país, pero en Moldavia, que está cerca de una zona prorrusa ucraniana, la situación era diferente. Las personas que llegaban a este punto sí tenían la idea de retornar a sus casas cuando acabe la guerra”, apunta López.

La importancia de las donaciones

Para continuar con este dispositivo, SAMU mantiene una línea abierta de solicitud de voluntarios a través del correo electrónico voluntariado@samu.es. También está abierta a la realización de donaciones de medicación y/o material fungible y a las donaciones económicas.

Gracias a la donación de 12.000 euros realizada en marzo por el Ayuntamiento de La Rinconada, SAMU ha podido enviar nuevos contingentes y materiales sanitario a Rumanía y Moldavia.

Respecto a la ayuda económica, se ha habilitado una cuenta corriente (ES78 0075 3018 24 0665001543), a la vez que se pueden hacer donaciones directas a través del Bizum de Fundación SAMU.

Borja González de Escalada Álvarez. Vicepresidente de Fundación SAMU

Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU: “Los refugiados ucranianos llegan traumatizados y con miedo”

Borja González de Escalada (Sevilla, 1973) ha regresado recientemente del este de Europa donde ha liderado durante un mes y medio la misión humanitaria puesta en marcha por SAMU para atender a los miles de refugiados por la invasión de Rusia a Ucrania

 

—Como vicepresidente de Fundación SAMU, en los últimos años ha participado en la puesta en marcha de numerosos proyectos tanto en España como en Marruecos, ¿cómo lleva estar lejos de casa?
—La verdad es que me pesa un poco estar separado de los míos, pero es cierto que hay ciertas funciones que no son fácilmente delegables, y que requieren la autonomía de gestión de la que disfruto.

—No sólo ha liderado la apertura de nuevos recursos, también ha participado en varias misiones humanitarias. ¿Podría citarlas?
—La primera misión en la que participe fue en la del terremoto de Haití, desde el gabinete de crisis, sin ser desplegado en zona. Más tarde, sí participé en un despliegue de larga duración, en concreto, durante seis meses, en Filipinas, tras el paso del huracán Yolanda. Después, estuve en dos misiones de ayuda en la cordillera del Atlas de Marruecos y en otra misión en Calais (Francia), en un campo de refugiados. Por último, estuve en el terremoto de Nepal y, recientemente, en diferentes puntos fronterizos con Ucrania tras la invasión rusa a este país.

—De todas ellas, ¿cuál ha sido la que más le ha impresionado?
—Filipinas. La primera misión siempre es la que más impresiona. En mi caso, además, tuve la suerte de coincidir con don Carlos Álvarez, fundador de SAMU.

—¿Y la más complicada?
—Nepal. En aquella misión no contábamos con el apoyo del Gobierno nepalí, nos consideraban hostiles en zona por motivos políticos. Aquella misión no fue fácil.

—Recientemente ha regresado de la misión que SAMU tiene activa en el este de Europa para atender a los refugiados ucranianos. ¿Cómo se está desarrollando esta misión?
—Acudimos tan pronto como surgió el conflicto a tenor de los millones de desplazados por la guerra. SAMU siempre ha estado presente en todas las crisis humanitarias que han acaecido en los últimos años, desde la erupción del volcán de la Palma a la crisis de los refugiados de Bielorrusia. Ésta no iba a ser menos.

—¿En qué puntos está trabajando SAMU exactamente?
—Por un lado, estamos en la frontera de Ucrania con Rumania, en la provincia de Tulcea, en el puesto fronterizo de Issacea. El segundo punto de atención es la capital de Moldavia, Chisináu. Allí hay un equipo atendiendo a los refugiados en un palacio de exposiciones y congresos que han transformado en albergue temporal, con una ambulancia UVI móvil. Además, en proyecto está la apertura de un refugio en Polonia, más concretamente en la ciudad de Cracovia, que es la localidad polaca que más refugiados ha recibido.

—¿Qué acciones está llevando a cabo SAMU en la zona?
—Proporcionamos asistencia médica básica a los desplazados y consulta de atención médica primaria y de urgencias a aquellas personas que cruzan en el ferry hasta Rumanía o están alojadas en albergues, para que tengan sus necesidades sanitarias cubiertas. En los puntos en los que trabajamos en Rumanía tenemos consulta tanto médica como de enfermería. En Moldavia, también hacemos traslados de pacientes que cruzan la frontera o de aquellos que necesitan traslado hospitalario.

—¿En qué condiciones llegan los refugiados ucranianos?
—Las personas que huyen de Ucrania no son pacientes, en principio, con traumatismos por el conflicto salvo excepciones. Sí llegan psicológicamente muy traumatizados, estresados y con miedo. Los problemas más comunes son la hipotermia y los problemas respiratorios, especialmente en niños.

—El 11 de abril, SAMU envió un tercer contingente a la zona ¿Por qué se ha decidido prolongar la misión?
—El conflicto aún no ha terminado, las necesidades, aunque menos acuciantes, siguen estando presentes. Y los donantes han confiado en SAMU para desarrollar una actividad más duradera. El peligro de que el conflicto escale a mayor nivel sobre las zonas más próximas a la frontera está presente. De ahí que sigamos en los mismos puestos. Las necesidades a nivel asistencial no han cambiado, una consulta de asistencia primaria. Donde hemos detectado una mayor necesidad de apoyo en el área de alojamiento y tratamiento psicológico es en Polonia, de ahí nuestro interés en abrir en este país un centro de apoyo a mujeres que hayan sido víctimas de abuso.

—¿Cuál es el perfil de los refugiados?
—El 95% son mujeres y niños. Los hombres que cruzan son personas mayores o extranjeros, el resto se tienen que quedar obligatoriamente en el país salvo que sean cabeza de familia monoparental.

—¿Cuáles son las principales dificultades que os habéis encontrando en la zona?
—El clima adverso fue una de las dificultades a las que tuvimos que hacer frente al principio. La necesidad de traductores de varios idiomas fue la segunda. Además, las relaciones con las autoridades locales no siempre son fluidas pero son muy importantes. El resto de las dificultades son solventadas con facilidad por el equipo, como el equipamiento, la logística y el abastecimiento.

—¿Qué destacaría de los sanitarios que forman parte de los contingentes de SAMU?
—Los profesionales que llegan son personas muy motivadas y entrenadas, con un alto grado de resiliencia ante las dificultades y muchos de ellos con experiencia previa, con espíritu de ayuda, de cooperación y de iniciativa. Llegan y permanecen con la moral muy alta, es fácil trabajar con ellos.

—En el último contingente que SAMU ha enviado al este de Europa ha viajado su hermano Juan González de Escalada, que lo ha sustituido como jefe de la misión. ¿Le ha dado algún consejo?
—El principal problema que tenemos los no sanitarios es entender nuestro papel en las misiones. Puedes no sentirte tan útil pero nuestra labor es distinta, más diplomática, ofrecer seguridad al equipo, mantener los miles de contactos institucionales y políticos. Tomar decisiones y procurar la máxima operatividad y confort del equipo.

—¿Qué ha sido lo que más le ha llamado la atención de esta misión?
—El despliegue de un gobierno como el de Rumanía, que tiene grandes instalaciones en todos los puestos fronterizos, así como la solidaridad europea con los refugiados, especialmente en Polonia, donde los ciudadanos han puesto a disposición de las familias ucranianas miles de viviendas.

—¿Tiene pensado regresar?
—Mi idea es regresar a Polonia en el momento en el que el proyecto del albergue en el que estamos trabajando salga adelante.

Plan 2030 SAMU

Plan 2030 de SAMU: una multinacional de la salud y la acción social

SAMU ha cerrado un ciclo de vida, un ciclo de 40 años que arrancó en un piso en el barrio sevillano de Los Remedios y con una ambulancia Volkswagen que el doctor Carlos Álvarez Leiva adquirió en Alemania a principios de los años 80. Hoy, SAMU cuenta con una plantilla que supera los 2.500 trabajadores, más de 90 recursos del ámbito sanitario y social y una presencia consolidada no sólo en España, sino también en Marruecos y Estados Unidos. La organización mira ahora hacia el futuro e inicia un nuevo ciclo, una nueva etapa que ha arrancado con un relevo generacional en el equipo de dirección y el desarrollo de un plan estratégico, una hoja de ruta que mira hacia el 2030. “En SAMU tenemos un lema. Nos enfrentaremos a todos los temporales que haga falta. Las olas serán muy altas, pero el rumbo tiene que estar claro. Este Plan 2030 es el rumbo a seguir”, señala Carlos González de Escalada, presidente y director general de SAMU.

“El objetivo de nuestro Plan 2030 es convertir a SAMU en una multinacional de la salud, los servicios sociales y las emergencias, siendo fiel a su herencia fundacional: compromiso y calidad, superior capacidad de organización y fortaleza logística. Este ambicioso plan se asienta sobre pilares realistas y un concienzudo análisis de nuestro entorno, teniendo presentes variables sociales, económicas, demográficas e institucionales, basándonos en la solidez y con el objetivo de adaptarse a las circunstancias de un entorno complejo, cambiante y difícilmente predecible”, explica José Antonio Trujillo, adjunto a la dirección de SAMU. “La marca SAMU, el equipo profesional multidisciplinar y su carácter innovador, así como la diversificación de servicios, llevarán a nuestra organización, junto a la excelencia demostrada, al salto cuantitativo que nos proponemos dentro y fuera de nuestras fronteras”.

Internacionalización

Tal como destaca González de Escalada, este Plan 2030 se basa en tres grandes pilares: “Potenciar los proyectos fuera de España; entrar en una dinámica de constante modernización tecnológica, humana y de procesos; y apostar por la formación tanto en nuestros valores como el talento que existe dentro de la propia organización. Estas son las tres matrices de trabajo”.

Con respecto al primer eje, la internacionalización, SAMU mira hacia otros países, principalmente, europeos y americanos. Desde 2017, la compañía trabaja en Marruecos y, poco después, comenzó su andadura en Estados Unidos, una aventura que ha ganado impulso durante 2021 con la acogida de menores inmigrantes. Además, el pasado año comenzó a trabajar en Iberoamérica.

“La marca SAMU es muy potente fuera de nuestras fronteras. No solo la marca, sino también el modo de trabajar y enfocar la acción social, sanitaria y en el ámbito de las emergencias”, explica Trujillo. “Esta vocación de internacionalización no surge solo porque se haya producido un cambio en la dirección de SAMU. En cierto modo, es un paso lógico, un paso natural que debe dar la organización dado su crecimiento”.

En esta internacionalización también hay que mencionar las misiones humanitarias. En los últimos tiempos, SAMU ha estado presente en Rumanía, Moldavia, Polonia, Costa Rica y Honduras. “SAMU lleva 30 años realizando misiones humanitarias, pero ahora, por primera vez, lo hace bajo el paraguas de las Naciones Unidas y con financiación”, apunta José Antonio Trujillo. Por otro lado, SAMU pronto contará con dos nuevas sucursales en Perú y Ecuador, y, actualmente, tiene en marcha varios proyectos formativos en El Salvador.

Dentro de nuestras fronteras, también continúa la diversificación de proyectos. Recientemente, se ha abierto un nuevo recurso de atención integral 24 horas dirigido a menores extranjeros en Mallorca, el primero que SAMU pone en marcha en las Islas Baleares. Y trabaja para la apertura de un centro dirigido a personas sin hogar en Ibiza, que, según adelanta Trujillo, estará funcionando dentro de un mes, aproximadamente.

Modernización

Con respecto al segundo pilar del Plan 2030, la modernización (financiera, transformación digital, procesos), Trujillo es claro: “Una organización que en el año 2022 no esté enfocada a sistemas, herramientas y métodos apoyados en la tecnología, no tiene todas las claves del éxito garantizadas. Por eso, nuestra apuesta en el Plan 2030 es ir poniéndonos a la vanguardia de la tecnología, tanto internamente como de cara a nuestros procesos y servicios fuera. Tenemos que dar la imagen de una empresa moderna y líder en el sector”.

Excelencia, tecnología, sostenibilidad, transparencia, investigación e innovación acompañarán el trabajo de SAMU en los próximos años. En este sentido, el departamento de Desarrollo de SAMU juega un papel importante. “El equipo de Desarrollo es una auténtica máquina de hacer proyectos y que explora constantemente tanto las oportunidades de nuestro ámbito como aquellas que supongan innovación o resulten transformadoras”, apunta Trujillo.

Actualmente, SAMU trabaja en proyectos europeos a través de partenariados y socios tecnológicos de primer nivel que le están dando apoyo en temas relacionados con las comunicaciones y herramientas tecnológicas.

Uno de los proyectos estrella de SAMU en este campo es la implantación de SAMS (SAMU Advanced Management System), un sistema de gestión integral desarrollado por la propia entidad que permite un registro sistematizado y exhaustivo de todas sus unidades de trabajo, además de una gestión preventiva y la posibilidad de generar conocimiento a través de procesos de investigación a partir de los datos registrados.

Otro de los proyectos en marcha es VRIME (Instrumento de Valoración del Riesgo en Menores y Jóvenes Migrantes Residentes en Andalucía), en colaboración con la Universidad Loyola, cuyo objetivo es el diseño de una herramienta de recogida de datos (Toolkit VRIME) que permita conocer los perfiles de riesgo de menores extranjeros no acompañados que se encuentran en entidades de acogida como Fundación SAMU y EMET-Arcoiris, así como identificar factores de protección o resiliencia en estos menores.

A estos dos proyectos se suman la firma próximamente de la Cátedra SAMU de Investigación Social con la Universidad Pablo de Olavide y SAMU Dis−Fit, la primera batería de valoración de condición física de personas con discapacidad intelectual en España, una iniciativa llevada a cabo gracias a la colaboración entre Fundación SAMU y el departamento de Motricidad Humana y Rendimiento Deportivo de la Universidad de Sevilla. Esta herramienta pretende orientar a profesionales de atención a la discapacidad sobre los parámetros físicos de personas con diversidad cognitiva, a través de tablas que por primera vez son el resultado de la actividad física de estas personas, y no una adaptación de tablas físicas de personas normalizadas.

“También hay que destacar la constitución del Instituto SAMU de Investigación Científica (ISIC), del que dependerá la nueva Academia SAMU, que forma parte de la tercera pata del Plan 2030 y que versa sobre la gestión del talento. Este instituto está recién constituido y tenemos la esperanza de que sea un agente andaluz de conocimiento. Todas las grandes corporaciones tienen sus propios órganos de investigación científica y nosotros no podíamos ser una excepción”, señala Carlos González de Escalada.

Gestión del talento

Como ya se ha mencionado, la tercera y última pata del Plan 2030 es la gestión del talento. “En una organización como SAMU con 2.500 personas hay mucho talento, algunos visibles y conocidos y otros ocultos. En este sentido, desde el ámbito de Recursos Humanos, trabajamos para descubrir y fomentar que ese talento esté al servicio de la organización y que, además, no sea un talento estático, sino que es nuestra responsabilidad ir desarrollando y preparando a estas personas que son las que van a tirar del carro en 2030”, afirma José Antonio Trujillo. “Formar a estas personas desde el propio SAMU es una estrategia clave, es invertir en las personas que dirigirán esta casa dentro de 10 ó 15 años. Para ello, nos hemos dotado de un presupuesto muy ambicioso y de unos programas formativos muy potentes. La Academia SAMU es una de las iniciativas más exitosas y de mayor reconocimiento en toda la organización este año”.

“Actualmente ofrecemos un título de posgrado de Experto en Desarrollo directivo y también impartimos infinidad de cursos de formación en liderazgo, tecnología, formación financiera, nuevas tecnologías…”, añade Carlos González de Escalada. “Cuando estudias el recorrido de las grandes organizaciones, el mayor peligro que tienes es que se diluya tu esencia y esto nos preocupa mucho, sobre todo a la familia fundadora. No nos gustaría que la esencia fundacional, muy volcada en la prestación de servicios, en la logística, en la excelencia, en mimar todo lo que hacemos, se vaya perdiendo conforme vayamos creciendo. Y la única manera que tenemos de trasmitir esos valores es con programas específicos dirigidos al equipo directivo, formado por unas 120 personas”.

En este punto entra en juego Talento SAMU, una campaña para buscar el talento oculto que existe dentro de la organización, entre los trabajadores, con el objetivo de desarrollarlo y promocionarlo. Este proyecto tiene como objetivo que los propios empleados de SAMU puedan postularse en nuevos proyectos y optar a los puestos que se desarrollen dentro de la organización.

Alineados con los objetivos de la Agenda 2030

SAMU se proyecta como una organización líder a nivel nacional en la combinación de servicios de salud, de cobertura social y de acción ante emergencias. La combinación de las distintas áreas convierte a esta organización en un modelo inédito en España con enormes y demostradas posibilidades de replicar en el resto del mundo.

Alineados con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la proyección de SAMU en los próximos años estará marcada por el triple objetivo de ser una entidad sostenible económicamente, de carácter altamente social y enfocada a la globalidad. Todos ellos se sustentarán en el notable incremento de la responsabilidad social de la empresa, la promoción del crecimiento económico sostenido e inclusivo y por el empleo pleno y productivo.

Misión SAMU Ucrania-ODS 16-Agenda 2030

ODS 16: Promover sociedades pacíficas e inclusivas

Nadie hubiera podido imaginar el estallido de una nueva guerra, y el estupor del resto del territorio mundial ante tal salvajada. ¿Qué va a pasar con la población que sufre? ¿Qué va a pasar con los miles y miles de personas que están huyendo de su país, de Ucrania, abandonando su vida, su hogar? Ucrania necesita de la solidaridad de los países, de sus vecinos, de la población general. Se ha despertado en la sociedad una oleada de ayudas de todo tipo.

En el marco de la Agenda 2030, recordamos el ODS 16: Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.

Fundación SAMU, bajo este ODS, ha proyectado dos contingentes en zonas fronterizas en Ucrania, en colaboración con la institución americana Project Hope, con el fin de proporcionar asistencia sanitaria a las personas desplazadas de Ucrania debido a la situación sociopolítica actual y responder ante las necesidades asistenciales generadas por la crisis humanitaria. Esta misión forma parte de la iniciativa de los equipos médicos de emergencia de acción humanitaria de la OMS de la que Fundación SAMU forma parte.

Hay una creciente preocupación, así lo expresa el Mundiario, primer periódico global de análisis y opinión, sobre cómo va a trastocar esta invasión a la Agenda 2030 en Europa, sobre el cambio climático y la sostenibilidad. Cito textualmente: “Las razones descansan al descartarse un conflicto militar corto en el tiempo en el país ucraniano, tener que desviar inversiones hacia energías fósiles a falta del suministro del gas ruso y al rearme en los países de la OTAN, que de otra manera esos fondos se destinarían a renovables y políticas verdes, Se impone así la máxima de: Primero la guerra y luego el clima. Si en la Agenda 2030 nos hemos propuesto en Europa reducir un 55% los niveles de emisiones a la atmósfera y hasta neutralizar el consumo de combustibles derivados del petróleo hasta su prohibición total, es muy probable que con la invasión rusa en Ucrania, el cierre de gasoductos derive en un mayor consumo de carbón y petróleo, y cuyos desastres ambientales provocados repercuta en un desvío de las prioridades políticas, relegando las del cambio climático a un tercer rango. Además puede cuestionar la transición ecológica que aspiramos en la Unión Europea antes de entrar de lleno en la descarbonización de la economía”.

La Agenda 2030 será siempre un referente que guíe nuestras acciones en SAMU, y tendrá los ODS como objetivos transversales dentro de las metas generales de nuestra entidad.

Por Rocío Álvarez, directora del área de Sostenibilidad de SAMU